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El extraño marketing de “Un extraño enemigo”

Análisis de medios

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Escrito en OPINIÓN el

A lo largo de varias semanas, la mansión de Bernardo Gómez, vicepresidente ejecutivo de Televisa (a cargo entre otros ámbitos, de las relaciones políticas y gubernamentales del consorcio), recibió a diversos personajes públicos de todo orden, convocados con cierto misterio para mostrarles lo que fue presentado como un evento revolucionario en la televisión mexicana.

La residencia, ubicada en el poniente de la capital del país, es casi legendaria no sólo por su lujo (se asegura que solo su elegante cava costó varios millones de pesos) sino por ser un espacio por el que han pasado presidentes de la República, políticos de altos vuelos y magnates de todos los colores, engarzados por el interés de establecer tratos con la televisora que es todavía la más importante en lengua castellana del mundo.

La convocatoria en esta oportunidad tomó otros derroteros, pues los invitados, en diversos turnos y fechas, fueron conducidos a una elegante sala de proyecciones, donde recibieron una prolija conversación de cómo fue concebida y desarrollada la serie de televisión “Un extraño enemigo”, una trama novelada tejida en torno a los sucesos del 2 de octubre de 1968.

La esencia de la serie es que el movimiento estudiantil y popular de ese año fue diseñada por la ambiciosa mente de encumbrados políticos, pues los papeles interpretados aluden a personajes ficticios pero idénticos al ex presidente Gustavo Díaz Ordaz, al entonces secretario de Gobernación y luego presidente también Luis Echeverría, o a Fernando Gutiérrez Barrios, a la sazón director de la policía política del país, entre otros.

Los invitados pudieron presenciar un par de capítulos de la serie, que fue ofrecida al público bajo el sistema de televisión de pago Amazon, con un total de ocho capítulos. El estreno fue justo el 2 de octubre en un primer bloque de cuatro capítulos y el 5 de octubre el quinto.

No hay noticia alguna de que el proyecto haya causado mayor expectación. Nadie ha tomado nota de algún estupor social, ni mucho menos. Tampoco tenemos noticia de si el proyecto fue un éxito comercial. Ante la falta de lo primero, lo segundo es más improbable.

La explicación puede estar a la mano. La primera, que no parece mayor audacia televisiva lanzar una serie medio siglo después de los hechos sin rigor histórico, con una historia que luce esencialmente ficticia y además, obligando al televidente a pagar. Sobre el primer aspecto, por ejemplo, debe ser fácil rastrear cuántos años después del asesinato del presidente norteamericano John F. Kennedy empezaron a surgir programas de televisión y películas, con nombre y apellido de los protagonistas.

La matanza del 68 ocurrió hace 50 años, ya han surgido varias películas con trozos de historia real, más trozos de ficción, pero la televisión mexicana nos ofrece una telenovela. Más nos debe haber valido presenciar los documentales presentados por TV UNAM o por Canal 11 sobre el mismo episodio histórico, e incluso sobre el mucho más reciente de la desaparición forzada de jóvenes de Ayotzinapa, que otorgar crédito alguna a la “proeza” de Televisa con su apuesta de siempre: buscar infantilizar a sus espectadores. Por eso estamos como estamos, diría el clásico.

EL PRÓXIMO MIÉRCOLES reaparecerá en radio la periodista Carmen Aristegui. Tendrá un espacio matutino en una de las señales del Grupo Radio Centro, en particular en el 97.7 de FM. La audiencia y los anunciantes determinarán si le otorgan de manera consistente la confianza para que Aristegui se vuelva a colocar con un liderazgo relevante en el campo de la cobertura noticiosa, el análisis y las ventas comerciales que tuvo cuando participó en el Grupo MVS.

Pero quien se apresuró a tomar distancia de este relanzamiento radiofónico de la señora Aristegui fue un vocero clave de la citada Televisa, Javier Tejado, quien analizó el hecho en su artículo en “El Universal”. Y se le notó enojado.

Tejado Dondé empleó su leído espacio para poner en duda la decisión del propietario de Radio Centro, Francisco Aguirre, atribuyéndole no una base comercial sólida sino “motivaciones políticas”. Puede ser el caso, pero ¿solo Radio Centro habrá tenido en la historia esa estrategia, o acaso Televisa u otros medios (electrónicos, impresos o digitales) han hecho alguna vez algo similar?

El artículo aludido detalla que junto con Aristegui, Radio Centro tendrá conductores costosos en otras de sus estaciones, como Carlos Loret de Mola, en el 881, y Sergio Sarmiento con Guadalupe Juárez, en el 92.1. Y a criterio de Tejado, ello es absurdo y solo puede explicarse ante la inminencia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Pero quizá lo más relevante del texto del señor Tejado es que advierte que hay nuevas modalidades legales para castigar eventuales actos de difamación en los que pueda ocurrir Carmen Aristegui, ¡quien aún no comienza a trabajar! Debe recordarse que en el pasado ella y Televisa se vieron implicado en polémicas por coberturas de la periodista que le resultaron ofensivas a la televisora. Debe asumirse el posicionamiento de Tejado como una señal de lo que puede venir en los medios radiodifundidos, de intransigencia de Televisa e incluso hostilidad hacia Radio Centro. O simplemente suponer que hay demasiado nerviosismo en la atmósfera. 

A PARTIR DEL PRIMERO DE OCTUBRE arrancó la aparición del diario “ContraRéplica”, que conduce Rubén Cortés. Ofrece una edición pulcra, que da cuenta de gente con oficio. Se les debe desear buena suerte, como a cualquier proyecto que emprendan colegas. Aquí habíamos descrito que esta iniciativa tendría un receso ante la irritación que causaron filtraciones de que atrás del proyecto se hallan inversionistas de origen político en la capital del país, entre ellos Héctor Serrano (quien ha declarado públicamente su condición de socio), principal operador del ex jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera. Este ha comunicado a varios periodistas y otros actores que él no es el dueño del nuevo medio. Es posible que así sea. Es imposible que alguien se lo crea. Mancera deberá cargar con los bonos y los costos políticos que “ContraRéplica” traiga consigo.

@OpinionLSR | @lasillarota