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El defecto Trump

A Trump sus posturas lo han colocado en un lugar riesgoso al no entender el costo político y económico para los norteamericanos | Jorge Iván Garduño

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Escrito en OPINIÓN el

Desde su irrupción en la Casa Blanca, Donald Trump, que cumple un año de tomar posesión como presidente de los Estados Unidos de América, mantiene las posturas que lo caracterizaron desde el inicio de su campaña para la nominación republicana, enfatizando sus políticas contra la migración, seguidas por su empecinamiento de construir un muro fronterizo con México, además de prohibirle la entrada a su país a musulmanes (por mencionar un par de ejemplos), lo que lo ha colocado en una posición riesgosa al no entender el costo político y económico para los norteamericanos, tanto al interior como al exterior.

Frutos rancios


Las políticas emprendidas por Donald Trump ya han dado frutos, pero muy rancios: desavenencias con líderes mundiales, diálogo de sordos con mandatarios respecto de acuerdos comerciales, y encontronazos con la prensa; por lo que las agresiones del magnate en contra de México, con otros más llamándolos “países de mierda”, con los musulmanes solo por ser “musulmanes” y todo lo que no sea “America” están conformando una causa en común más amplia liderada por cabezas de la sociedad civil, empresarios, líderes religiosos, intelectuales e iconos culturales, dentro y fuera del sector público e instituciones de todos los sectores nacionales e internacionales.

Mucho se habló respecto de lo que supondría su mandato y su manera de gobernar, sobre todo en lo referente a su postura radical, dictatorial, xenófoba y extremadamente nacionalista, pero ya instalado en la Casa Blanca, en lugar de moderar su discurso e implementar políticas alineadas al “establishment” norteamericano, sigue empecinado a seguir una política proteccionista.

Un gobierno a tuitazos


Políticos norteamericanos preveían que Trump sería un “gobernante” controlable, que su equipo lo alinearía a intereses en común con otras naciones “hermanas”, pero muchos de sus “más cercanos colaboradores” ya han abandonado el proyecto “Trump Presidente” o simplemente no se han podido sostener, y es que el magnate inmobiliario y exestrella de reality shows muestra como logros las acciones que intenta llevar a cabo, magnifica la importancia de lo que ha hecho, exagera los problemas que heredó de la administración de Obama, impone metas económicas fantasiosas, se aferra en gobernar a tuitazos y no aprende de sus errores… es más, los repite alegremente.

No cabe duda de que la política en todas las latitudes cambió con la llegada del inquilino número 45 a la Casa Blanca; el mérito de Donald Trump fue entender que millones de estadounidenses se sentían despreciados e ignorados por la clase política norteamericana: fuesen republicanos o demócratas.

Lo que en un primer momento se consideró como una broma de mal gusto, es ya una firme amenaza con tintes conservadores, xenófobos y dictatoriales.

Lee también: Idealizando gobiernos imperfectos

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Esta semana, mis recomendaciones literarias:

Laëtitia o el fin de los hombres” (Anagrama) de Ivan Jablonka. Laëtitia Perrais tenía dieciocho años cuando fue violada, asesinada y descuartizada la noche del 18 de enero de 2011. Dos días después, la policía detuvo al asesino, pero este se negó a confesar dónde había escondido el cadáver, que tardó semanas en aparecer. El crimen llegó a los periódicos y conmocionó a Francia. De ahí saltó a la política, y el entonces presidente Nicolas Sarkozy, en un gesto de oportunismo populista, apuntó hacia los jueces y las fisuras del sistema judicial, porque el asesino acumulaba un largo historial de detenciones previas.

Recomponiendo las piezas del puzle, este libro desgarrador aborda el macabro crimen, la reacción política, social y judicial, la personalidad del asesino y la investigación policial, pero sobre todo reconstruye la historia de la chica asesinada, a través de sus mensajes en las redes sociales, del testimonio de su hermana gemela y del entorno en el que vivió. Y aparece la figura de alguien que llevaba mucho tiempo padeciendo la violencia masculina: hija de un padre que abusaba de su mujer, adoptada por una familia cuyo progenitor violó a varias chicas, incluida su hermana, Laëtitia ya era, mucho antes de saltar a los titulares de los periódicos, una víctima.

En parte crónica de sucesos, en parte novela de no ficción en la estela de A sangre fría y El adversario, en parte historia, sociología y denuncia política, este libro inquisitivo y perturbador recibió en 2016 el Premio Médicis y el Premio Le Monde.

