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El largo y sinuoso camino de la recuperación

El incremento del PIB durante el tercer trimestre, ha dado una bocanada de aire a nuestra economía. | Ismael Jiménez

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Escrito en OPINIÓN el

El incremento del PIB durante el tercer trimestre, ha dado una bocanada de aire a una economía que necesita más que eso para retomar el rumbo del crecimiento perdido desde 2019.

La crisis económica propiciada por el covid-19, apenas inicia su etapa más difícil, pues una vez iniciadas las campañas de vacunación, se podrá tener certidumbre sobre el tipo de actividades que se podrán poner en marcha ante la necesidad imperiosa de recuperar el crecimiento.

El tema es que como declaró López-Gatell, el proceso de vacunación llevará varios meses, por lo que la pandemia y los contagios, no terminarán de la noche a la mañana. Lo anterior es importante ante la urgencia de poner en marcha nuevamente todas las actividades económicas, especialmente del sector turismo, comercial, restaurantero y de entretenimiento que han sido los más golpeados.

El crecimiento de 12 por ciento del PIB en el tercer trimestre, es un dato positivo, pero que solo alcanza para amortiguar la caída de la economía. Las estimaciones ya ubican en 9 por ciento la contracción del PIB para 2020. Es cierto, la cifra es negativa, pero en términos pragmáticos, no es lo mismo perder cien pesos, que perder setenta. Cierto, al final es una pérdida, pero el hueco y el efecto son distintos.

En una entrega anterior, hablábamos de que las cifras y reportes económicos eran ambiguos y poco homogéneos para establecer con claridad un diagnóstico del impacto real de la pandemia en la economía mexicana.

Por ejemplo, luego del dato del PIB, el INEGI dio a conocer, que durante el confinamiento y hasta el mes de octubre, más de un millón de pequeñas y medianas empresas habían quebrado. Si tomamos como base esta cifra para calcular la pérdida de empleos, podríamos decir que entre 3 y 4 millones de personas perdieron su fuente de ingresos, aunque la apertura de 620 nuevos negocios, amortiguaron la pérdida de empleos.

Por otra parte, las remesas han venido rompiendo récords mes a mes desde agosto, lo que ha sido un soporte para las familias que reciben esos ingresos que apuntalan el consumo y las economías locales, y que, junto con el comercio informal, han permitido que la economía interna se mantenga en movimiento.

Dos datos más, la semana pasada la calificadora S&P ratificó el grado de inversión a México, lo que genera cierta confianza, pues nuestro país es de los pocos que se han mantenido en nivel de inversión. En el otro extremo, el día de hoy, el INEGI dio a conocer que la inversión fija bruta cayó 18 por ciento anual en septiembre y la caída de este indicador, se prolongó 20 meses consecutivos.  

A nivel mundial, organismos como el FMI, Banco Mundial y la OCDE, señalan que el principal reto de los gobiernos en los meses por venir, será su capacidad para hacer frente a la demanda social, el nivel de su deuda pública y la implementación de políticas públicas y fiscales para impulsar de nueva cuenta la planta productiva.

La recuperación de la economía no será homogénea para todos los países, con especial dificultad para las economías en desarrollo, quienes dependen financieramente y tecnológicamente de los países más avanzados. 

En ese escenario, México tiene dos cartas a favor que bien jugadas, le podrían permitir una salida pronta y lo menos dolorosa posible de la crisis económica. Por una parte, está la decisión férrea del gobierno de la 4T de no endeudarse, es decir no solicitó préstamos y tampoco generó más deuda pública mediante apoyos directos al aparato productivo. Esto ha sido muy criticado por el sector empresarial que señala que aún así, la deuda del gobierno se ha incrementando, pero el efecto de la inactividad económica en la deuda pública ya la explicamos anteriormente. 

La segunda carta, es el T-MEC que lo mismo puede ser un oasis de oportunidades que convertirse en un reto infranqueable en caso de no implementar una estrategia clara de desarrollo industrial y tecnológico. 

Pero ¿a qué ritmo retomará México el crecimiento económico? Para ello, el gobierno de la 4T deberá tomarse en serio la implementación de una política económica que ayude a despegar pronto la economía, pues al día de hoy, las puertas de la oficina presidencial y las calles, comienzan abarrotarse de demandas y exigencias de todos los sectores.

El cambio de la titular en la secretaría de economía, puede ser una vía de diálogo con los empresarios, pues al retirarse Alfonso Romo del equipo presidencial, el gobierno de la 4T no tiene más interlocutores para establecer puentes con la iniciativa privada que en este momento, será fundamental para impulsar la recuperación. 

La pandemia no ha terminado, la recuperación económica será la larga, y para sobreponerse, será necesario que el gobierno comience a modificar y reforzar de ya, su estrategia de desarrollo, pues es importante hacer del conocimiento del presidente que, con el combate a la corrupción, no se corregirán en automático, las fallas y rezagos enquistados desde hace décadas en el sistema político y económico mexicano.