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El lenguaje de los partidos

Los partidos deberían de actuar y no sólo buscar su permanencia.

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Escrito en OPINIÓN el

 

¡A güevo! dice un joven como respuesta a la pregunta de si él es turquesa, color distintivo en la propaganda del partido Nueva Alianza, esa franquicia organizada por Elba Esther Gordillo, que está difundiéndose en radio. Así, el partido que presume ser la representación de los maestros, nos deja la posibilidad de reflexionar en las acepciones de la expresión en un ejercicio pedagógico, como debe ser para quien presume su origen.

 

Una de ellas es manifestación de alegría, de ¡por supuesto!, dicha como si no hubiera ninguna alternativa mejor que esa, y, la segunda, como una expresión de coerción, de obligación, de que se está a fuerza, obligado, como pudiera ser en un partido que se manifiesta corporativo, para uso exclusivo de los dirigentes del SNTE. [El Diccionario de Mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua (Siglo XXI Editores/Academia Mexicana de la Lengua, 2010, pág. 261) sólo señala “güevo. M. supran. pop/coloq/obsc/euf. Testículo. II (de) a -. LOC. ADV. Pop/coloq/vulg. Por la fuerza, obligatoriamente: “Me tuve que quedar en la oficina de a güevo”].

 

¿Cuál fue el sentido? ¿Es el INE así de abierto? ¿Serán tan permisivos con el uso de otras expresiones, igualmente coloquiales, cuando se refieran a la idiotez de x o y candidato o funcionario público? ¿Qué sigue, que los partidos le mienten la madre a cualquiera o todos? ¿Serán tan abiertos los partidos en el diálogo si los ciudadanos les hiciéramos lo mismo? ¿Nos acusarían de faltas a la moral, las buenas costumbres y el buen nombre de las personas? ¿Nos llevarán a esa modalidad actual de “juicio oral” ante el poder judicial?

 

El nivel

No me asusta el uso de ese tipo de expresiones pero me parece una falta de respeto a los ciudadanos que tenemos que sufrir las barbaridades de su propaganda, así las mentadas sean el signo de los tiempos.  Sorprende la falta de argumentos y capacidad de los dirigentes y  de los publicistas para presentar las propuestas de un partido y que lo único que puedan hacer es suponer que en esa expresión está dicho todo. ¿Bajo cuál acepción está en la cárcel Elba Esther?

 

Las propuestas

La política actual, la que están generando las instituciones públicas, los partidos, los diversos poderes está llena de mucha basura y pocas propuestas ¿Alguien sabe realmente cuál es la diferencia programática de uno y otro partido? ¿Han hecho algo éstos para que el ciudadano conozca sus propósitos, su ideario (si lo hay), su proyecto de gobierno? ¿Para qué sirven los anuncios propagandísticos, los miles de millones invertidos por cada uno en las campañas?

 

Son muchas preguntas, estas son un ejemplo. Habría que exigir que los candidatos se presentaran ante los ciudadanos en formatos de diálogo abierto y expliquen qué van a hacer en el Congreso ¿seguir las líneas de los acuerdos cupulares?  Por supuesto no sería necesario que “lo firmen y lo cumplan” porque después se les olvida, como en el caso de los firmados por el actual jefe del Poder Ejecutivo. Y sólo he hablado de lo que los partidos suponen debería de hacerse: ejercer el voto.

 

Las opciones

La discusión sobre votar por algún partido, ejercer el voto nulo (por ejemplo marcar la boleta con el número 43) o abstenerse está en el centro. La argumentación de que no votar por algún partido es dejarle al PRI la posibilidad de ganar, parte del supuesto de que hay diversos partidos que valen la pena, en primer lugar, y que el voto se respeta, que no hay coerción y compra (abierta o velada) de votos, además. Es suponer, también, que los ciudadanos tienen claro que todos los candidatos han tenido un diálogo con los ciudadanos y que los medios electrónicos han difundido sus plataformas.

 

El voto nulo es una opción ciudadana para rechazar el sistema: ¿Qué sucedería si 30% de los participantes en la votación (de por sí exigua, con mucha abstención) rechaza las opciones presentadas porque no convencen? Si la elecciones intermedias muestran siempre una escasa votación, no más de 40/45% del padrón, ¿cuál credibilidad y justificación moral puede tener alguien votado por sólo 20 o 25% del mismo, es decir,  12% de la población?

 

¿Elección o plebiscito?

Si se exige un constituyente, otro modelo de nación, estas votaciones son el plebiscito necesario para señalarlo y los partidos que realmente quieren que haya otra política deberían de considerarlo. La moneda está en el aire. ¿Hay otra forma de cambiar pacíficamente al país? ¿Algún partido puede hoy, con ese nivel de discurso, hacerse de la mayoría y modificar las leyes? ¿Seguiremos con el “ya merito” tan coloquial y tan conformista de los partidos de oposición?

 

De pilón…

No se olvida Ayotzinapa, Tlatlaya, San Fernando, los derrames en Sonora, Grupo México, Ficrea, la casa blanca. Los partidos deberían de actuar y no sólo buscar su permanencia. Un partido que no arriesga y compromete su existencia en el reclamo y acciones de justicia no merece el voto de la gente.

 

Facebook: carlos.anayarosique

Twitter: @anayacar

 

(Obviedades es un ejercicio de reflexión que comparto con mucho gusto no para que estén de acuerdo sino para hacer conciencia de las contradicciones de un régimen… que puede ser cualquier  régimen, no importa el partido, por supuesto)