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'El derecho internacional' a defender el patio trasero

El conflicto actual entre Rusia y Estados Unidos es la confrontación por dominar mercados. | Ismael Jiménez

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Escrito en OPINIÓN el

La confrontación entre Estados Unidos y Rusia por Ucrania, debería plantear un análisis profundo sobre el derecho de las grandes potencias a defender “sus respectivos patios traseros”.

De hecho, “el derecho a defender el patio trasero” es un asunto que tiene que ver con la autodeterminación de los pueblos, la democracia, los derechos humanos y la soberanía. En pocas palabras, el respeto a las naciones.

El tema es que las grandes potencias, se abrogan el derecho a defender sus patios traseros de acuerdo con sus principios e intereses, según les convenga y su interpretación de las circunstancias.

El caso de Ucrania, debería poner en la mesa de debates de la ONU, el derecho a la soberanía y la autodeterminación de los pueblos, independientemente de la región en la que se encuentren, el corte político a que se apeguen, la cultura, las creencias y el modelo económico que deseen seguir.

El argumento de Vladimir Putin sobre colocar bases militares en Cuba o Venezuela, o el cuestionamiento sobre el expansionismo de Estados Unidos en México, tiene sentido, pues de la manera más simple, el líder ruso señala que, en el caso de Ucrania, no están haciendo nada que a lo largo de la historia no hayan hecho los Estados Unidos.

Para algunos, esto es una falta de “respeto a la soberanía” y al derecho de un país a ser “libre”. Pero sin ir muy lejos, la política de los Estados Unidos contra Venezuela y Cuba, es una clara violación a los derechos de “libertad”. Afganistán y Yemen son dos ejemplos más.

Guantánamo operó por muchos años como una base militar de prevención y seguridad para el gobierno norteamericano, y Venezuela, está rodeada al menos por nueve bases militares asentadas en Colombia, todo, como medida preventiva ante la expansión de un régimen político ajeno a los “principios democráticos” de los Estados Unidos.

Por supuesto que no pretendemos justificar por ningún motivo, un posible ataque de Rusia a Ucrania, pero entender el contexto permite evaluar mejor un conflicto en el que ambas potencias, tienen grandes responsabilidades por su capacidad para desestabilizar a los países que consideran sus satélites de influencia global.

Los Estados Unidos tienen dispuestas al menos 800 bases militares terrestres por todo el mundo, sin contar los buques de guerra dispuestos en distintas aguas continentales. También, como medidas preventivas.

La política de Washington durante toda la guerra fría, fue sofocar cualquier indició de gobierno de corte ajeno a sus principios “democráticos” que germinaran en las inmediaciones de sus fronteras. Centroamérica y Sudamérica resintieron en los 70 y 80 ese poder estadounidense para defender la seguridad de sus fronteras, aunque los brotes se dieran a mayores distancias de la que hoy ocurre entre Rusia y Ucrania.

Cierto, los Estados Unidos, nunca desplegaron tropas “oficialmente” en los países que desestabilizaron, pero el escándalo Irán-Contras, demostró la manera en que Washington defendió su patio trasero.

En México, por ejemplo, la constante intervención en una “guerra al narcotráfico” garantiza la supresión a Washington, además del suministro constante de armas para ambos lados de esa “guerra”.

El gobierno de los Estados Unidos se abroga además el derecho de sancionar económicamente a cualquier país, sin reparar en las consecuencias para los países sancionados y la región en la que se encuentran.

Rusia por su parte, quizás un poco más directa en su determinación para cuidar sus fronteras, despliega tropas en los límites con Ucrania, país considerado la última frontera entre Rusia y Occidente.

Antes de iniciar la crisis en Ucrania, la última línea entre Moscú y Occidente era Polonia, país que dejó de ser satélite con la caída de la Unión Soviética, lo que además significó la desaparición del comunismo del planeta.

Hasta ahí, el gobierno ruso no tenía mayor inconveniente; el asunto cambió cuando la OTAN comenzó a instalar bases militares en países que habían pertenecido a la cortina de hierro como Polonia, Rumania y Hungría, entre otros. Esto fue interpretado en Moscú como una expansión de occidente hacia la región de los Balcanes y el Cáucaso en donde Rusia se había abrogado el derecho de influencia.

El gobierno ruso con Vladimir Putin a la cabeza, inició a principios de este siglo, una campaña para crear una coalición militar de países afines que hiciera frente al avance de la OTAN que poco a poco fue instalando bases militares cerca de Rusia. No prosperó, pero en este momento Irán, China y Rusia, han firmado una alianza militar de defensa ante un ataque a cualquiera de estas tres naciones.

El avance de la OTAN en Europa del Este, inició la confrontación entre Rusia y Occidente que poco a poco le ha ido disputando territorios en esa región al gobierno de Moscú. Esto dio paso a las guerras en Ucrania, Bielorrusia y Eritrea, regiones que Rusia había logrado controlar.

Pero Ucrania “buscó la independencia” de Rusia, auspiciada por la promesa de pertenecer a la Unión Europea, lo que, para muchos, es un acto de “soberanía” y que, Occidente, se asume como “facilitador” del proceso, mientras que Rusia, lo ve como una amenaza a su seguridad nacional.

La promesa a Ucrania de ingresar a la comunidad europea, no significa solamente un avance económico, representa también el avance militar de occidente que, desde al menos cinco años, tiene tropas y bases militares ya asentadas en ese país.

Para Vladimir Putin, Occidente orquestó la guerra en Ucrania que terminó con el gobierno proruso en 2014, ya con apoyo militar de la OTAN.

Rusia se abroga el derecho a defender sus fronteras entendiendo a Ucrania, como parte de dicho territorio, tal y como Estados Unidos entienden a México en sus fronteras con Centro y Sudamérica.

Rusia, ya no es comunista y China, es la primera economía del libre mercado del planeta. Por lo tanto, el conflicto actual entre Rusia y Estados Unidos, ya no es el de la guerra fría, es otro, en un contexto y mundos diferentes con intereses que van más allá de lo geopolítico.

Es la confrontación por dominar mercados bajo el “derecho internacional” a defender su patio trasero.