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El INE bien vale una revocación

No asistir es desdeñar la utilidad del INE y dar la razón a quien busca acomodar nuevas formas electorales para años venideros. | Carlos Gastélum

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Escrito en OPINIÓN el

Este domingo iré a participar en el ejercicio de revocación de mandato. La motivación no tiene mucho que ver con marcar alguno de los dos recuadros que aparecerán en la boleta. Lo que busco es refrendar la confianza en el Instituto Nacional Electoral como uno de los instrumentos de la democracia electoral más importantes que tenemos como mexicanos.

Los meses pasados fueron de una intensa politización del ejercicio de revocación que erosionó el espíritu de su propósito. En el camino tuvimos: una pregunta cuestionable, firmas recolectadas con trasfondos dudosos, comunicación partidista tramposa, oposición huidiza, errores de miembros arbitrales, mensajes gubernamentales combativos, un Congreso complaciente, violaciones a la ley electoral, entre muchas otras cosas.

Este combo de tensiones provocó una suerte de esquizofrenia electoral que puso las cosas al revés. Quienes llaman a no participar dicen que hacerlo es legitimar un artificio tramposo orquestado por el presidente y su partido. Opinan que, dado que su nivel de popularidad anda cerca del 60%, es innecesario el ejercicio pues solo enaltece el despilfarro y la obsesión narcisista.  

Los promotores de que la gente salga a votar apelan a la inauguración de un ejercicio inédito de democracia directa que llegó para quedarse. Sostienen que participar es democratizar, y quien se oponga a ello forma parte de la conspiración conservadora. Junto a los promotores públicos del partido y del gobierno hay otros que, convenientemente, han forrado al país con frases cobrando presuntas deudas de amor y de que no hay presidente solo. Parece que todos ellos buscan, con la revocación, reflejar el apoyo popular de la demoscopia a los números del sufragio. 

Es importante decir que votar por el ‘siga’ no es, en automático, un apoyo al presidente. Quizá solo se quiere evitar la incertidumbre de gobernabilidad por una salida a medio camino, pero esa es otra conversación.

En medio de estas dos posturas del imaginario narrativo, se ha opacado el trabajo institucional y compromiso ciudadano que implica la revocación de mandato. Tan solo en términos de casillas, se instalarán 57 mil 500 en todo el país con cinco ciudadanos en cada una. Es decir, más de 250 mil personas asistirán este domingo a poner en marcha el sistema electoral con el que contamos. 

Y es esta característica de nuestro sistema electoral la que bien vale la pena defender. Si el dinero de todas maneras se va a gastar, el INE está haciendo lo que le corresponde, y hay ciudadanos dispuestos a mostrar que los engranes de la democracia funcionan, no asistir es desdeñar su utilidad y dar la razón a quien busca acomodar nuevas formas electorales para años venideros.

Por eso iré el domingo. Porque a todos nos conviene que, sea cual sea el resultado, confirmemos el valor institucional del INE y la cultura cívica ciudadana que se ha construido alrededor de él. Esa es la verdadera ratificación: la ratificación de nuestra autoridad electoral.