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El joven más rico del mundo

Hoy, más de 100 millones de personas usan Snapchat mensualmente, gratis.

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Escrito en OPINIÓN el

Evan Spiegel se reunió con Peter C. Wendell, fundador de Sierra Ventures, y con Raymond Nasr, un experto en relaciones públicas de Silicon Valley, un soleado día de febrero de 2012. Wendell es profesor de Stanford desde hace más de 21 años y se especializa en motivar los emprendimientos de sus alumnos. Para tal objetivo ha invitado a inversionistas y directores de firmas de tecnología para charlar y trabajar con sus estudiantes, como Eric Schmidt, el presidente de Google quien llegó a la empresa de Mountain View a poner orden a las ideas de sus fundadores, jóvenes con mucho talento, pero poca imaginación para ceñirse a las reglas financieras del mundo real. Esa es una constante ahora, los expertos en tecnología desarrollan un producto, idea o aplicación, y luego contratan a un genio de los negocios para saber cómo capitalizar su esfuerzo. Ellos son jefes de tecnología y los demás administran.

 

Ken Auletta escribe en la revista The New Yorker del 30 de abril de 2012 que Spiegel tuvo una cita con Wendell y Nasr para pedir consejos. Les describió su aplicación para teléfonos móviles que desarrolló en la universidad con un compañero.

 

Spiegel y su amigo pensaron en crear una app que permitiera a los usuarios evitar vergüenzas e indiscreciones que permanecieran indefinidamente circulando en el mundo digital e impactando en el mundo real.

 

La idea, anota Auletta, vino cuando escucharon a uno de sus amigos decir que desearía que esas fotos que le había enviado a una chica desaparecieran.

 

Con Snapchat, como se llamó al final el invento, puedes tomar fotos y compartirlas, por ejemplo, y después de 10 segundos desaparecen.

 

Snapchat fue lanzado en septiembre de 2011 en la AppStore, pero Spiegel y su socio estaban en problemas. Tenían el día de la reunión alrededor de 40,000 usuarios y sus tarjetas de crédito estaban al tope.

 

El pago de servidores los mataba, entre más usuarios tenían, más debían pagar. Spiegel le preguntó a Wendell y Nasr qué podía hacer, quería inversiones, pero no quería comprometer su empresa, es decir, que un inteligente hombre con dinero se la quedara y ellos fueran en un futuro desplazados como empleados.

 

Auletta dice que Wendell sugirió presentarle a los dueños de Twitter, pero Spiegel dijo que no, porque temía que les robaran su idea. Les sugirió hablar entonces con Google y eso hicieron.

 

Spiegel le dijo al escritor de The New Yorker que esos mentores le ayudaron a cumplir sus sueños. Durante todo el tiempo, agradece haber tenido la oportunidad de estar como estudiante aprendiendo de profesionales, como Schmidt, Chad Hurley de YouTube y varios triunfadores del mundo de la tecnología que podían decirle cómo era el mundo real, antes de enfrentarlo.

 

Auletta describe la Universidad de Stanford como un paraíso, fragante y soleado, con reservas naturales tan verdes y abundantes de naturaleza que te sientes privilegiado. Los estudiantes, narra, andan en sus bicis a través de pasillos que parecen podados por manicuristas, a través de floreados espacios y estatuas de Rodin, entre edificios nombrados como sus benefactores: Gates, Hewlett y Packard. Todos parecen felices. Hay, como en todas las universidades, grupos de bromistas, de drogadictos y desadaptados, poetas y atletas, pero lo que hace famosa a esta universidad son sus emprendedores, ingenieros y genios del cómputo. Todos ellos deseando ser millonarios y exitosos en Silicon Valley.

 

Auletta escribe que Stanford es el nexo intelectual de la nueva economía. Si la Ivy League es la cuna de las élites políticas, Stanford es la granja que alimenta a Silicon Valley. Más de 5,000 empresas de alta tecnología se originaron ahí, como HP, Yahoo, Cisco, Sun, eBay y netflix, entre muchas más.

 

Y rescato todo este contexto de Stanford porque Evan Spiegel tiene 24 años y una fortuna de 1500 millones de dólares, por lo que ocupa el sitio 1,250 de la lista de los más ricos del mundo de Forbes de 2015.

 

Es el multimillonario más joven de la lista que este año incluye a 1,826 multimillonarios. En total, son 290 nuevos ricos o personas que tienen más de mil millones de dólares en su poder. Entre los jóvenes, hay 46 de menos de 40 años, pero Spiegel es el más joven de todos.

 

Hoy, más de 100 millones de personas usan Snapchat mensualmente, gratis. Spiegel y su socio mantienen 15% de la firma luego de inversiones y acuerdos para seguir creciendo. Su idea es tan buena que incluso empresas como Facebook quisieron quedársela. Lo cierto es que continúan luchando y buscando consejos para mantenerse al frente de ella. Lo bueno de todo esto es que tuvieron la oportunidad de encontrarse en esa paradisiaca universidad con la gente indicada para ello.

 

Y mientras tanto, en México, seguimos soñando con encontrar una buena idea y de la noche a la mañana hacernos millonarios. Como si se tratara de sacarse la lotería, es decir, creyendo que el único esfuerzo es comprar el boleto correcto y luego sentarse a disfrutar.

 

La nueva economía también implica nuevas formas de hacer negocios y nueva bibliografía, y mientras unos sueñan con hacerse ricos con una aplicación y otros viven felices criticando a millonarios como Carlos Slim pensando que el mundo ha sido injusto con ellos y que eso se resuelve andando en bici y pintando y cerrando calles, vemos pasar el mundo y el desarrollo frente a nuestros ojos. Y el tiempo se va. Hace tiempo el más joven y más sorprendente era Bill Gates, quien sigue siendo el más rico del mundo (79,200 millones de dólares) pero ya no es un joven.

 

Evan Spiegel es un ejemplo de que as promesas se renuevan en Estados Unidos y que han potenciado el desarrollo de nuevas empresas en las universidades que han demostrado ser imán de talento. Mientras que los viejos ricos mexicanos, siguen siendo los mismos viejos ricos mexicanos. Igual que los mismos poetas y teóricos inundan las universidades de este país.

 

@takaink