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El conflicto racial

Es cada vez más evidente que los afroamericanos están dejando de ser la primera minoría y este lugar lo empiezan a ocupar los latinos.

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Escrito en OPINIÓN el

El conflicto racial en los Estados Unidos no ha desaparecido del todo. Todavía quedan rastros y reminiscencias del viejo pasado que dividió profundamente a la sociedad de este país entre “blancos y negros”. Por supuesto que hoy por hoy es políticamente incorrecto (y quizá hasta en algunos lugares constituya una falta) llamarles “negros” y es una palabra que se considera despectiva y hasta grosera. El término correcto es “afroamericano” y he escuchado también a algunas personas en las calles que les llaman “gente de color” (lo cual me parece poco apropiado igualmente). La división, como digo, entre razas, es marcada. Este es uno de los asuntos que pocas personas se imaginan cuando mudan su residencia de México a los Estados Unidos.

 

Si uno observa las películas que se han hecho sobre este tema, la conclusión a la que puede llegar es que la raza negra o “afroamericana” fue duramente maltratada durante años (esclavizada primero y posteriormente segregada). Hasta hace muy poco tiempo las cosas empezaron a cambiar y las oportunidades llegaron en igualdad de circunstancias para los afroamericanos como para cualquier persona. Pero la realidad dicta que – aunque en el papel y en la ley todos los ciudadanos tienen los mismos derechos y obligaciones – los afroamericanos en muchas circunstancias siguen siendo objeto de discriminación. Ahora bien, en muchos casos la segregación llega a la congregación voluntaria por regiones, zonas, ciudades, escuelas o restaurantes.

 

Es notablemente curioso como en la ciudad de Washington la mayoría de su población nativa es afroamericana. La mayoría de la gente blanca no ha nacido en el Distrito de Columbia, sino que vinieron a trabajar, a estudiar, por algún encargo específico y luego de unos 3 o 4 años se marchan a otro lugar (y no estamos hablando de la inmensa población flotante que trabaja en los organismos internacionales como el Banco Mundial, la OEA, el BID o el Fondo Monetario Internacional); estamos refiriéndonos a aquellos que son ciudadanos de Estados Unidos solamente.

 

Luego entonces, aunque sin decirlo, la realidad social impone sus tendencias y establece cuáles son los barrios de afroamericanos y cuáles de blancos; es notorio los restaurantes y los “antros” a los cuales asiste cada cual y por la simple fila en la entrada es evidente la raza a la que pertenecen sus invitados o sus comensales. Lo mismo sucede con las escuelas (casi todas ellas públicas) en donde la diferenciación es marcada entre unos y otros y así también pasa en los diferentes barrios de la ciudad, pues las zonas donde vive cada quien están notoriamente identificadas. ¿Esto es voluntario o forzado?

 

Para acabar de delinear esta realidad social, debo comentar que también existe un mayor conflicto entre las minorías en los Estados Unidos. Es cada vez más evidente que los afroamericanos están dejando de ser la primera minoría y este lugar lo empiezan a ocupar los latinos (o como le llaman aquí: “hispanos”). Con documentos la mayoría de ellos (pero también una buena parte sin ellos), los hispanos (latinos) han comenzado a tener preponderancia y mayor influencia en la elaboración de políticas públicas dirigidas a este sector; apoyos económicos; y las campañas electorales de ambos partidos dedican una buena parte de su tiempo, esfuerzo y dinero para recabar votos entre este sector. Casi todo lo anterior sucede en detrimento de la atención que se brinda a la población afroamericana (no porque la atención sea de mala calidad, sino porque está dividida entre un mayor número de minorías).

 

En ese sentido y atendiendo a esta realidad social y política, lo anterior genera naturales tensiones entendibles y cada vez crecientes entre la población afroamericana y el resto, ya sean blancos, hispanos, o de otra índole.

 

Por último y a la luz de lo que he mencionado hasta el momento, quiero comentar el caso que actualmente tiene gran difusión en los medios de comunicación en los Estados Unidos: Ferguson. Este es el nombre de una población suburbana en la ciudad de “Saint Louis”, en el estado de Missouri. En dicho lugar, un policía disparó y mato a un joven afroamericano sin que las causas de lo anterior sean evidentes aún (se alega un forcejeo y autodefensa). Además, el cuerpo de policía de este lugar en su mayoría está formado por gente blanca. Y para acabar de complicar el asunto, no es la primera vez que sucede, pues en Florida, hace pocos meses, sucedió algo de forma similar. Ante ello y ante la supuesta falta de respuesta de las autoridades hasta el momento, algunos miembros de la población afroamericana de Ferguson se volcado a las calles y se ha manifestado y protestado en contra, escalando el conflicto hasta la escena nacional, obligando al Presidente Obama a fijar una postura.

 

Muchas preguntas quedan en el aire (en sentido abstracto): ¿cuál es el papel que juegan unos y otros en el conflicto racial? ¿la discriminación es una realidad aún? ¿la segregación o congregación de grupos raciales en zonas específicas, escuelas, restaurantes y ciudades es auto inducida o bien, producto de una discriminación latente que yace subrepticiamente en la sociedad? ¿pueden existir los crímenes raciales en una sociedad que claramente está en contra de ello? ¿qué va a suceder cuando la mayoría de hispanos sea la primera, por encima de la afroamericana?

 

Hay muchas cosas que aún no se han podido resolver y presiento que este es el tipo de problemas que los políticos estadunidenses tendrán que dedicarse a atender en los próximos años; por supuesto no es una tarea nada sencilla y para muestra un botón: Ferguson.

 

@fedeling