Ivan Jablonka (París, 1973) es profesor de Historia en la Universidad París XIII y codirector de la colección «La République des idées» de la editorial Seuil. Entre sus libros anteriores destaca “Historia de los abuelos que no tuve” (publicado en castellano por Libros del Zorzal y galardonado en 2012 con el Premio del Sena­do para libros de historia, el Premio Guizot de la Academia Francesa y el Premio Augustin Thierry), en el que indaga en las vidas de sus abuelos desaparecidos durante la Segunda Guerra Mundial.

Gloria” (Anagrama) de Vladimir Nabokov. Martin Edelweiss, el protagonista de esta novela, es un joven exiliado ruso que ha recorrido Europa con su madre hasta instalarse en Suiza y después se traslada a Inglaterra para estudiar en Cambridge. En Londres conocerá a Sonia, de la que se enamorará perdidamente. Convencido de estar malgastando su vida y deseoso de impresionar a Sonia para conquistarla, decide embarcarse en una peligrosa –incluso disparatada– aventura: volver a entrar ilegalmente en la Unión Soviética, de la que huyó en 1919... Escrita originalmente en ruso en Berlín, publicada en París en 1932 y traducida al inglés en 1971 por su hijo Dmitri bajo supervisión y con posterior revisión del propio Nabokov, Gloria es una de las nueve novelas que escribió en su lengua materna en el exilio europeo entre 1925 y 1937. Su título original, Podvig, podría traducirse como «valerosa proeza» o «gran hazaña», algo que su joven protagonista está empeñado en llevar a cabo, porque, como dice el propio Nabokov en el prólogo de la edición en lengua inglesa: «El logro de la plenitud es la meta primordial de su destino; pertenece a ese ente poco común de "las personas cuyos sueños se hacen realidad". Pero tal plenitud se halla invariablemente impregnada de punzante añoranza. El recuerdo de este ensueño de la niñez se mezcla con la expectativa de la muerte». En este libro chispeante y tragicómico, cargado de ironía y también de nostalgia por el mundo que se ha dejado atrás, Nabokov da vida a un entrañable héroe que busca la gloria con ingenuidad. Y en su búsqueda se rodea de todo un repertorio de excéntricos personajes: peculiares emigrados rusos, un erudito, un estudiante inglés, un escritor ruso y hasta un espía.

Vladimir Nabokov (1899-1977) es uno de los más extraordinarios escritores del siglo XX. En Anagrama se le ha dedicado una «Biblioteca Nabokov» que recoge una amplísima muestra de su talento narrativo. En «Compactos» se han publicado los siguientes títulos: Mashenka, Rey, Dama, Valet, La defensa, El ojo, Risa en la oscuridad, Desesperación, El hechicero, La verdadera vida de Sebastian Knight, Lolita, Pnin, Pálido fuego, Habla, memoria y Ada o el ardor, mientras que La dádiva, Cosas transparentes, Una belleza rusa, Opiniones contundentes y El original de Laura pueden encontrarse en «Panorama de narrativas».


La utilidad del deseo”
(Anagrama/Colección Argumentos) de Juan Villoro. Los hermanos Grimm ampararon sus cuentos bajo el lema: «Entonces, cuando desear todavía era útil». Hubo una remota arcadia en la que las hadas recompensaban la esperanza. Novelista, dramaturgo, autor de cuentos infantiles, Juan Villoro entiende la lectura como un regreso al momento esquivo y meritorio en que el placer tiene su oportunidad.

La utilidad del deseo prosigue la aventura iniciada en los libros de ensayos “Efectos personales” y “De eso se trata”, también en Anagrama. En esta nueva escala, Villoro se ocupa, entre otros temas, de la inagotable isla de Daniel Defoe, la celeridad y la culpa en Nikolái Gógol, el arte de condenar de Karl Kraus, la empatía de la pluma con el bisturí, la fábula de la conciencia de Peter Handke, las insólitas semejanzas entre los incomparables Ramón López Velarde y James Joyce, los enigmas de la traducción, la tensión entre verdad y mentira en Gabriel García Márquez y las cartas privadas de Julio Cortázar, Juan Carlos Onetti y Manuel Puig; lo hace con un rigor y una hondura siempre aliados a una gozosa fluidez.

Rodrigo Fresán ha señalado que las raíces de un escritor no están en el suelo sino en las paredes: son los libros que ha leído. Este volumen abre las puertas de una casa para conocer el revés de una trama: las lecturas que han formado a un autor; un autor, Juan Villoro, que en La utilidad del deseo despliega una mezcla triunfal de erudición, inteligencia y originalidad de mirada que contagia al texto (y al lector) del mismo apasionamiento que ha llevado a escribirlo.

Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) tiene una extraordinaria reputación como novelista, cuentista, ensayista y desde luego cronista. En Anagrama ha publicado los ensayos literarios Efectos personales y De eso se trata; las crónicas de fútbol de Dios es redondo; las novelas El testigo, galardonada con el Premio Herralde; El disparo de argón; Arrecife; el libro de cuentos Los culpables, galardonado en Francia con el premio Antonin Artaud; la recopilación de artículos ¿Hay vida en la Tierra?; y el volumen de conversaciones con Ilan Stavans El ojo en la nuca.

El nervio óptico” (Anagrama) de María Gainza. Este es un libro hecho de miradas. Miradas sobre cuadros, sobre los artistas que los pintaron y sobre la intimidad de la narradora y su entorno. Este es un libro singular y fascinante, inclasificable, en el que la vida y el arte se entretejen. Consta de once partes: once partes que son once capítulos de una novela que relata una historia personal y familiar, pero que también pueden leerse como once cuentos, u once incursiones furtivas en la historia de la pintura, u once ensayos narrativos que tratan de desentrañar los misteriosos vínculos entre una obra pictórica y quien la contempla.

En sus páginas el Greco trenza lazos secretos con un paseo por un bosque de secuoyas cercano a San Francisco, la enfermedad y la muerte; Rothko y el misterio de los cuadros para el Four Seasons del Seagram Building que se negó a entregar, se entrecruzan con un hospital donde el marido de la narradora recibe quimioterapia y una prostituta se pasea por los pasillos; el aduanero Rousseau y el banquete que, entre la admiración y la mofa organizó Picasso en su honor, conectan con el miedo a volar... Y aparecen Hubert Robert y la fascinación por las ruinas; las andanzas de Misia Sert en París y Venecia; Toulouse-Lautrec deslumbrado por las estampas japonesas; el joven Fujita que, atrapado por Cézanne, decide irse a París; Augusto Schiavoni, al que acaso una médium ponga en contacto con su gemelo muerto en una sesión de espiritismo en Florencia; la decisiva visita de Alfred de Deux al taller de Géricault; la relación de Courbet con el mar... Y todo ello actúa como catalizador de las vivencias de la narradora, de las historias de su familia de clase alta, de la evocación de la ciudad de Buenos Aires, de la pasión por el arte, el dolor de la pérdida, la confrontación con la enfermedad, la vivencia del paso del tiempo, la banalidad cotidiana, el desasosiego...

Este es un libro que habla de arte con erudición y de la vida con sabiduría. Y lo hace sin grandilocuencia, porque, como decía Cézanne, «lo grandioso acaba por cansar». El sublime resultado nos descubre una voz originalísima, que despliega sus múltiples recursos literarios con sutileza y osadía.

María Gainza nació en Buenos Aires. Trabajó en la corresponsalía de The New York Times en Buenos Aires y fue corresponsal de ArtNews. Durante más de diez años fue colaboradora regular de la revista Artforumy del suplemento Radardel diario Página/12. Ha dictado cursos para artistas y talleres de crítica de arte, y fue coeditora de la colección sobre arte argentino «Los Sentidos», de Adriana Hidalgo Editora. En 2011 publicó Textos elegidos, una selección de sus notas y ensayos sobre arte argentino. El nervio óptico es su primera novela.

Todos somos autodefensas” (Grijalbo) de José Manuel Mireles Valverde. Ese año, los cárteles, insatisfechos con las ganancias obtenidas con el tráfico de drogas, diversificaron sus actividades e incursionaron en la extorsión, el secuestro, el pillaje y, en el colmo del sadismo, la violación y la tortura. Después de una década de violencia desatada, los habitantes de la zona reaccionaron. Empobrecidos por los embates del crimen, olvidados por las autoridades, furiosos y hartos, decidieron tomar la justicia en sus manos.

José Manuel Mireles Valverde es una figura central en este panorama. Fundador de las autodefensas en la Tierra Caliente, luchó durante más de un año contra los cárteles, pero fue apresado en junio de 2014 durante un operativo federal duramente criticado. Entonces debió emprender otras batallas: la jurídica -por salir de prisión- y la moral -para no doblegar su espíritu-. Y triunfó.

Mireles ha convertido esa "digna rabia" en la crónica completa de las autodefensas michoacanas. En este libro, que se remonta a la herencia purépecha y la pelea que los terracalenteños dieron durante la Revolución mexicana y la Guerra cristera, el médico y comandante narra a detalle la génesis del movimiento de autodefensas, así como la adrenalina de los combates y las negociaciones frustrantes con el gobierno, que culminaron en una traición histórica.