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El desgaste de las Fuerzas Armadas

Los últimos acontecimientos en el escenario nacional han puesto en el ojo del huracán al personal del ejército. | César Gutiérrez

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Escrito en OPINIÓN el

Los últimos acontecimientos en el escenario nacional han puesto en el ojo del huracán al personal del ejército debido a dos eventos, los cuales analizaremos de la siguiente manera : 

1. Video donde se muestra a soldados sometidos por sicarios

- En primer lugar, recordemos que todo despliegue operativo es cuidadosamente analizado por el Cuartel General de Región y Zona Militar. Desde ahí se giran las órdenes generales a las unidades que establecen su teatro de operaciones en las áreas geográficas.   

- Ahora bien, en cada área geográfica existe cierta problemática donde la seguridad priva sobre la comodidad y en el terreno abierto se incrementa la seguridad para evitar agresiones.

- No se tiene la certeza de cómo fueron sorprendidos y se logra apreciar a por lo menos ocho militares tirados en el piso, siendo sometidos por un grupo de sicarios.

- Existen dos versiones sobre dónde ocurrieron los hechos. La primera es que el video es del año pasado en el estado de Michoacán, la otra versión es que son hechos recientes que sucedieron en la Noria Sinaloa, situación que no cambia en nada lo acontecido en la realidad. 

Es importante señalar que los tiempos ya han cambiado en la forma de operar de hace 40 años; en consecuencia, ya no se pueden realizar las mismas actividades de seguridad de antaño. Hoy se requiere de un planeamiento más dinámico, para que las unidades básicas de combate puedan maniobrar con efectividad y puedan repeler un ataque por parte de los grupos criminales.

La forma en que fueron humillados no sólo se dio en forma personal. El uniforme de la patria fue ultrajado, en un ataque contra nuestra bandera fueron ofendidas las insignias de todo aquel militar que porta cintas, barras, estrellas y águilas. Fue una vejación que no debe pasar desapercibida y se tiene que actuar con todo el peso de la Ley y el derecho. Sin embargo, ¿cómo es posible que esta escoria de delincuentes pueda andar como si nada? ¿Acaso los comandantes de los diversos escalones de mando no sabían de la problemática? ¿Cómo es que fueron sorprendidos? ¿Por qué solo había unos cuantos en la base?

Como podemos observar, también existe mucha responsabilidad en quienes ejercen el mando, porque recordemos aquel viejo adagio que dice: “No hay tropa zorra”. Hoy debemos comprender que una guerra en el papel no salva vidas. Hoy se requiere del máximo ejercicio de mando y liderazgo para salir avante de las diversas misiones y cumplir con la noble tarea que se les ha encomendado. Por consiguiente, es necesario que se giren las órdenes necesarias para que brinden resultados y eviten dejar en estado de indefensión a las bases que requieren un apoyo inmediato por una fuerza de reacción para que atienda todo tipo de agresiones en contra del personal militar.   

¿En dónde está la FGR y sus fiscalías especializadas? ¿Dónde está el ejercicio de la acción penal en contra de estos criminales? ¿Dónde están las carpetas de investigación que logren judicializarlas para sacar de la circulación a estos delincuentes que portan armas prohibidas por el Ejército?

Siempre lo he dicho, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina son las instituciones más fuertes del país, lamentablemente los elementos militares quedan más indefensos y vulnerables ante la delincuencia, ya que al estar de franquicia se convierten en presa fácil de los criminales, y esos no perdonan. Por otro lado, si se defienden, parece que los cuerpos policiales y las fiscalías son sus peores enemigos ya que se ensañan con ellos y utilizan todo el peso de la ley en su contra, incluso para la misma Fiscalía General de Justicia Militar lo primero es cuidar el nombre de la institución antes que a los elementos, que son los que realmente la han hecho grande. Los detenidos padecen de largos, lentos y tortuosos procesos penales, la mayoría de las veces en prisión preventiva y cuando por fin logran salir, después de varios años de lucha, no pueden ni deben pelear por el daño moral causado, porque entonces los consideran mal agradecidos, como si estuvieran pateando el pesebre. 

2. Secuestro de dos elementos femeninos en Puerto Vallarta

Afortunadamente en este caso fueron liberadas las dos mujeres militares secuestradas en Puerto Vallarta, Jalisco, como consecuencia de los diversos operativos que se desplegaron en esa área. Nuevamente volvemos a razonar: ¿Cómo es posible que grupos de delincuentes anden por las calles sin que nadie los vea o detecte? ¿Acaso desconocen la problemática que se desarrolla en esta área? ¿Qué sucede con la fiscalía de esta entidad? ¿Dónde está el estudio de Política Criminal que debe tener el secretario de seguridad pública del estado y el municipio? ¿Por qué tanta omisión de las autoridades? ¿Dónde está el gobernador? ¿Dónde están las acciones preventivas?.

Imagínense, si esto le pasa a los militares, ¿qué podemos esperar los ciudadanos comunes y corrientes? La omisión del estado es demasiada junto con las instituciones de procuración de justicia, esta impunidad es la que lacera a los ciudadanos en general, perjudica las actividades económicas y fomenta la violencia en contra de quienes se rebelan ante tal situación. 

Por último, no se puede dejar de analizar lo sucedido en Irapuato, Guanajuato, donde un elemento de la Guardia Nacional accionó su arma e impactó a Ángel Yael, un estudiante de la Universidad de Guanajuato, quitándole la vida. Este hecho lamentable nunca debió ocurrir. La constante presión y peligro a los que están sometidos los elementos de la Guardia Nacional todos los días, los hizo reaccionar de forma incorrecta y violenta. Ante el temor de los jóvenes que intentaron retirarse de forma apresurada del lugar de los hechos. Es necesario entender que una tragedia como esta no se puede solucionar. No hay palabras que puedan devolverle la vida a este joven, pero debemos entender también que el elemento policiaco es un ser humano con temores y defectos, que lamentablemente no pudo controlar sus miedos e impulsos y terminó accionando su arma ante el temor de ser agredido. Debemos reconocer que la Guardia Nacional puso a disposición de la autoridad competente al elemento y no trató de manipular la escena del crimen, así como tampoco sembrar armas de fuego -como en sexenios pasados-. Aceptó la responsabilidad del hecho que lamentablemente le costó la vida a un joven mexicano. Por lo mismo, es necesaria una mayor capacitación, porque no podemos ni debemos justificar este tipo de conductas ya que los errores cuestan vidas y esas jamás se recuperarán.