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El Cuento de la Criada y el Estado; gobierno y política en México

Al final, la victoria se la lleva el corazón más duro. | Lena Brena Ríos*

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Escrito en OPINIÓN el

Me quiero referir en este artículo al totalitarismo político de Gilead, una teocracia patriarcal distópica y su semejanza con el Estado en México, en lo que se refiere a su intrincada tipología de agentes y sus funciones. La historia se plasma en la novela El Cuento de la Criada de Margaret Atwood, que posteriormente se hizo una aclamada serie.


El centro de la historia es la sobrevivencia de las criadas en la República de Gilead, ubicada en lo que era antes Estados Unidos, donde la baja natalidad causada por la contaminación ambiental, llevó a medidas políticas extremas. Usando textos bíblicos literales y descontextualizados, como la violación en un ritual de las mujeres fértiles llamadas Criadas, empleando una parte del relato de Raquel, Bilha y Jacob. Puesto que cuando Raquel no pudo embarazarse, y envidiando la fecundidad de su hermana, le dio a la sierva Bilha para que tuvieran hijos.

Los Ojos son hombres encargados de espiar e informar y nadie sabe quién es un Ojo, por eso debes cuidarte de todos. A su vez, los Comandantes son la clase gobernante organizada como el gobierno, sin personalidad propia pero leales entre sí para no perder privilegios, son tomadores de decisiones que se guían por un fin: la razón absoluta de que son los elegidos para repoblar Gilead. Ellos abusan en su casa de sus esposas, las Criadas y las Marthas. A tal grado que la esposa debe participar en el ritual de violación de las criadas. Obviamente ellos no lo ven como violación.

Las Tías son las guardianas de las criadas, quiénes las adoctrinan y las castigan; las criadas son las esclavas sexuales cuyo fin es tener hijos para la élite de Comandantes que dirigen Gilead y las Marthas son esas mujeres que ya no son fértiles y que sirven en las casas de los Comandantes.

Cada una de estas piezas que se subordinan concatenadamente, son manipulados para creer en un fin último para convencerse de que hacen el bien, aunque de por medio asesinen, torturen y sometan a mujeres y hombres, maten a opositores y rebeldes.

En la metáfora que quiero usar, Gilead es el Estado mexicano (me refiero a los rasgos atemporales del Estado: control militar, control y gobierno de la población, justificación ideológica del poder, subordinación a los poderes económicos).

El gobierno mexicano son los Ojos y los Comandantes: son unos operadores sin personalidad y que no saben tomar decisiones sino sólo manipular textos de la Biblia sin entenderlos y que se someten al discurso moralista en turno: “Democracia y Revolución”, “Arriba y Adelante”, “Renovación Moral de la Sociedad”, “Que hable México”, “Bienestar para tu familia”, “A sacar al PRI de los Pinos”, “Para que todos, todos, vivamos mejor”, “Te lo firmo y te lo cumplo”, “Por el bien de México, primero los pobres”.

Ojos y Comandantes se acusan y se traicionan mutuamente, pero pocos entienden por su propia cuenta, con excepción de uno de sus creadores, el Comandante Lawrance, que el sistema que apoyan es frágil en donde creen que es fuerte: la lealtad que más que real es fácilmente comprada e intercambiada.

En este paralelismo, las Tías son la oposición partidista en México, del año que sea, del sexenio que sea, a quienes el Estado usa para hacerles creer que su papel es ser guardianas de la fe y su misión es cuidar el tesoro del régimen: los niños.


Los niños y las mujeres somos los mexicanos, no lo digo en el sentido peyorativo, sino porque sin nosotros, Gilead pierde su motivación.


Las Tías o los Ojos como los partidos de oposición, creen que hacen un bien mandando el mensaje de que hay una a la que salvar y condenando a quién no sea tan obediente como ellos. Si las Tías llegarán al poder, no importa si son mujeres, ya que han introyectado el patriarcado de Gilead; seguirían creyendo que las mujeres y los niños necesitan su tutela; seguirían llevando Gilead en su sistema. Porque Gilead no es un régimen que cambie si reemplazan las Tías a los Comandantes; y son tan obedientes como un militante partidista o una pluma propagandista.

Como dice la protagonista de la serie, la valiente y lúcida criada June/Defred/DeLawrence al finalizar la tercera temporada, para tratar de definir la crueldad de las personas que hacen funcionar Gilead “no se trata de tener la razón o la gente o a Dios de tu lado, no es nada tan impresionante, al final, la victoria se la lleva el corazón más duro; la recompensa es para los despiadados”.

No sé quién sea Mayday en México, (cuando un avión esta en problemas o cayendo en picada, se usa para pedir auxilio la clave internacional mayday,  la onomatopeya mayday es un término que  procede del francés “m’aidez”, que significa “ayúdame) que en la serie es la resistencia secreta a Gilead, cuya característica es que sus redes de seguidores está en todos lados, pero sin tener un liderazgo, no es una organización sexista,  funciona de forma horizontal, donde la invisibilidad  y la confianza son su mayor fortaleza.

¿Qué pasará con la república teocrática? ¿Mayday atacará? Eso lo sabremos con la 4T… la 4Temporada de la serie El Cuento de la Criada.


*Advertencia para algún woke al que la palabra criada le moleste: es la traducción del título en inglés.

*Lena Alejandra Brena Ríos. Dra. En Ciencias Políticas y Sociales, con Orientación en Ciencia Política, por el Posgrado de la UNAM de la FCPyS, es Maestra en Sociología Política por el Instituto Mora. Docente en la FCPyS en las asignaturas de Sociología y Metodología de los Derechos Humanos y Análisis de Redes Sociales y Políticas, también imparte la asignatura de Feminismo Indígena y Afrodescendiente en la Facultad de Filosofía y Letras de las UNAM. Es tutora del Certificado en Crítica de los Derechos Humanos en el 17, Instituto de Estudios Críticos.