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El conflicto racial (Parte II)

El conflicto racial tiene que ver más con las percepciones que con las realidades.

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Escrito en OPINIÓN el

Es difícil escoger un tema para hablar en particular, cuando la agenda está llena y cargada de tópicos que ameritan nuestra atención. La semana pasada narré los acontecimientos sucedidos en el poblado de Ferguson, en el estado de Missouri, (a las afueras de Saint Louis), en el cual, un joven afroamericano fue abatido a tiros por un policía blanco. Esto ha ocasionado que la protesta haya sido incremental en los últimos días, ocasionando graves conflictos en materia de orden y seguridad pública en el condado. La pregunta que subyace de fondo es la siguiente: ¿el abatimiento de este joven afroamericano atiende a un problema racial, o bien, fue una respuesta excesiva de uso de la fuerza del policía? Las versiones encontradas han dado mucho de qué hablar, pues cada grupo tiene la suya propia y defiende lo que cree que es correcto.

 

En lo personal, mi opinión es que las versiones están fuertemente ancladas en las autopercepciones que cada raza tiene de sí y del trato que dan y reciben en los Estados Unidos. Desde mi artículo de la semana pasada hablé sobre el auto aislamiento y el auto encasillamiento que los grupos étnicos y raciales se propician a sí mismos. Veamos esto por partes: en materia de  vivienda, y de localización geográfica, cada grupo tiene su propia zona en las ciudades. Al menos, desde lo que yo he podido observar en la capital estadunidense, los barrios donde cada cual se ubica son fácilmente identificables, y por lo regular no se invaden con personas que no pertenecen a ellos mismos. Esto no es una regla escrita, ni mucho menos una disposición legal, pues al contrario, el espíritu de las normas es precisamente fomentar la inclusión y la interacción de todos; pero en la realidad todos sabemos que la práctica diaria es diferente. Ya sea por temor, por costumbre o por respeto, las razas y las etnias no se entremezclan demasiado. Esto es lógico y entendible: existen barrios para todos. Los hay aquellos que son de latinos (y dentro de ellos, de salvadoreños, de mexicanos, de guatemaltecos, etc.), de chinos, de afroamericanos, entre otros. Esto no se ve como algo anormal, sino como una manera de interactuar con aquellos que consideramos como nuestros pares.

 

Ahora bien, esto resulta una enorme paradoja, porque Estados Unidos se define a sí mismo como un “melting pot”. ¿Qué quiere decir esto? Un “melting pot” es la olla donde se hace el fondue, o el queso fundido. Es una cacerola que sirve para verter los contenidos de cocina y mezclarlos todos. ¿Qué pasa cuando se ponen diferentes tipos de queso en una olla y se prende fuego? El queso se funde y se mezcla y da origen a algo nuevo. Así de burdo – pero también de explícito – es la comparación que se hace con Estados Unidos. En este país (formado inicialmente por inmigrantes) han concurrido las razas y las etnias de todo el mundo. Podemos encontrar judíos, católicos, protestantes, blancos, negros, chinos, latinos, europeos, indios, irlandeses, etc. Y también se encuentran combinaciones de todos los elementos anteriores, porque durante el paso de la historia y de las relaciones personales y familiares, la gente ha interactuado entre sí.

Luego entonces, como el “melting pot”, Estados Unidos congrega, mezcla a las personas y los convierte en una sociedad nueva. Finalmente esta nación tiene menos de 300 años de haberse fundado (a diferencia de otras que tienen culturas milenarias, como es el caso de México). ¿Y dónde está la paradoja? Precisamente en que siendo los Estados Unidos un país que ha logrado grandes cosas y ha encontrado denominadores comunes para todas las personas, en muchos casos, el autoaislamiento actual parece no tener sentido. ¿Cuál es el punto de ser un país autodenominado como “melting pot”, si las razas, las culturas y las etnias no se mezclarán más y por el contrario, se autoexcluyen? Peor aún, pelean entre sí dando origen a protestas y tensiones como lo que hemos observado en Ferguson, Missouri.

 

El conflicto racial tiene que ver más con las percepciones que con las realidades (como casi todo en la vida). La percepción del maltrato, del abuso y de la ignominia que aún subyace está presente. Evidentemente muchas cosas han cambiado y son diferentes de cómo eran antes, pero me sigue llamando mucho la atención que Estados Unidos es un país de paradojas: la nación formada de inmigrantes cierra la puerta a la migración, basados en percepciones y no en realidades; el país de la mezcla de razas y del “melting pot” sucumbe a tensiones racionales, ancladas en autopercepciones inducidas (reales o no). Estas paradojas son entonces los nuevos retos de este país. ¿Cómo superar la percepción de las personas? ¿Cómo cambiar los enfoques culturales que se tienen al respecto? La tarea no es menor.

 

@fedeling