Dentro de la realidad rural se encuentra un escenario de extrema preocupación, especialmente en los países emergentes y en desarrollo, donde el 80% de los más pobres habitan en estas zonas. Según la Organización Mundial del Trabajo en las poblaciones rurales la dependencia hacia la agricultura poco productiva sigue siendo su medio de subsistencia, por lo cual tienen mínimo acceso a los bienes productivos, y necesitan complementar en muchas ocasiones con un empleo asalariado. En este sentido, en México sólo una cuarta parte de su población vive en zonas rurales, y dos terceras partes de ese sector vive en condiciones de extrema pobreza. La composición del ingreso rural se ha modificado en años recientes, especialmente por la caída de la agricultura, el incremento del ingreso salarial debido al empleo informal, pequeñas inversiones públicas y privadas, entre otros, aunque permanece el rezago de la población. El informe sobre el Desarrollo Rural 2016 presentada por la ONU, señala que a pesar de la acelerada transformación nacional, sólo el 35% de 2,400 municipios muestran claras señales de mejora. http://bit.ly/2jXp2kP Para que la economía rural pueda desarrollarse, se debe concebir más allá de las actividades agrícolas, la clave está en la transformación productiva y diversificar económicamente estas zonas. Además de los cultivos, el procesamiento y la comercialización justa, también la minería, el turismo y otros servicios pueden formar parte de las políticas laborales, sociales y políticas para promover su impulso. De los países latinoamericanos, el nuestro permanece en una escala muy baja de mejora en lo que respecta a la productividad de los empleos rurales, mientras que Chile y Brasil lograron recortar la pobreza del campo en un 56% y 42%, respectivamente, México sólo ha logrado un 20%. No obstante, las actividades agrícolas, pecuarias e industria alimentaria son esenciales para el Producto Interno Bruto del país, pues llegan a representar un total de 8.12% del PIB. http://bit.ly/2oRN9BT Algo que tienen en común en América Latina es que las desigualdades en cuanto a la economía rural es debido a dos vertientes, la primera, es el éxito de las grandes productoras agroalimentadoras enfocadas en la exportación, y por otro lado, varios pequeños productores poseen tierras de menor calidad y tecnología restringida, que a su vez se traduce principalmente en desigualdades para las mujeres, los indígenas y los pobres. Según la Organización Internacional del Trabajo, la incursión de las mujeres ha representado un avance sustancial para la recuperación de estas poblaciones vulnerables, puesto que garantizarles el acceso a las tierras y llevar a cabo programas de capacitación suponen una inversión a largo plazo para el sector primario. Para los indígenas rurales la situación es aún más compleja, el 81% de este sector se encuentran en la media de pobreza y pobreza extrema, así lo informa la Organización de las Naciones Unidas. Es en los jóvenes donde se encuentra un gran potencial de desarrollo, pues al invertir en educación y formación para el desarrollo de sus comunidades, en especial, para aquellos campesinos con visión de desarrollo empresarial, aún sin tierras. Teniendo en cuenta estos elementos, podemos encontrar la clave para realizar políticas públicas integrales, que provean acceso a la tecnología, educación e inversión en la innovación. *Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación. *Si deseas recibir mis columnas en tu correo electrónico, te puedes suscribir a mi lista en el siguiente vínculo: http://eepurl.com/Ufj3n