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El monólogo de Miss López y Míster Sheinbaum

El proceso ha concluido: la mimetización de Claudia Sheinbaum con López Obrador está completa. | Leonardo Martínez

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Escrito en OPINIÓN el

El proceso ha concluido: la mimetización de Claudia Sheinbaum con López Obrador está completa. Si fueran personajes de novela podrían transmutarse el uno en la otra, o viceversa, y no habría necesidad de cambiar el texto. Porque las visiones, las razones, los pretextos, los insultos, las culpas, las mentiras, las palabras y las frases expresadas por ambos personajes serían iguales. La narrativa de Míster López y Miss Sheinbaum sería la misma que la de Miss López y Míster Sheinbaum: la de un mundo binario, tribal y simplista en el que no hay matices sino dos grupos opuestos e irreconciliables en una épica y eterna lucha imaginaria. 

Ellos, por supuesto, encarnan a los buenos en ese imaginario retórico, y todos los demás, los que tenemos opiniones distintas, somos los malos, los enemigos, los corruptos, los retrógradas, los “conservadores” y los neoliberales causantes de todos los males. Uf, qué narrativa tan simple y al mismo tiempo tan poderosa, a decir del éxito que ha tenido en los países actualmente azotados por demagogias y populismos.    

El proceso de mimetización de Sheinbaum traía sus propios tiempos, pero se aceleró cuando, sintiendo que llevaba una cómoda ventaja sobre el titular de la secretaría responsable de las chambas domésticas y los recados exteriores, de repente le salió otro competidor, paisano de su jefe, que tiene posibilidades reales de arrebatarle la candidatura de Morena para el 2024. A partir de ese momento se notó cómo se revolucionaron los esfuerzos de Sheinbaum para ganarse a como dé lugar el favor de su patrón, elucubrando alegremente sobre los temas que le interesan a él e ignorando los asuntos que le reclaman los ciudadanos que gobierna.   

Hay temas en los que la alineación del discurso es sencilla porque no conlleva contradicciones de fondo para Sheinbaum, como el torpedeo contra el INE y sus consejeros, o contra las resoluciones que impiden que los funcionarios públicos hagan campaña a favor de la farsa de la revocación. Pero hay otros temas en los que la mimetización revela contradicciones profundas entre el historial de Sheinbaum y la narrativa de López Obrador, como los que tienen que ver con la UNAM, con el quehacer científico, con las luchas ambientalistas, y de manera muy especial, con el feminismo.

Por ejemplo, muy en el fondo y con apego a su formación científica y de ambientalista, Sheinbaum sabe perfectamente bien que el aeropuerto, la refinería de Dos Bocas y el tren maya son todos proyectos científica, técnica y ambientalmente reprobables. Y sin embargo, su obsecuencia y su sumisión pesan más que los principios que aparentemente habían guiado su carrera durante décadas. 

Ahora bien, hay un tema de la mayor importancia en el que la mimetización le ha presentado dificultades profundas, y es el tiene que ver con la fuerza que está adquiriendo el movimiento feminista. 

Es cierto que desde que estaba en campaña para la jefatura de gobierno dijo que ella, como mujer, iba a estar de lado de las mujeres. Pero lo es cierto que nunca ha cumplido y que desde la primera marcha de mujeres que le tocó atender en el puesto demostró un gran desconocimiento del tema, animadversión hacia las participantes y una falta absoluta de empatía con las mujeres que claman la intervención del Estado para reducir las violencias en su contra. 

Ya entrada en precampaña para el 2024 y con el pretexto de sumarse a la conmemoración del 8 de marzo, organizó un evento con las gobernadoras morenistas que resultó en un penosa y ridícula apología de López Obrador, macho orgulloso y declarado antifeminista. En el evento no presumieron avance alguno en los reclamos de justicia e igualdad de las mujeres, simple y sencillamente porque no hay ninguno. Muy al contrario, es sabido y está documentado que el desamparo de las mujeres ante todos los tipos de violencia ha empeorado desde que López Obrador llegó al poder. 

La perorata de Sheinbaum en el “mitin feminista” de apoyo a López Obrador (me pregunto si puede haber algo más contradictorio) es en efecto una acabada loa de contradicciones. Recordemos que él mismo ha predicado en más de una ocasión que el neoliberalismo promovió el surgimiento del movimiento feminista para tratar de detener la transformación que en su imaginario está llevando a cabo (ahora me pregunto si puede haber algo más descabellado). 

Aún así, Sheinbaum hace malabares para tratar reescribir el guion de manera que las mujeres le crean que el principal propulsor de los derechos de las mujeres es el mismísimo López Obrador.  Sí, ese mismo personaje que ha desaparecido las estancias infantiles, las guarderías, los refugios para mujeres violentadas y los programas escolares de tiempo completo, desquiciando la vida cotidiana de millones de mujeres. El mismo hombre que cada 8 de marzo, demostrando la incomprensión y el pavor que le tiene a las mujeres activistas, se esconde en el Palacio Nacional detrás de una muralla metálica infranqueable, resguardada por policías y militares, como si esperara el ataque de un comando artillado.  

En el mitin mencionado Sheinbaum se inspira: “El movimiento feminista surgió de la izquierda, porque feminismo no se conjuga con conservadurismo; porque los derechos de las mujeres no conjugan con antidemocracia; los derechos de las mujeres no se conjugan con el autoritarismo, porque los derechos de las mujeres no se conjugan con la corrupción. Los derechos de las mujeres no se conjugan con el neoliberalismo, los derechos de las mujeres se conjugan con la economía moral”. Difícil de entender para nosotros los ciudadanos de a pie, cómo es que, si la 4T se ha revelado en los hechos como un movimiento conservador, antidemocrático y autoritario, en el que no ha disminuido sino aumentado la corrupción, se puede afirmar según la lógica de Sheinbaum que dicho movimiento conjuga con el feminismo. Lo de la economía moral ya lo he comentado en otra ocasión y no vale la pena desperdiciar más energía ni gastar más el teclado en ello.

Pero entonces la inspiración de Sheinbaum llega a su clímax: “Yo pregunto aquí, porque luego no se recuerda ¿Quién hizo el primer gabinete paritario de la historia de México? ¿Quién propuso una mujer en el Banco de México? ¿Quién ha propuesto más mujeres en la Suprema Corte de Justicia? Que vivan las mujeres, que viva la 4T, que viva el presidente López Obrador”. 

Pero las mujeres colocadas por López Obrador en los organismos y dependencias de los tres poderes han demostrado, en los hechos, ser completamente sumisas, obsequiosas e ignorantes de toda perspectiva de género; son todas parte del gabinete florero. Por ello y por todo lo comentado anteriormente, resulta claro que el argumento de Sheinbaum para tratar de conciliar el antifeminismo declarado de su jefe con el espíritu de la 4T no se sostiene ni construyendo un elaborado sistema de machincuepas epistemológicas.

Así las cosas, todo indica que seguiremos escuchando durante un tiempo el monólogo a dos voces Miss López y Míster Sheinbaum.