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El desdoble multipersonal en la mente de Piglia

Ricardo Piglia crea una mezcla singular en ocasiones cargada de regionalismos americanos, y en otras se vale de literatura apócrifa. | Jorge Iván Garduño

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Escrito en OPINIÓN el

Bien en relatos breves o en extensas novelas, el argentino Ricardo Piglia crea una mezcla singular en ocasiones cargada de regionalismos americanos propios del realismo europeo, y en otras se vale muy al estilo de Jorge Luis Borges de literatura apócrifa y de textos que son de autores inventados, y en la que supuestos personajes históricos sostienen encuentros muy a la orden del día.

Ya hace más de veinte años desde que comenzó a publicar sus escritos, y desde entonces lo ha hecho de manera pausada, equilibrada, pero sin perder su sobriedad, en la que el lenguaje refinado es otro elemento frecuentado por este escritor nacido en Adrogué, provincia de Buenos Aires, Argentina.

Los temas detectivescos comenzaron a apasionar a Piglia desde muy corta edad, teniendo entre sus autores predilectos en el tema a Scott Fiztgerald, Dashiell Hammett y William Faulkner entre otros; la lectura de este último fue la que lo encausó al terreno de la novela policiaca e incluso en sus propias obras encontramos muy variadas referencias sobre el lenguaje faulkneriano.

Estos antecedentes nos hacen encontrar en la obra de Ricardo Piglia una oralidad aparentemente “popular”, que le brinda ritmo a sus relatos que a la vez nos inducen en una especie de crispación expresiva o de múltiples registros, ya que el trabajo nace a partir de una vanguardia novedosa muy al estilo del Viejo Continente.

Su obra Plata quemada, es el resultado de la influencia que ha recibido por la lectura de estos temas, sin embargo lo relevante de ella es que está basada en un hecho acaecido en la ciudad de Buenos Aires en 1965, y que ha sido documentada y ficcionada al estilo del periodismo literario por Piglia durante largo tiempo.

Esta novela, publicada en 1997, cuenta la historia de una banda de viejos compinches que deciden robar un banco, bajo la sombra protectora de varios políticos y policías que se llevarán una parte del botín una vez que el robo haya funcionado, pero los rufianes deciden huir traicionando a sus socios y escapar con toda la plata, pero el burlar a las autoridades argentinas no les será cosa fácil y se verán acorralados en la ciudad de Montevideo, donde deberán ir en contra de sus propias motivaciones.

Plata quemada, considerada una de las mejores novelas argentinas de los últimos años, se ha convertido en un referente ineludible en la obra de Ricardo Piglia por su escritura amoral y por estar escrita a un ritmo implacable, que dicho en las palabras de Martín Kohan es “una novela dura que mira la sociedad desde el crimen”.

Asimismo, ejemplificando el trabajo de Piglia cito además Respiración artificial (1980), obra que fue clave en la resistencia intelectual contra la ignominia durante los años previos a que fuera derrocada la más cruel dictadura argentina, y sin embargo lo que este texto calla es más lapidario que lo sofisticado de su alegato.

El argumento de esta novela parte en dos tiempos paralelos, uno a mitad del siglo XIX, encarnado en la figura de Enrique Ossorio; la otra en el año de 1979, bajo la última dictadura militar en Argentina, en la que el recurrente personaje de las ficciones de Piglia, Emilio Renzi, espera la llegada de su tío –y protagonista–, Marcelo Maggi.

Enrique Ossorio, supuesto aspirante a escritor, quiere escribir una novela de denuncia y opta por el género de anticipación que a manera de cartas un personaje recibe del futuro, aunque éstas no le están dirigidas, al tiempo que Renzi espera el arribo de su familiar, a éste le irán llegando incomprensiblemente una serie de mensajes cifrados fragmentariamente a lo largo de toda la novela originadas por su tío; sin embargo, estas misivas no encuentran destinatario fiel y directo, cayendo el diálogo en una encrucijada artística en la que la lectura desviada y la interferencia significante “abre el camino de un género híbrido absolutamente contemporáneo: la ficción especulativa”.

El desdoble multipersonal que ocurre en la mente de Ricardo Piglia es un juego de espejos infinito, un estado de trance intelectual en la que el narrador tiene mucho que decir, pero prefiere apegarse a lo necesariamente importante, hundiéndose en un torbellino saturado de memoria, ideas, elucubraciones y desvaríos colosalmente críticos.

Ricardo Emilio Piglia Renzi, crítico, ensayista, profesor académico, periodista, que ha sido merecedor del Premio Planeta Argentina 1997; mención especial en el Premio Casa de las Américas en 1967; Premio Iberoamericano de Letras José Donoso en Chile en 2005; además de poseer una obra que ha sido traducida a numerosos idiomas.

Él es Ricardo Piglia, un argentino comprometido con su patria y sus buenas costumbres, decidido a cuestionar a gobiernos que imponen las armas antes que el diálogo y la reflexión; pero sobre todo, Ricardo Piglia es y seguirá siendo un escritor imprescindible de leer.