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El Nuevo Orden Mundial II

La gestión eficiente de los recursos naturales finitos, determinarán el futuro de la humanidad en el planeta. | Ismael Jiménez

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Escrito en OPINIÓN el

En agosto de 2016, científicos rusos, indetificaron en un poblado de la tundra siberiana, un brote de antrax que cobró la vida de varias personas de la región. La teoría señala, que el calentamiento global, provocó el derretimiento de los hielos en donde quedo atrapado un reno infectado por el virus, y que, durante más de 75 años, estuvo congelado.

Como el anterior, existen cientos de investigaciones realizadas por las más prestigiadas universidades del mundo, que hablan de cómo el derretimiento de los polos y de los glaciares a causa del calentamiento global, podrían estar liberando bacterias y virus potencialmente peligrosos para los seres humanos.

No vamos a especular aquí sobre si el covid-19, que hoy tiene de rodillas a la humanidad, es un efecto de la tesis anterior.

La idea es plantear, el pensamiento que, desde hace varias décadas, se intenta alertar a los gobiernos y a la sociedad, sobre los efectos que la explotación desmedida de los recursos naturales están generando en el planeta.

La contingencia sanitaria provocada por el covid-19, ha servido para que muchas de esas corrientes de pensamiento, tomen sus tésis como argumento para validar algunas de las teorías, que señalan que la humanidad se encuentra al borde de un desastre natural sin retorno.

De hecho, en estos momentos, parte de la discusión se centra en el pensamiento y deseo por mantener y recuperar la “normalidad” de nuestras vidas, las cuales están determinadas por el ajetreo económico y el consumismo desmedido que define a quienes se asumen como personas notables.

En el otro extremo, se encuentran quienes observan a la pandemia mundial, como un momento de inflexión para modificar los patrones de conducta y de consumo que han contribuido y provocado el calentamiento global.

El nuevo orden mundial, no pasaría solamente por determinar nuevas reglas de la economía global y la reorganización de la geopolítica mundial, también jugarán un papel importante las fuerzas que promueven en su discurso evangelizador, la resiliencia de las sociedades como su principal dogma de pensamiento.

Para algunos, “resilencia” significa resistir para mantener lo existente o preestablecido. No cambiar, sino salvaguardar los “valores” fijados que determinan a los diferentes grupos sociales.

En cambio, para otros, el nuevo orden mundial, significa retomar el desarrollo de la sociedad junto con el crecimiento económico, apegado a la preservación del medio ambiente. Esto, sin perder el respeto a los derechos humanos y de los pueblos originaros de todo el mundo.

Para quienes defienden esta postura, está claro que habitamos un planeta en el que los recursos naturales son finitos y que la manipulación de los capitales, ha hecho creer a la otra parte de la humanidad, que con riqueza monetaria, se pueden tensar al máximo los recursos naturales.

Tal vez, como humanidad, nos encontramos ante la oportunidad de redirigir nuestros pasos y resarcir los impactos generados en el medio ambiente; pero, tal vez también, nos encontramos ante la posibilidad de dar un salto sin precedentes en la evolución de las sociedades basadas en nuevas tecnologías y nuevo conocimiento.

En todo caso, en cualquiera de los dos escenarios, el principal reto, será conseguir un crecimiento equilibrado basado en la gestión eficiente de los recursos naturales, escasos y finitos.