Durante más de un año que lleva el gobierno de López Obrador hemos sido testigos de muchos errores y muchas mentiras, pero lejos de asumir su responsabilidad en los hechos siempre ha logrado salir adelante culpando al pasado y hablando de “otros datos” en donde las cosas no van tan mal. Hoy, ante la realidad de los feminicidios atroces que se han hecho públicos y ante los intentos de salir adelante minimizando la realidad, López Obrador ha llegado al punto en donde los pretextos están generando un verdadero enojo en la sociedad y aunque agarren a Lozoya y aunque culpen a quién culpen, esa molestia está creciendo. Algunos comentarios al respecto:
· La respuesta del presidente López Obrador ante el feminicidio de Fátima fue que se dio por “la enfermedad social” que dejó el neoliberalismo… lo curioso es que el presidente de la República crea que nos importa su juicio moral sobre las causales; ¡es el presidente! La única respuesta que se puede esperar sobre un caso así es qué se va a hacer y cómo se va a evitar que vuelva a pasar.
· Si quisiéramos su opinión sobre la crisis que pudo provocar el neoliberalismo ya la conocemos, en su libro “Hacia una economía moral” que tiene 158 páginas menciona 74 veces la palabra “neoliberal” y en todas lo hace de forma peyorativa. En páginas reales escritas menciona más de una vez cada dos páginas el término y desde el título de un capítulo: “el fracaso del modelo económico neoliberal” y hasta calificativos como: “el desastre del neoliberalismo”, “los recursos que entregaron los gobiernos neoliberales al bandidaje”, “neoliberal o neoporfirista” la palabra parece que es sinónimo de mal y corrupción, aunque creo que en el fondo ni escribió el libro ni la entiende del todo.
· En su apoyo, salió Martí Batres a decir “feminicidios son producto del neoliberalismo” perdiendo cualquier dejo de autoridad que le quedara como intelectual de izquierda y confirmando que el fanatismo y las ganas de defender lo indefendible acaban con cualquier tipo de prestigio y con la realidad.
· Los feminicidios, aunque se esmeren en negarlos y en calificarlos de “neoliberales” son una realidad alarmante en México. En 2019 se registraron 976 y en lo que va del 2020 van 265.
· No sólo López Obrador y Martí Batres han intentado distraer la atención al respecto. Ahí está el caso del Fiscal Gertz, ahí están las iniciativas que tipificaban y hacían homogéneas las causales en todo el país que desechó Morena en la Cámara de Diputados; ahí están las mujeres de Morena intentando comprobar que antes también había feminicidios (verdad de Perogrullo con la que creen que esquivan la responsabilidad del gobierno actual), ahí está Claudia Sheinbaum escondiéndose porque evidentemente hubo negligencia en el caso de Fátima, ahí está el 72% de los feminicidios de la Ciudad de México en 5 alcaldías de Morena y lo más importante ahí está la realidad que pueden negar o justificar pero no han podido (o querido) cambiar.
Es pronto para afirmarlo, pero si no cambian rápido esta realidad, será el inicio del fin de la confianza y del gobierno de López Obrador. Podrán esquivar la evidente corrupción que campea en su gobierno, podrán esquivar lo absurdo de sus macroproyectos como Santa Lucía o Dos Bocas, podrán esquivar incluso aspectos tan dolorosos y con tantas consecuencias como la falta de medicinas y de acceso a la salud, pero no van a poder esquivar la violencia en contra de las mujeres, y mucho menos negándola o responsabilizando al “neoliberalismo” de ella.
No sólo es alarmante e indignante el problema; es que ni siquiera han propuesto una solución y la respuesta del presidente López Obrador encabrona a cualquiera con un mínimo de respeto por la vida y la dignidad.