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El México que pudo haber sido

El México de hambre de sed y justicia ve cómo es utilizada la institución del Ministerio Público para perseguir contrincantes electorales | Rodolfo Aceves

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Escrito en OPINIÓN el

Muchas lecturas tiene el célebre discurso pronunciado por el malogrado Luis Donaldo Colosio Murrieta en 1994 y traído por el candidato José Antonio Meade Kuribreña, a propósito del 89 aniversario del PRI.



Veo un México con hambre de sed y justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales

Es parte del texto con una gran carga de comunicación política y que podría ser lo más parecido al célebre discurso “I have a dream” de Martin Luther King.



El México de hambre de sed y justicia ve cómo es utilizada la institución del Ministerio Público para perseguir contrincantes electorales; pero en un temerario comentario, el candidato del Frente por México, Ricardo Anaya, señaló que de llegar a la Presidencia de la República podría existir prisión para el presidente Enrique Peña Nieto, si es que existen pruebas. Esto luego de la amplia voluntad del Ministerio Público para exhibir presuntas pruebas de actos ilícitos del candidato, pero sin presentar denuncia alguna.



Esto trajo que unas 60 personalidades de la academia y empresarios publicaran una carta dirigida al presidente Enrique Peña Nieto, a quien le reclaman el uso político de la PGR:

[...] pone a México junto a países con regímenes autoritarios y democracias totalmente disfuncionales [...]

Advierten el conjunto de firmantes.



La apuesta de los operadores o estrategas políticas podría consistir en provocar un desgaste en la imagen del candidato Anaya y, con ello, debilitar las diversas opciones políticas del próximo proceso electoral, lo que causará un debilitamiento en la democracia mexicana.



Ese México de hambre de sed y justicia ve escándalos de corrupción que cimbran la estructura de la clase política mexicana, sin que ello provoque un mínimo rubor por la presunción o sin que la autoridad del Ministerio Público ejerza sus funciones sobre quien sea responsable.



No contrasta el espíritu del discurso de sed y justicia de Colosio, cuando persisten escándalos de corrupción e impunidad, cuyo conocimiento abarcan gran parte de la latitud del país, y que menoscaba a las finanzas públicas, en cuyos montos y cinismo se vuelven ofensivos, ante unas restricciones presupuestales que no permiten el impulso de la economía, desde la inversión gubernamental.



Escándalos en las políticas públicas de seguridad y de derechos humanos, cuya eficiencia es cuestionada por los pobres resultados en estos rubros de la administración pública



Así se encuentran los escándalos de corrupción de Odebrecht, Estafa Maestra, Software Pegasus, las tarjetas de Bansefi, las once órdenes de aprehensión contra el exgobernador de Chihuahua, César Duarte y otras pifias en contra de la justicia y que se insertan en la impunidad.



El discurso que pronunció Colosio actualmente es atraído por la clase política para invocar las bondades de lo que pudo haber sido su gobierno. Nadie podría saber a ciencia cierta si sería la mejor administración del país o si podría haber iniciado con una renovación moral de la ciudadanía y la clase política.



Es ese mismo partido que vio pasar a un par de administraciones del Partido Acción Nacional, pero que, al regresar a ocupar la Residencia Oficial de Los Pinos al triunfo de Enrique Peña Nieto, parece que el viejo partido no aprendió la lección y no corrige sus antiguos errores, sino que regresaron en una versión corregida y aumentada.

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