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El arma del petróleo

No hay que negar que el comercio de energía se caracteriza por su importancia estratégica y los incentivos para usar el arma del petróleo son muchos. | Alicia Fuentes

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Escrito en OPINIÓN el

Es un hecho que existen un sinnúmero de casos en la historia en que el petróleo ha sido utilizado como un medio de presión o un objetivo en sí mismo para conseguir un propósito, o varios, de la política exterior de un país, con un alto costo para aquellos que son víctimas de este tipo de acciones. En muchos de esos casos Estados Unidos ha sido el principal protagonista de estas tragedias y un par de decisiones tomadas por el presidente Donald Trump durante este mes de abril dan prueba de la vigencia de este tipo de estrategias.

A principios de este mes, Donald Trump puso en la lista de organizaciones terroristas a la Guardia Revolucionaria de Irán, hecho que sienta el primer precedente en que una nación califica a las fuerzas armadas de otra como una amenaza a la seguridad internacional. Adicionalmente, la semana pasada, Trump canceló todos los privilegios que tenían China, India, Italia, Grecia, Japón, Corea del Sur, Taiwán y Turquía para comprar petróleo a Irán sin enfrentar sanciones por parte de Estados Unidos, a sabiendas que la importación de energía generalmente supone un riesgo para la seguridad del suministro de un país.

Cabe recordar que las sanciones estadounidenses a las exportaciones petroleras iraníes se volvieron a imponer en noviembre de 2018, como parte de la decisión del propio Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo nuclear con Irán, lo que produjo la salida parcial del crudo iraní del mercado energético mundial. En ese momento y de manera coyuntural el presidente estadounidense permitió a China, India, Italia, Grecia, Japón, Corea del Sur, Taiwán y Turquía asegurar su abastecimiento de petróleo del mercado iraní.

Enarbolando la bandera de la lucha contra el terrorismo, ahora la Casa Blanca y el Departamento de Estado anunciaron que además de las sanciones económicas impuestas a Irán desde el año pasado, Estados Unidos buscará reducir a cero las exportaciones petroleras de Teherán. Con esta decisión, sin embargo, no sólo asesta un duro golpe a Irán cuya economía depende en su mayoría de las ventas de crudo, sino también al mercado mundial del petróleo, así como a China, India, Turquía, Japón y Corea del Sur que hasta el momento continúan comprando crudo iraní.

Aunque la administración Trump parece minimizar las consecuencias en el mercado mundial del petróleo, argumentando que Estados Unidos, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unido garantizarán el abastecimiento de petróleo, el temor de una posible escasez provocó que el pasado 24 de abril el crudo se cotizara a 74,57 dólares por barril, el precio más alto desde finales de octubre de 2018, cuando Donald Trump exigía a la OPEP terminar los recortes de la producción para bajar los precios del petróleo con el fin de reducir los costos de los combustibles a los consumidores en Estados Unidos y aumentar sus exportaciones de petróleo de esquisto.

Negociaciones comerciales

Por otro lado, con la terminación de los privilegios para comercializar con Teherán, pareciera que Estados Unidos va rumbo a una colisión especialmente con China, India y Turquía cuyas importaciones de crudo desde Irán podrían estar sujetas a represalias por parte de Estados Unidos, en principio a partir de inicios de mayo de este año.

China, por ejemplo, podría perder más de 585 mil barriles de petróleo diarios, equivalente al 6% del total de sus importaciones de crudo. Si bien China ya manifestó su postura contra la “jurisdicción de brazo largo” que Estados Unidos se atribuye a sí mismo y ha dejado claro que defenderá los intereses de las compañías chinas, insinuando que continuará sus negocios con Irán, por ahora el coloso asiático parece estar más enfocado en concretar un acuerdo comercial con Estados Unidos, que justo esta semana comienza una nueva ronda de negociaciones.

En los casos de India y Turquía el riesgo que representa la ausencia del petróleo iraní para sus economías es mucho mayor. Para la India, Irán es la tercera fuente de crudo después de Arabia Saudita e Irak; y para Turquía, Teherán es el primer abastecedor de petróleo del único complejo refinador del país, Tupras.

En este contexto, China, India y Turquía tendrán que encontrar otras fuentes para sus importaciones de petróleo. Si bien Rusia es una opción viable y a pesar de que Vladimir Putin parece dispuesto a satisfacer el suministro de petróleo de sus socios, aún con un coste mayor, Rusia encabeza un acuerdo de la OPEP y sus aliados para mantener una producción petrolera de 1,2 millones de barriles al día al menos durante el primer semestre de 2019, lo que evidentemente limita el aumento de la producción, con su consecuente impacto en el mercado internacional de crudo.

En estos momentos, los gobiernos chino, indio y turco tendrán que ser pragmáticos para asegurar el abastecimiento energético a corto y mediano plazos, aunque es posible que por ahora no haya una alternativa que compense los beneficios que hasta ahora venía otorgándoles Irán, como un período de crédito de 60 días, seguro y flete baratos.

Si bien Donald Trump no se ha caracterizado por su don de estratega internacional, y quizá no le importe, su carácter empresarial está orientando a Estados Unidos a exportar más petróleo, antes que acabar con el terrorismo; pues “parece que la opción” para que China, India y Turquía aseguren su suministro de petróleo está en Washington, ya que se ha sugerido que Estados Unidos puede ofrecer concesiones atractivas para afianzar sus importaciones petroleras.

Trump está en la antesala de vender petróleo de esquisto a los mayores consumidores de energía del mundo. Con India las negociones están empezando; con Turquía, pese a las tensiones, parece que se abren paso; mientras que con China no sería extraño que de la visita que el Representante de Comercio y el secretario del Tesoro estadounidenses realizarán a ese país esta semana para la una ronda de negociaciones comerciales, se pueda derivar un arreglo para que Estados Unidos venda a China el petróleo que hasta ahora ha sido suministrado desde Irán.

No hay que negar que el comercio de energía se caracteriza por su importancia estratégica y los incentivos para usar el arma del petróleo son muchos. Sin embargo, si de lo que se trata es de alterar el mercado internacional de crudo sin afectar los precios en el corto plazo, la actual estrategia estadounidense promete precios de combustibles más altos para el verano, temporada en la que aumenta sensiblemente el consumo como consecuencia del calor y del periodo vacacional en Estados Unidos.

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