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El escalofriante espectro del terrorismo

En memoria de las víctimas de la revista francesa Charlie Hebdo.

Por
Escrito en OPINIÓN el

Una marejada de actividad terrorista está sacudiendo a Francia. Las autoridades lusas jamás habían estado tan alarmadas ante tales perspectivas de muerte y destrucción.

 

El terrorismo en Occidente y Oriente se ha salido de todo control, convirtiéndose en el problema número uno del mundo occidental. Más y más personas sienten sus efectos asoladores.

 

¿Por qué estamos sufriendo el azote del terrorismo? En nuestro mundo son muchas las personas que luchan por una causa, sea grande o pequeña, justa o injusta.

 

Las perspectivas de éxito para muchas de estas causas son dudosas en el mejor de los casos. Hay demasiada oposición o demasiada indiferencia para que los individuos y grupos en cuestión logren su cometido.

 

El terrorismo es el empleo de violencia salvaje e indiscriminada para promover una causa. Es un arma de último recurso esgrimida por los débiles contra los fuertes. La emplean individuos y organizaciones para hacer publicidad a sus causas y lograr fines de que otra manera sería imposible. Los terroristas, relativamente impotentes en lo político y militar, no ven otra manera de golpear a sus enemigos.

 

Por otra parte, el terrorismo es una forma de violencia dramática y espectacular que busca crear miedo y despertar el reconocimiento mundial instantáneo de una causa. Los actos terroristas producen un impacto emocional y político enorme, fuera de toda proporción con la verdadera fuerza del grupo terrorista. Mediante un acto temerario, una banda de oscuros forajidos, con la ayuda de los medios de comunicación, puede alcanzar gran notoriedad muy por encima de su verdadera fuerza numérica.

 

Agrava el problema el hecho de que los terroristas se muestran cada vez más sanguinarios, que sus armas y tácticas se van refinando. El coctel Molotov y la primitiva bomba de tubo han quedad en el olvido, lanzacohetes portátiles y explosivos de gran poder es lo usual hoy día, aunque el secuestro de aviones, trenes o se hacen estallar comienza a permear en las acciones de los grupos terroristas.

 

Los contactos internacionales y el intercambio de armas y conocimientos sirven para multiplicar la capacidad y el poder mortífero de los terroristas.

 

Las autoridades se están preparando para lo peor.

 

¿Qué se puede hacer para detener la epidemia de bombas, secuestros, atentados y asesinatos?

 

Los expertos hablan mucho de medidas preventivas, de retaliaciones punitivas y de castigos más severos para los terroristas. También proponen mejorar la actividad de inteligencia, efectuar operaciones de rescate a sangre y fuego, y restringir los medios de comunicación para negarles a los terroristas la publicidad que buscan. Lo cierto es que no creo que haya medidas humanas infalibles para evitar las situaciones terroristas. Las precauciones son posibles sólo hasta cierto punto.

 

Los terroristas, conociendo cuándo y cómo atacarán, siempre llevan la ventaja. Es prácticamente imposible protegerse contra un terrorista decidido y preparado.

 

Un solo hombre con un dispositivo hecho con materiales comprados en la ferretería de la esquina, puede poner en jaque a toda una ciudad hasta que se le pague el rescate. Un grupo pequeño puede trastornar a un país entero –como ya hemos visto–. Es así de sencillo.

 

Los expertos están de acuerdo: Todo es posible en el mundo del terrorismo. La imaginación terrorista no tiene límites.

 

El mensaje es claro. En este mundo no se podrá erradicar el terrorismo del todo. Por el contrario, y por desgracia, las autoridades temen que los grupos terroristas se sientan obligados a cometer actos aun más violentos y sanguinarios para mantenerse en los titulares.

 

Muchos expertos dicen en privado que no sería nada raro que un grupo de terroristas robara o fabricara una bomba atómica y la utilizara dentro de algún monstruoso chantaje. En Europa –durante la década de 1980– ya se habían descubierto algunas publicaciones clandestinas con planos para la fabricación de armas nucleares rudimentarias.

 

¡La escalada terrorista es inevitable!

 

El futuro se muestra sombrío. El sufrimiento atroz de las víctimas inocentes del terrorismo es sólo una parte del panorama. El terrorismo puede tener, y de hecho tendrá, repercusiones mucho más amplias.

 

Recordemos que el incidente que desencadenó la Primera Guerra Mundial fue un acto sangriento de terrorismo en Sarajevo. Y fue la campaña nazi contra el terrorismo con apoyo izquierdista en Weimar, Alemania, lo que le ayudó a Adolfo Hitler (que no era del todo ajeno a las tácticas terroristas) a arrebatar el poder.

 

El terrorismo es una amenaza seria para la civilización occidental. Entendamos esto: Los terroristas consideran que el caos y la anarquía son requisitos previos para derrocar a un gobierno establecido e implantar una u otra forma de ‘utopía’. Pero la historia muestra que lo que estos terroristas suelen lograr es la creación de aquello que tanto odian: despotismo y más represión.

 

Los desórdenes violentos, según revela la historia tienden más a generar tiranías que paraísos. Ante un caos generado por el terror y la inminente descomposición de la sociedad, los ciudadanos frustrados y airados claman por una mano fuerte que imponga orden, hasta el punto de pedir un gobierno autoritario y restricciones a las libertades civiles. Históricamente, las libertades se han suprimido en nombre de la ley y el orden.

 

Un tirano ambicioso bien puede aprovechar las perturbaciones terroristas como pretexto para tomar el poder e imponer un régimen de hierro sobre las naciones en aras de la seguridad. Pocos periodistas –y muy pocos medios– se han detenido a considerar este posible desenlace de la escalada terrorista.

Lo ocurrido en Francia no es un hecho aislado. Europa puede convulsionarse –como lo está asiendo su economía–. Pero tampoco hay que caer en la estigmatización del pueblo árabe o israelí.

 

Que los momentos de tensión que se viven en Europa, sean un llamado de atención para que las naciones se replanteen sus políticas de seguridad, pero sobre todo de tolerancia hacia otras ideologías.

 

@plumavertical