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El campo agoniza

El campo agoniza aceleradamente y no hay nadie que, por ahora, haga algo para salvarlo. | José Luis Castillejos

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Escrito en OPINIÓN el

El campo mexicano, que debiera tener una gran importancia en la economía del país, está en crisis; no interesa a este ni a ningún otro gobierno potenciarlo e inyectarle recursos para que México tenga una autosuficiencia alimentaria.

Prefiere el gobierno importar alimentos que promover la producción interna y esto ha generado un desorden de imprevisibles consecuencias. La 4T y su séquito de aduladores están más preocupados en la confrontación que en invertir en la producción de alimentos.

Los resultados de este abandono ya se siente: hay baja producción de maíz, frijol, sorgo, arroz, ganado así como de una serie de alimentos de la canasta básica.

Los campesinos ya no ven rentable producir frente a los precios bajos de sus semillas. Hoy México luego de haber sido un exportador de granos pasó a ser dependiente del exterior.

Se estima que 84 de cada 100 kilos de arroz que se consumen en México son importados. El 31 por ciento del maíz se compra al exterior así como el 64 por ciento del trigo y 98 por ciento de la soya.

Hace seis décadas México era exportador de granos básicos pero debido a pésimas políticas, corruptelas, desaparición de programas y abandono total, el campo agoniza.

Es en el sector ejidal donde se resiente más el impacto de este abandono. Los campesinos subsisten con pequeñas ayudas gubernamentales y si antes producían gallinas y huevos, hoy salen a las ciudades a comprar esos productos.

Algo no se está haciendo bien y ya comenzó a pasar la factura frente a lo cual urge contar con un mayor presupuesto y financiamientos directos a fin de que retorne la rentabilidad a la producción agrícola.

México está ahora arrinconado debido a que están ingresando productos básicos a bajo costo frente a lo cual ya no puede competir la producción nacional.

A estas alturas los campesinos no son autosustentables. A este desolador panorama se suma a la pandemia que impide a los productores movilizar con facilidad sus productos.

Los campesinos reclaman al Gobierno Federal mirar al campo para poder seguir produciendo alimentos.

Nunca como ahora el campesinado había estado abandonado. Ello ha ocasionado que miles de personas abandonen sus tierras y prefieran irse de mojados a los Estados Unidos donde ven mayores posibilidades económicas que en México.

Pero recientemente en su II Informe de Gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador se llenó la boca diciendo que su administración sí apoya al campo, pero lo cierto es que hay un total fracaso de programas como el Crédito Ganadero a la Palabra.

El encargado de enterrar ese programa fue David Monreal Ávila, hermano del coordinador de los senadores del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), Ricardo Monreal.

David no pudo poner en operación el programa para los ganaderos y, más bien, utilizó su posición para promoverse como candidato a la gubernatura de Zacatecas. Su inutilidad en el cargo generó que se recortara un presupuesto de cuatro mil millones de pesos, previsto a ejercerse en el 2019.

El gobierno de AMLO carece de estrategias para echar andar el campo mexicano. Este dramático panorama está llevando a que los campesinos abandonen sus tierras por falta de recursos para producir y ello ha empobrecido cada día más a las familias que dependen del campo.

Un estudio de Armando Moreno Espinoza para la Universidad Autónoma de San Luis Potosí establece que dentro de las características más visibles e importantes del campo se encuentran: la generación de empleos; el suministro de insumos básicos para la producción industrial y agrícola; así como la producción para autoconsumo y el sustento económico de los productores.

Por esta razón, el campo es un sector productivo muy importante en el desarrollo de cualquier sociedad. Se le debe dar el apoyo necesario para satisfacer la demanda creciente de necesidades de la población, así como para suministrar los insumos requeridos por los otros sectores de la economía.

El campo mexicano está olvidado desde hace algunas décadas, principalmente desde el comienzo del proceso de industrialización.

Antes de iniciarse ese proceso, el campo era uno de los sectores de mayor importancia en el desarrollo económico del país, pero con el paso del tiempo se le ha dado prioridad a otros sectores, en especial a la industria y, actualmente se apoya al comercio exterior y al sector de bienes y servicios en detrimento de la producción del sector agropecuario.

Otra variable que ha golpeado a este sector es el agua, que es un recurso muy necesario para la producción agrícola, su escasez está generando graves problemas para las familias mexicanas más pobres y en su mayoría dependientes de la agricultura.

Del mismo modo, aunado con el agua, los factores ambientales son otro elemento detonante para la agricultura, debido a los cambios climatológicos generalizados por el calentamiento global, y a su vez, su persistencia se hace más visible en las áreas de mayor riesgo para la población rural.

El campo agoniza aceleradamente y no hay nadie que, por ahora, haga algo para salvarlo.