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El mundo cambió

México tiene solamente algunas cartas para negociar con Estados Unidos.

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Escrito en OPINIÓN el

Martes 8 de noviembre de 2016, a las 11:00 de la noche. Las caras de incredulidad comenzaban a permear lentamente en todos los asistentes a la Misión de Observación Electoral que realizamos en The Washington Center. Habíamos titulado nuestra reunión como “Watch Party” (cosa que se convirtió en todo menos una fiesta). Parecía funeral. Políticos y líderes sociales latinoamericanos, funcionarios de embajadas, y amigos de México reunidos en el lobby de un hotel, después de un día arduo de trabajo en el Capitolio de los Estados Unidos y en otros lugares históricos: todos ellos con la misma expresión de negación en su rostro. Donald Trump se acababa de llevar el triunfo en las elecciones presidenciales y tendría mayoría en el Congreso y en los estados de la Unión Americana.

 

La mañana del 9 de noviembre (miércoles) todo siguió como la noche anterior, y el análisis electoral que hicimos no fue placentero. Sin embargo, atinado. ¿Qué había pasado? Muchas cosas, todo lo que ya habíamos anticipado anteriormente: voto oculto, falta de participación, la trampa del Colegio Electoral, la enorme división entre el campo y la ciudad, la economía deshecha, la falta de empleos, la simplicidad de argumentos, los ataques sistemáticos, etc. Una larga lista compone las causas de lo que sucedió la noche del martes pasado. Ya iremos desmenuzando el argumento.

 

Sin embargo ahora tenemos que pensar qué sigue. ¿Hacia dónde vamos? ¿Hacia dónde va México? ¿Qué podemos esperar de la administración de Trump? Veamos. En primer lugar, tenemos que dejar de ser autocomplacientes y entender que subestimar a Trump fue un error. Lo subestimamos cuando dijimos que no sería candidato, luego que no sería presidente, luego que no se levantaría del escándalo de las grabaciones, y de los debates, etc. Subestimamos el sesgo institucional en Estados Unidos (como el caso del FBI, por ejemplo). Y seguiríamos cometiendo un error si subestimamos lo que habrá de venir en el futuro: “no va a construir el muro”, “no va a salir del NAFTA”, “no va a deportar gente”… Y así sucesivamente.

 

Tenemos que entender una dura realidad: el mundo ya cambió. El tipo de cambio amanece este día en casi 22 pesos por dólar. Habrá un realineamiento de las prioridades de Estados Unidos: seguridad, migración, comercio y empleo y por último infraestructura. No habrá énfasis en educación, en capacitación, en intercambio cultural, en fortalecimiento de la relación de socios; todo lo contrario. Habrá un sometimiento para que México cumpla. Somos el enemigo público número uno en el imaginario colectivo de los estadunidenses. Y lo que viene será duro para nosotros. Y hay que entenderlo. Dejarlo pasar como quien quiere hacerse “de la vista gorda” no servirá de nada. Este es el mundo nuevo en el que nos va a tocar jugar.

 

¿Esto quiere decir que estamos derrotados? No. Pero nadie puede hacer un análisis real a partir de escenarios imaginarios. ¿Qué debemos hacer entonces? Defendernos y establecer nuestras 3 prioridades. Con Estados Unidos no gana el que negocia con buena voluntad, sino el que se defiende ante el abuso. La gentileza en el país del norte se vive como debilidad, así que México tiene que dar la batalla en donde puede darla: negarse a renegociar el NAFTA (eso sería desastroso) y utilizar a los propios beneficiarios del tratado en Estados Unidos para ello (esos son aliados naturales). Establecer un perímetro de seguridad en la región, y no en nuestra frontera únicamente, y colaborar en materia comercial y en infraestructura con Estados Unidos y Canadá. Por último, negociar un plan para evitar la deportación de millones de personas y defender a las comunidades vulnerables de mexicanos en Estados Unidos. Estas 3 prioridades son las que tenemos que tener en mente. No podemos darnos el lujo de pensar en otras cosas, porque con ellos no tendremos más oportunidad que luchar por los verdaderos intereses para el país. Subestimarlo sería nuestro peor error; sería no haber aprendido nada de lo que sucedió en el último año y medio.

 

México tiene solamente algunas cartas para negociar con Estados Unidos su posición, pero tiene que jugarlas magistralmente. Y todos tenemos que entenderlo. No es momento de ser pesimistas: tenemos que ser realistas, y actuar con nuestra mejor voluntad para defender nuestros intereses. Como dije antes, en Estados Unidos respetan al que lucha por lo suyo, no al que concede por ser “buena gente”.

 

@fedeling

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