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El México que pudo haber sido

La crisis de credibilidad se extiende a la institución del Senado de la República.

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Escrito en OPINIÓN el

“Veo un México con hambre de sed y justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales” fueron las palabras que acercaron al malogrado candidato a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio, a un entusiasmo ciudadano y político, y que en términos de comunicación política, podría ser lo más parecido al célebre discurso de Martin Luther King “I have a dream”.


El discurso que pronunció Colosio actualmente es utilizado por la clase política para invocar las bondades, de lo que pudo haber sido su gobierno. Nadie podría saber a ciencia cierta si sería la mejor administración del país o si podría haber iniciado con una renovación moral de la ciudadanía y la clase política.


También de manera reciente, el mismo partido de Colosio conmemoró un aniversario más del nacimiento de El Patricio, Benito Juárez, en cuyo ideario político descansa gran parte del sistema político y jurídico mexicano.


En la paradoja de la vida, resulta curioso que el mismo partido que invoca los mejores dotes y virtudes, tanto de Juárez como del asesinado candidato, sea ahora quien se encuentre involucrado en crisis de credibilidad y en escándalos de corrupción.


Son crisis de credibilidad, porque casi un lustro después se sigue ciñendo la sospecha que su magnicidio fue orquestado desde las entrañas del sistema político mexicano, de cuyo instituto político también dirigió.


Es en ese mismo lustro que vio pasar a un par de administraciones del Partido Acción Nacional, pero que al regresar a ocupar la Residencia Oficial de Los Pinos al triunfo de Enrique Peña Nieto, parece que el viejo partido no aprendió la lección y no corrige sus antiguos errores, sino que regresaron en una versión corregida y aumentada.


No contrasta el espíritu del discurso de sed y justicia de Colosio, cuando en la comisión de honor y justicia del PRI cambió de dirigente dos ocasiones en menos de una semana, para aprobar el dictamen que exoneró al ex presidente del PRI en el DF, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, acusado de dirigir una red de prostitución con recursos públicos. A esto se refería Colosio con el agravio por la ausencia de justicia. Cabe la posibilidad que exista un gran compromiso con el también llamado “Rey de la Basura”, cuando gran parte de las candidaturas en el Distrito Federal le han sido asignadas a cuadros políticos allegados a este impresentable personaje, como su señora madre.


La crisis de credibilidad se extiende a la institución del Senado de la República, cuando más de 50 mil ciudadanos se volcaron para rechazar la designación en la terna, que el titular del Poder Ejecutivo Federal hizo sobre Eduardo Medina Mora, como candidato a Ministro de la Corte, un abogado que fue director del CISEN, procurador general de la República, embajador de México en Gran Bretaña y en Estados Unidos, sin experiencia alguna en la función jurisdiccional y que al final, la suerte política le favoreció.


Es de este órgano legislativo que sale la actual titular de la PGR, con el entredicho de tener lazos consanguíneos con un vicepresidente de Televisa, lo que pone en duda la imparcialidad de sus actuaciones y visto como un pago más en la larga cadena de favores políticos, entre esa empresa y el gobierno en turno, como la exención de alrededor de 3 mil millones de pesos en impuestos.


Por otra parte, escándalos de corrupción en personajes del sistema político mexicano, cuyos montos y cinismo se vuelven ofensivos, ante unas restricciones presupuestales que no permiten el impulso de la economía, desde la inversión gubernamental.


Las propiedades en Nueva York del ex gobernador de Oaxaca, José Murat; la Casa Blanca del presidente de la República y del secretario de Hacienda; la línea 12 del metro; así como el Tren México –Querétaro, Ayotzinapa, Tlatlaya, CNTE, CETEG-, y un largo etcétera.


En algún otro momento el país vivió otros graves momentos de crisis: En sesión del 15 de diciembre de 1861, Vicente Rivapalacio, presidente del II Congreso, se dirige al presidente Juárez, a quien la asamblea le otorga facultades extraordinarias para hacer frente a la intervención francesa, con el siguiente discurso de Estado: “La historia enseña que todas las naciones, para llegar a la reforma y a la verdadera civilización, han tenido que pasar por pruebas terribles y por dolorosos sacrificios, y muchas veces los pueblos más poderosos debieron tocar el borde del abismo y, sin embargo, pudieron salvarse por la fe y la unión entre sus hijos”.


En el México que pudo haber sido y con todo lo mucho que son recordados. ¿Habrían Juárez o Colosio tolerado esto?