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OPINIÓN

El día después

Las autoridades electorales difundirán resultados de ejercicios institucionales de conteo rápido. | Ricardo de la Peña

Escrito en OPINIÓN el

El 6 de junio de este año los ciudadanos mexicanos acudirán a votar para elegir a los futuros integrantes de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, a quince gobernadores y a miles de representantes populares a nivel local. La decisión de este voto será compleja y no necesariamente uniforme, aunque puede tener más peso la pista ejecutiva que la legislativa en la definición del sentido del sufragio. Pero ello será algo que se sujete finalmente a la voluntad de cada votante.

La claridad en los resultados

No habrá que esperar a que concluya ese día calendario para tener mayor claridad del reparto de votos y posiciones que surgirán de estas elecciones. Agraciadamente, los ciudadanos podrán contar con información confiable y oportuna por diversas vías, entre las que desde luego estará la paulatina acumulación de datos por casilla en los programas preliminares de resultados electorales, pero estos métodos más completos resultarán a la vez más lentos. Es por ello que antes de que termine ese día las autoridades electorales difundirán resultados de ejercicios institucionales de conteo rápido que darán cuenta de la distribución de votos para las elecciones de diputados federales y para las quince gubernaturas en disputa, además de que a nivel local se podrá saber la situación de la votación por las alcaldías de la Ciudad de México. Así, al margen de las debidas y relevantes precisiones sobre exactamente cuántos votos se obtuvieron y quién ganó en qué distrito, los mexicanos podremos irnos a dormir relativamente temprano sabiendo si algún partido o coalición está en condiciones de alcanzar la mayoría en la cámara baja y cuál fue el reparto en las posiciones de gobernador y alcaldes en la capital. Podremos tener así una aproximación menos borrosa de qué decidimos los electores en esta trascendente jornada y del reparto de poder que nos espera luego de estos comicios.

La oscuridad en la aceptación

Sin embargo, que se haya votado, se hayan contado los votos y se hayan dado a conocer las estimaciones preliminares no nos salva de la posibilidad de que de inmediato se registren acusaciones por un supuesto fraude electoral que busque deslegitimar los resultados de parte o todo el proceso. Estas denuncias no tienen, no han tenido en el pasado, que contar con elementos que las sustenten. Simplemente pueden lanzarse como acusaciones donde se cuestione a actores específicos, sin que se documenten reales actos que pudiesen haber alterado los comicios. Así se ha hecho y así podrá hacerse, pues hay quienes verán en esas descalificaciones una vía para iniciar una presión que eventualmente revierta resultados, anule selectivamente elecciones o al menos justifique las derrotas y desacredite a las instituciones que le representan un estorbo a objetivos de control total. Sí, en la noche del día de elecciones tendremos claridad sobre el sentido de la voluntad ciudadana depositada en las urnas, pasarán muchos días, que serán oscuros, antes de saber cuál será el saldo de reclamos sin fundamento y acusaciones grandilocuentes, que seguramente irán acompañadas de amenazas y movilizaciones, que sembrarán incertidumbre sobre la persistencia del orden legal sobre las acechanzas sectarias.