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El momento de la votación electrónica

El uso de instrumentos electrónicos de votación fortalece el cumplimiento de los principios que rigen la materia electoral. | Carla Humphrey

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Escrito en OPINIÓN el

El pasado 20 de octubre, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE), su máximo órgano de dirección, aprobó el Plan de Trabajo de la Comisión Permanente de Organización Electoral en el que, entre muchos objetivos y alcances, destaca la realización de amplios estudios para contar con los diagnósticos relativos a la implementación y uso de herramientas tecnológicas de la información y comunicación, con la intención de reducir costos y tiempos de ejecución administrativos y organizacionales.

En particular, el INE a partir de estos diagnósticos y estudios tendría elementos para evaluar la implementación, por ejemplo, del uso de urnas electrónicas de manera gradual en los procesos electorales tanto federales como locales.

Estos dispositivos electrónicos se han utilizado desde hace más de una década principalmente a nivel local. Coahuila fue una de las entidades pioneras al usarlas en 2005; desde entonces, más de 20 Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE) las han utilizado ya sea en ejercicios no vinculantes para medir la opinión de la ciudadanía sobre su uso, hasta su uso en elecciones, ahora sí de forma vinculante, e inclusive en ejercicios de participación ciudadana.

Al respecto, es importante referir que el pasado 3 de febrero de este año, el INE conoció el informe sobre la evaluación de la utilización de urnas electrónicas en los procesos electorales locales de Coahuila e Hidalgo. En dicho informe se desprende, entre otras consideraciones, que 7 de cada 10 personas encuestadas manifestaron mucha confianza en estos mecanismos y solamente el 5.5% expresó que no le generaban confianza; 91% de las y los encuestados manifestaron como alto la facilidad de su uso, y 98.8% refirió que desearían que en próximos procesos electorales fueran realizadas con urnas electrónicas.

Si revisamos las resoluciones de las instancias jurisdiccionales, observamos que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) (Sentencia SUP-RAP-34/2021) en marzo de este año confirmó el acuerdo del INE mediante el cual aprobó los instrumentos jurídicos y técnicos necesarios para instrumentar el voto presencial con urna electrónica en las casillas únicas en los procesos electorales federales y locales 2020-2021 de Coahuila y Jalisco.  El TEPJF fue contundente al determinar que la implementación de la urna electrónica maximiza el derecho a votar y que la incorporación de los avances tecnológicos busca dotar de mayor agilidad y certeza a las elecciones.

En otra sentencia (SUP-JDC-1076/2021 y acumulados) el TEPJF apenas el pasado 14 de octubre abordando un asunto relacionado del voto de las y los migrantes mexicanos, hizo una serie de reflexiones interesantes sobre los beneficios del voto en urna electrónica. Por ejemplo, consideró pertinente que el INE llevara a cabo un estudio donde se exploren las herramientas que se podrían implementar para garantizar el derecho de estos electores  y electoras a votar presencialmente en las sedes diplomáticas mexicanas en el exterior, considerando que entre las mismas podría encontrarse la urna electrónica.

El uso de instrumentos electrónicos de votación fortalece el cumplimiento de los principios que rigen la materia electoral ya que, por ejemplo, aumentaría el grado de certeza en la manifestación de la intención del voto, pues sólo serían nulos aquellos votos que fueron emitidos bajo la opción de “voto nulo”.

El uso de urnas electrónicas evitaría diversas complicaciones que se registran en las casillas por errores aritméticos durante el cómputo y escrutinio. Asimismo, enaltece el principio de transparencia electoral toda vez que se podría arribar a conocer, en tiempo real, los cómputos respectivos una vez que hayan cerrado las casillas electorales, entre varias ventajas más.

No obstante, y no menos importante, sería conocer el posible ahorro presupuestal en un mediano plazo con el uso de la urna electrónica y el uso de tecnología para diversas etapas del proceso electoral, ya que se evitaría el cuantioso uso de papel en la impresión de boletas electorales, diversa documentación auxiliar, en la generación de los sistemas de programas de resultados electorales preliminares, entre otros. Las urnas electrónicas podrían ser utilizadas en varios procesos electorales e incluso en diversos ejercicios denominados de participación ciudadana.

Ha llegado el momento de que las instituciones electorales se modernicen de acuerdo con los tiempos en los que vivimos pero, sobre todo, generen elementos que permitan dar mayor certeza a los resultados electorales que, invariablemente deberán estar acompañados de la supervisión permanente de todos los actores políticos y de las auditorías que sean necesarias que garanticen el uso efectivo de la votación electrónica.