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El mexicano y su doble moral

COLUMNA

Por
Escrito en VERACRUZ el

Gran revuelo causó a mitad de semana el proceso electoral estadounidense, en donde se eligió al presidente número 46 de la unión americana en medio de una reñida competencia por la Casa Blanca y un marcado divisionismo entre los electores, que como siempre apoyaban a cada uno de sus candidatos. Sin duda, una elección muy controvertida; por un lado, por lo que representa la figura del magnate, y actual  presidente Donald J. Trump y, por el otro, la aguerrida campaña el candidato demócrata Joseph Robinette Biden Jr. (Joe Biden) junto a su compañera de fórmula, Kamala Harris.

En este sentido, Joe Biden, sin duda realizó una intensa campaña hacia los estadounidenses en contra de todos los pronósticos y las encuestas que, en su gran mayoría y por la constante reelección de los presidentes en ese país, daban por hecho que el actual mandatario conservaría el poder. Sin embargo, es verdad el dicho aquel que dice que “En política: nunca nadie está del todo muerto”, y así es como la fórmula demócrata enfrentó el panorama hasta obtener el resultado del pasado 05 de noviembre.

Teniendo al frente a un candidato demócrata con la experiencia y el reconocimiento de Joe Biden y a su lado a la primera mujer afroamericana de descendencia hindú en contender por el cargo de vicepresidente en Estados Unidos, el candidato republicano, y actual presidente, Donald Trump no tuvo las armas suficientes para salir aventajado de esta contienda, ante una nación fragmentada por el discurso divisorio del mandatario y su política excluyente contra quienes no pensarán como él o representarán una amenaza a sus intereses políticos. El resultado, un presidente contemporáneo que no se reelige, el presidente electo más votado de la historia y la primera mujer vicepresidente de esa nación.

Sin embargo, este proceso no solo logro dividir a los estados, los ciudadanos y la clase política estadounidense, sino también al mundo entero, a personas de todas partes del globo, quienes, desde su perspectiva, apoyaban a uno u otro candidato.

Pero también, sacudió a la clase política internacional, entre quienes sí felicitaron a quien hasta el momento resulta aventajado en los números, el candidato demócrata, y quienes decidieron esperar para no  intervenir en el proceso electoral que no concluye hasta que se terminan de contar todos los sufragios emitidos, lo cual en la unión americana aún resta trabajo por hacer debido a los más de 100 millones de estadounidenses que lo hicieron vía correo.

En el caso del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, muy a su estilo y con la paciencia que le caracteriza, decidió no emitir comentario alguno en este sentido debido a que, según él, aún se tiene que llegar al final del proceso y más cuando todavía faltan contar sufragios y dar resolución a los recursos interpuestos por Trump. Debido a esto, la sociedad mexicana se polarizó y muchos incluso llegaron a escandalizarse, la mayoría de ellos opositores, por la “no felicitación” de AMLO hacia Biden con motivo de los resultados conocidos hasta el momento.

De esta forma, surgen ciertas interrogantes: ¿A caso los que hoy se escandalizan por este hecho no son los mismos que se escandalizaron por la visita de AMLO a la Casa Blanca en julio de este año, como parte de la ratificación del T-MEC, por tacharlo de ´ponerse de tapete´ ante Trump, cuando esta visita lo único que representaba era un asunto de Estado y de relevancia para ambas naciones? ¿No existe una gran diferencia entre realizar una gira de gobierno y felicitar a un candidato que resulta aventajado en los números preliminares de una elección?

Por un lado, criticamos la prontitud del presidente de México para asistir a la Casa Blanca en una visita de Estado y, por el otro, recurrimos nuevamente a la crítica, pero ahora por no emitir un mensaje,  adelantado” hasta cierto punto, a quien resulta “ganador” en un proceso electoral que aun no concluye y en el cual aún se están analizando recursos interpuestos por una de las partes, lo cual habla de la no intervención de México en asuntos de otras naciones.

Sin duda, la felicitación tiene que llegar, así como la que se dio el día 09 de noviembre desde Palacio Nacional hacia el nuevo presidente de Bolivia, Luis Arce Catacora, quien también resulta vencedor en una elección polarizada por los antecedentes en ese país y su expresidente Evo Morales, pero a quien el presidente López Obrador felicita habiendo ya juramentado como mandatario boliviano, no antes.

Lo cierto es que tal parece que sí aplica a los mexicanos aquel dicho tan famoso del último expresidente: “Ningún chile les embona” y más cuando de política se trata, estamos en contra de todo y a favor de nada, todo criticamos y nada nos parece, al grado de ahora exaltar a Salinas de Gortari, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto en los baños de pueblo que se daban en cada desastre natural, por el simple hecho de mojarse hasta los pantalones, pasando por alto todo el daño causado a la nación. En fin, el mexicano y su doble moral.

Es cuanto.