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El militar retirado, el gran héroe olvidado

Hoy el personal militar retirado que ingresó en los años ochenta y noventa se enfrenta a una problemática para la cual no están preparados. | César Gutiérrez

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Escrito en OPINIÓN el

La pandemia nos ha cambiado la vida en todos los sentidos. Hoy no está nada escrito. El impacto que se ha producido en la salud, en el trabajo, los negocios y la propia vida diaria nos demuestra la claridad de una frase mítica: “Puedes hacer planes para vivir cien años, pero debes estar preparado para morir mañana”. Esto nos lleva a la siguiente reflexión.

Hoy el personal militar retirado que ingresó en los años ochenta y noventa se enfrenta a una problemática para la cual no están preparados. ¿Por qué una aseveración tan directa? Se los explicaré: 

Todo comienza por el raquítico haber de retiro, el cual provoca que ese ciudadano trate de buscar un trabajo en el medio civil, atmósfera muy diferente a la que se vive dentro de un cuartel. Y cuando se presenta a una entrevista de trabajo, resulta que no reúne el perfil, la edad y la experiencia para hacer ¿qué?. 

Muchas veces son rechazados porque su preparación no es acorde a lo que requiere una empresa o un cargo en el sector público. En muchos casos no se cuenta con un grado académico, ni expertise para desarrollarse sin ningún contratiempo. Además, no todos son yernos de un alto funcionario que los pueda recomendar.

El único mercado laboral que encuentra la gran mayoría de ellos solo es en el ámbito de la seguridad, en el mejor de los casos; muchas veces como escolta o de intramuros en la seguridad privada. Así, en vez de disfrutar de su jubilación, comienzan un vía crucis para sobrevivir en un ambiente inhóspito, teniendo como principal tarea, ayudar a que sus hijos estudien el nivel medio superior o superior.

Si bien es cierto que existen historias de superación, estas representan un aproximado del 15% de la totalidad de esa población, pero aquellos tuvieron que invertir con sus propios medios en su educación. Esta desigualdad es la que no permite que ese personal retirado pueda adaptarse al medio civil.

Sin embargo, la Sedena ha impulsado dentro de su página de internet, un portal tipo bolsa de trabajo, la cual considero una idea muy buena e ingeniosa, el único detalle es que además de lenta tiene muchos problemas para su acceso. ¿Cuántos podrán lograr ser candidatos para obtener un buen empleo? Habría que afinar detalles que puedan agilizar los procesos y abatir la burocracia que implica el método de selección.

Existen antecedentes, hojas de actuación y de trabajo en donde se manifiesta la buena o mala conducta del posible candidato. Además,  se supone que están registrados sus cursos, habilidades y preparación. Cuando se tiene el ánimo, querer es poder, porque ideas hay mil, y la solución es cuestión de instruirla.

Muchos tienen un ego mal enfocado y sin sentido de lógica o razón. Todos, absolutamente todos los militares, tendrán que llegar al umbral del retiro,  ya sea de manera voluntaria o por edad límite, sean del grado que sean. ¿Por qué eximirlos de diversos beneficios o evitar mejorar la calidad de vida de los de menor jerarquía?, 

¿Acaso esas mujeres y hombres cuando sirvieron en el activo no dieron resultados? ¿Cuántos héroes hoy olvidados no han recibido ni condecoraciones ni reconocimientos por su ardua labor y trabajo? ¿Acaso no participaron en operaciones contra el narcotráfico, en la ejecución del Plan DN-III-E, no estuvieron en operaciones de alto impacto, no estuvieron en las operaciones de restauración del orden en el teatro de operaciones desplegado en el estado de Chiapas? Esta divergencia debe ser analizada, no olvidemos que aún falta mucho por hacer. Han aumentado las tareas y labores, no se puede permitir que todo este esfuerzo siga manteniéndose en el olvido en un futuro para quienes se retiren del servicio activo. 

En diversas columnas he señalado la importancia de cuidar el material humano de la Secretaría de la Defensa Nacional, ya que al ser la mejor institución del país, se esperaría que cuidara a sus elementos como si fueran sus hijos. Con mayor razón se debería proteger sobremanera al personal militar retirado. No se procura que el elemento que dio su juventud y lealtad a esta institución termine con un haber de retiro, el cual no alcanza para los gastos cotidianos, y mucho menos para solventar el pago de los estudios de los que tienen hijos (que son la gran mayoría).

La preparación y capacidades técnicas y tácticas militares no son valoradas en el ámbito civil ni policiaco, por que como todos sabemos el policía no quiere mucho al militar, ya que choca con su ideología. Así, vemos a cientos de hombres valientes que dejaron su juventud,  salud y lealtad en el ejército, fuerza aérea y marina, para ser olvidados y convertirse solamente en un número más de matrícula que no le  importa a los altos mandos. Se convierte en un héroe desconocido, y muchas veces hasta incómodo, al cual se le ve como una carga al presupuesto de las secretarías de la defensa y marina.

Es entonces cuando empieza el peregrinar del militar retirado ante la necesidad de cubrir los gastos y llevar comida a la mesa. Como puede, se las ingenia para suplir las necesidades de la familia donde él es cabeza y sostén, aquél que siempre solucionaba todos los problemas.

Al enfrentarse con la realidad de la vida, fuera de los cuarteles, ve la triste realidad, donde sus cursos, estudios y preparación no es entendida. Se le relega a un trabajo de seguridad mal pagado y poco valorado. Y si acaso tiene la oportunidad de conseguir trabajo en el gobierno, choca con sus compañeros y jefes al ser demasiado eficiente, puntual, limpio, ordenado y trabajador. Este golpe de realidad lo hace ver que, desafortunadamente, toda su lealtad y sentimiento de pertenencia fue olvidado por la institución. Al ser un elemento en retiro, se convirtió en un ser olvidado, inexistente y poco valorado, considerado muchas veces una carga para la que fue su casa, su amor y el más grande de sus orgullos.   

Por último, no podemos negar que este último mes ha sido muy complicado para nuestro país. Entre desbordamientos de ríos, temblores y catástrofes naturales, los cuerpos de protección civil, junto con la Guardia Nacional, el Ejército Mexicano y la Armada de México, han hecho un trabajo sobresaliente, el cual merece todo nuestro reconocimiento. Hemos visto la implementación del plan DN-III-E, el Plan Marina y el plan GN-A por parte de la Guardia Nacional, el cual amplía las tareas de apoyo de los habitantes de nuestra República Mexicana. Ni los detractores de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Nacional pueden negar que el apoyo y trabajo realizado por estas tres dependencias, en coordinación con autoridades federales y locales, ha dado excelentes resultados en el apoyo y cuidado de la población civil más afectada. Por esta razón envío mi más grande admiración y reconocimiento a su trabajo y vocación de servicio a favor del pueblo de México.