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El FMI, AMLO y la soberbia

A qué puede llegar esta soberbia. Esta soberbia que lleva al presidente a retar a debatir al FMI en materia de crecimiento y desarrollo. | Julio Castillo

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Escrito en OPINIÓN el

Hace unos meses, a finales de mayo, Christine Lagarde, presidenta del Fondo Monetario Internacional estuvo de gira en México y además de visitar el Senado, tuvo una reunión con el presidente López Obrador, en donde también estuvo el ex secretario de Hacienda Carlos Urzúa.

De aquellas reuniones todo fueron felicitaciones y colaboración. El presidente López Obrador entonces subió a sus redes: “Conversamos más de una hora con la maestra Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional. Coincidimos en aplicar nuevos enfoques en nuestras relaciones: honestidad, igualdad de género, respeto al medio ambiente y combate a la pobreza”. A esto la directora respondió en sus redes: “Hoy, me reuní con el presidente de México. Lo elogié por la búsqueda de políticas fiscales prudentes y su enfoque en impulsar el crecimiento inclusivo y reducir la pobreza, desigualdad y corrupción”. Además la presidenta dijo en entrevistas que estaba impresionada de los primeros pasos que ha dado el gobierno y que era destacable el papel que tomaba México al utilizar servicios financieros con tecnologías innovadoras.

Sin embargo, el martes pasado el FMI redujo su proyección de crecimiento económico, que en abril era del 1.6% y hoy es de 0.9% El argumento es que las rebajas de las calificaciones crediticias, que la inversión sigue siendo débil, que el consumo se ha desacelerado y ha crecido la incertidumbre.

Ante esto volvimos a ver al viejo López Obrador que salió a descalificar al FMI, a decir que no tenía calidad moral que México crecería cuando menos al 2% (al menos ya no insistió en el 6%). Además, añadió que organismos como el FMI impusieron la política neoliberal, que sus propuestas fueron un fracaso y que le debían una disculpa a México…

López Obrador antes ya había hablado mal del FMI, de hecho, la posición que no era muy concordante era la de elogios, pero era la que concordaba con un jefe Estado, y supongo que este tipo de cosas pasarán cada vez con mayor frecuencia. Al principio estaba la duda, parecía que sí se podía construir una presidencia que guardara los márgenes de prudencia mínimos para ejercer de forma decorosa el cargo, pero hoy, después de la renuncia de Urzúa y de que se evidenció que el gobierno de López Obrador es un gobierno de ocurrencias y necedades, regresa el López Obrador que todos conocemos… el que manda al diablo las instituciones y que es un peligro para México.

Lo que sigue es que los fanáticos a ultranza se radicalizarán más y se radicalizarán junto con el presidente, pero todos los que apoyaron su opción política por haberse expuesto de forma centrada irán dejando de apoyarlo. La base dura seguirá siendo dura pero es mínima frente a la gran convocatoria que logró hacer para ganar la presidencia, y eso ya se empieza a ver en los índices de aprobación que si bien siguen siendo altos, van en bajada constante.

Lo peligroso es a qué puede llegar esta soberbia. Esta soberbia que lleva al presidente a retar a debatir al FMI en materia de crecimiento y desarrollo, esta soberbia de la que hablan Urzúa y Germán Martínez de forma velada en sus renuncias… esta soberbia que se basa en otros datos.