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El fin de las campañas

El miércoles concluyeron las campañas electorales en todo el país, y con ellas una etapa fundamental dentro del proceso electoral. | Francisco Zorilla

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Escrito en OPINIÓN el

Recién en un monólogo cómico en el programa norteamericano “Last Week Tonight”, el presentador,  John Oliver, se refería a las elecciones mexicanas y decía que para muchos estadounidenses el término “las elecciones más grandes en la historia de México” sonaba algo así como si se tratara de la venta de colchones más grande en la historia de Holanda o bien de algún otro ejemplo absurdo, que al final no le transmitía nada al ciudadano norteamericano sobre cómo le afectaba ese hecho.

Sin embargo, el presentador enfatizaba que en realidad se trata de un cambio descomunal en el que se renovará la mayor parte de los cargos de elección popular en México, y en el que se cree que habrá un cambio importante en el estatus quo de la política mexicana. Todo ello en un ambiente adverso, en el que se han dado a conocer importantes casos de corrupción en los que han participado policías, ejército, la clase política y empresarial, entre otros actores.

La perspectiva exterior a veces puede servir como ejercicio de autoreflexión, no porque desconozcamos nuestra propia situación política, sino porque es tan evidente que la pueden ver propios y extraños. Las elecciones más grandes de la historia en México que tendrán lugar este domingo no se tratan de un nuevo récord Guinness que vayamos a superar, sino más bien de un reto descomunal para autoridades electorales, partidos y para los propios ciudadanos.

Si revisamos la experiencia de los procesos electorales llevados a cabo con posterioridad a la reforma electoral de 2014, sus resultados no son tan alentadores como se pensó en un principio. Tan solo en este proceso electoral tenemos un importante nivel de violencia que hasta ahora ha significado 119 homicidios en los comicios; el costo de las elecciones no se ha abaratado con las elecciones concurrentes; los mecanismos para la designación de los funcionarios electorales han mostrado algunas deficiencias importantes; las normas electorales parecen más complicadas que nunca y la legitimidad de las autoridades electorales ha sufrido un deterioro importante.

Al final del proceso electoral, la reforma electoral parece inevitable, pero primero habrá que preguntarse seriamente qué, por qué y cómo reformar los procesos electorales y con ello la aduana para quienes ocupan un cargo público.

¿Capacitar nuevamente en el a los funcionarios de casilla?

@pacozorrilla  | @OpinionLSR | @lasillarota