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El juicio político de Donald Trump

La posibilidad de un juicio político permitirá a la nación deslindarse de Trump y de su instigación a la violencia. | Laura Baca Olamendi

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Escrito en OPINIÓN el

Los efectos políticos de la insurrección en el Capitolio por parte de los extremistas de Donald Trump el 6 de enero del 2021 no se hicieron esperar. El rechazo mundial ante tal invasión a uno de los recintos más emblemáticos de la nación americana dio la vuelta al mundo y se difundió la indignación por parte de la mayoría de los países europeos donde se generalizó el repudio, debido a la gravedad de los hechos, considerando como autor intelectual al presidente.

Cabe señalar que al inicio una gran parte de los republicanos se disociaron de tan terrible evento que puso en tela de juicio la conducción política del mandatario, al incitar a sus seguidores a violentar tan importante institución de la democracia norteamericana. Esto provocó una indignación generalizada que, entre otras cosas, propició el bloqueo de sus cuentas en las redes sociales. El rechazo a la incitación a la violencia no se hizo esperar, la mayoría demócrata actuó de manera inmediata y la mayoría de los ciudadanos norteamericanos apoyó dicha iniciativa. 

Hoy se pone en tela de juicio la estrecha relación que existe entre los líderes políticos y sus seguidores, que en este caso propició no solo la muerte de participantes, sino la violación de los espacios del Capitolio por una masa de seguidores que invadieron violentamente este recinto de la democracia norteamericana. Quedó claro que las milicias de extrema derecha ultrajaron y destruyeron las instalaciones, incluso invadieron las oficinas de los más importantes representantes de la política.

Según el pensador español José Ortega y Gasset en “La rebelión de las masas”, éstas actúan de manera violenta siguiendo las palabras de sus líderes. Lo grave en este proceso fue la incitación a la sublevación que se tornó violenta y destructiva. La oposición ante este dramático evento no se hizo esperar. 

La democracia es una forma de gobierno en la cual la soberanía reside en el pueblo, quien es el representante, y es lo más lejano a la postura de Trump, quien manipuló esta definición al incitar a la violencia y el abuso de las masas, quienes irrumpieron en dicho recinto democrático. 

Las consecuencias políticas no se hicieron esperar, las autoridades encontraron un sinnúmero de armas entre los manifestantes. Lo que en realidad sucedió fue el uso de la demagogia que implica una degeneración de la democracia en pro de las masas violentas. Cabe señalar el alto costo político que marca un antes y un después de esta insurrección, y que resaltó la debilidad de la democracia donde Trump queda como un líder antidemocrático al incitar a las masas a la insurrección.

Esta degeneración de la democracia impulsó y motivó una controversia sin precedentes en la historia política en ese país, que era considerado como un modelo de gobierno democrático. Esto provocó diversas reacciones de crítica y rechazo ante tan dramático evento. En síntesis, la acusación a Donald Trump lo hizo responsable de haber propiciado acciones violentas y llenas de odio ante la democracia norteamericana. Se consideró necesario iniciar un juicio político por la violación a los presupuestos de la nación y se le hace responsable de tan dramático proceso de rechazo a la democracia liberal que había caracterizado a ese país como un modelo de democracia representativa.

La mayoría demócrata se ha ocupado de tratar de salir de la crisis política que le permita superar la crisis ideológica en la que se encuentra el país después de la debacle republicana. El juicio político es también un juicio moral que incapacita al ex presidente y que le ha permitido al presidente electo Joe Biden ocupar un lugar protagónico en esta crisis moral, para ofrecer una transición pacífica al partido demócrata.

Lo que más indignó a los ciudadanos es la incitación a la sublevación política por parte de los sectores de la derecha radical y que tuvieron un rol protagónico en la sublevación en el Capitolio. Este proceso de acción a la invasión del recinto quedará presente en la historia política del país más democrático del mundo.

El saldo negativo ha tenido fuertes señales de rechazo por parte de los países democráticos. Hasta el papa Francisco condenó los sucesos y no se han hecho esperar los consensos ante el nuevo presidente demócrata.

La posibilidad de un juicio político permitirá a la nación deslindarse de Trump y de su instigación a la violencia. Por su parte, los demócratas apoyan la propuesta para permitir al país salir de la crisis ideológica que ha invadido los espacios de la política norteamericana y que se manifiesta en una profunda división entre los grupos republicanos.

Mucho es lo que está en juego, pues se demuestra la debilidad de la democracia norteamericana. El país requiere de un proceso de transición de poderes sólido y estable para la mayoría de los ciudadanos para tratar de subsanar la fuerte herida que provocó la política violenta de Trump. Mucho es lo que está en juego, sobre todo la calidad de un gobierno democrático capaz de ofrecer una salida pacífica que permita fortalecer la gobernabilidad y la paz en un país dividido y que requiere la expresión del pluralismo en la representación política.

Hoy más que nunca es necesaria una gobernabilidad democrática capaz de propiciar cohesión social entre la sociedad norteamericana. Debemos tener presente al filósofo italiano Norberto Bobbio y lo que señala en su libro “Las ideologías y el poder en crisis”: hay diferentes tipos de pluralismo y, en este caso en particular se necesita la revalorización de los diferentes grupos sociales ante la democracia. En otras palabras, se requiere de un pluralismo democrático que ofrezca alternativas ante la violencia y la radicalización de los diferentes grupos sociales que deben mirar a un futuro, donde la democracia permita convivir de manera pacífica.

Debemos señalar que en los últimos días, ya con Biden como presidente, en el Senado los demócratas intentan promover la moción de juicio político argumentando que Trump incitó a la violencia. La correlación de fuerzas entre demócratas y republicanos pone en entredicho el proceso político a un ex mandatario. 

Asimismo, el Senado rechazó por 55 de 45 votos en contra la constitucionalidad del juicio. Cabe señalar que los republicanos realizaron la defensa de Trump en el sentido que no incitó a la violencia, mientras que los demócratas continuarán con el proceso. Es importante tener presente la alerta que existe por la posible violencia en EU, ejemplo de esta amenaza es el perímetro de seguridad en el Capitolio donde más de 5,000 elementos de la Guardia Nacional protegen el recinto de un enemigo: los grupos extremistas y su posible radicalización.

Este complejo proceso político revela las nuevas mayorías y minorías en la política norteamericana que está en plena transición hacia un nuevo grupo gobernante que se quiere deslindarse del mandato de Trump, quien todavía cuenta con el apoyo del grupo republicano y que pretende tratar de evitar el juicio político.