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El Guasón, ¿héroe o villano?

Los villanos con los que a diario se enfrenta la sociedad pueden ser vistos como víctimas de sus circunstancias. | Octavio Díaz García de León

Por
Escrito en OPINIÓN el

“¿Soy yo, o cada vez está todo más loco allá afuera?”

 Arthur Fleck (Guasón)

La idea: Siempre ha habido inquietud por entender por qué cometen sus fechorías los criminales. En la película “El Guasón”, se hace ese planteamiento y existe el riesgo de que al entender el comportamiento del protagonista, se justifiquen sus delitos. Pero no debe ser así. En todo caso, si se trata de enfermos mentales se les debe buscar tratamiento psicológico y a los maleantes, meterlos a la cárcel.

El Guasón  (The Joker) es una película que hay que ver, no sólo por la trama, que es bastante impactante, sino por la extraordinaria actuación de Joaquin Phoenix. El Guasón es un personaje de la serie de historietas y películas de Batman y en la película podemos ver cómo un payaso de profesión se transforma en el personaje del Guasón.

Pero esta película no es parte de la serie de Batman. Se trata de la triste historia de un enfermo mental incomprendido al que muchos agreden, hasta que decide que es suficiente y entonces, su vida cambia.

Podría ser la historia de millones de delincuentes. Seguramente detrás de cada malhechor existe una historia de desgracias que lo convirtieron en un ser antisocial. Probablemente si comprendiéramos lo que hay detrás de la mayoría de esas historias tendríamos un sentimiento de compasión hacia ellos y por lo tanto un impulso quizás a perdonarlos.

Eso está bien si lo hacemos como individuos, pero es un lujo que la sociedad viviendo en un estado de derecho, no se puede permitir. En particular porque existen leyes que están para evitar que esas personas hagan daño a otras.

Como con el síndrome de Estocolmo, en donde los secuestrados crean un fuerte vínculo afectivo con sus captores, interpretando la falta de maltrato como una relación de afecto, la sociedad no debe ser víctima de este síndrome cuando los delincuentes la tienen secuestrada.

El personaje del Guasón, de víctima, se convierte en agresor y esa transformación lo convierte en delincuente. Por sus manos corre la venganza. ¿Cuántas historias de delincuentes no son así? Criminales que sufrieron una historia de abuso en la infancia o vivieron condiciones de miseria extraordinaria o tuvieron otro tipo de sufrimientos que los volvieron  antisociales.

En la película, ese proceso de liberación por el que pasa el personaje al responder a la agresión que sufre, lo lleva a ser el  villano de la historieta: se transforma en el antihéroe de una Ciudad Gótica distópica, en donde pronto encuentra imitadores que se disfrazan de payasos para provocar desmanes, destruyendo lo que encuentran a su paso.

La película del Guasón es la historia de un marginado que no puede dejar de reír en cualquier circunstancia porque padece una enfermedad mental. La sociedad manifiesta su incomprensión hacia el personaje como suele suceder en el caso de los “raros”, los “diferentes” y los “anormales”.

Al perpetrar su venganza, vista por gran parte de los habitantes de la Ciudad Gótica, el Guasón se convierte en el ídolo de los desposeídos, de los discriminados, de los pobres, de todos aquellos que tienen agravios contra una sociedad que los ha maltratado y quienes se identifican con él y descargan su resentimiento contra lo que encuentran a su paso,  aunque su furia va dirigida hacia los poderes tradicionales: los políticos corruptos e ineptos, las policías que no hacen su labor, los ricos que viven en su burbuja alejados de la realidad miserable de los parias.

Quizás existe un riesgo en la historia del Guasón. La película parece justificar la violencia al generar simpatía y compasión por el criminal. Así como sucede con las series de narcos que abundan en la televisión o con los narco corridos y otras expresiones que hacen apología de los delincuentes.

No se debe confundir el entender por qué actúan así los maleantes, con el justificar sus fechorías. Se puede sentir empatía y lástima por algunos de ellos, pero no se pueden justificar sus actos, porque al final de cuentas, dañan a la sociedad.

Cualesquiera que sean las causas que impulsaron al Guasón a convertirse en criminal, no se justifica que ande libre haciendo lo que quiera y menos aún que sea visto como héroe. Tampoco el resto de los villanos con los que a diario se enfrenta la sociedad pueden ser vistos como víctimas de sus circunstancias, sino como causantes de desgracias.

La sociedad debe evitar que los criminales, sin importar las razones por las que lo sean, cometan fechorías. Y no hay que esperar a que llegue Batman a derrotarlos. En nuestra realidad inmediata, sólo queda actuar con urgencia para evitar que sigan cometiendo delitos.