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“El año del verano que nunca llegó"

O la noche que nacieron Frankenstein y El Vampiro. | Jorge Iván Garduño

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Escrito en OPINIÓN el

La anécdota que envuelve la novela Frankenstein o el moderno Prometeo, cuenta que un grupo de amigos –Lord Byron, Mary Shelley, John Polidori y el poeta Percy Bysshe Shelley, entre otros– se encerraron un par de semanas en una villa en Ginebra, Suiza, para comentar crónicas sobre fantasmas junto al lago Leman. Debido al mal tiempo, lord Byron propuso que cada uno de los presentes escribiera un relato fantástico para ser expuesto al juicio de los demás; a Mary Shelley (1797-1851) no se le ocurría ninguna idea, nada que escribir. Fue hasta una noche que recordó las conversaciones de su marido con Byron sobre la cuestión del momento: la naturaleza del principio vital, y la posibilidad de llegar a descubrir dicho principio y conferirlo a la materia inerte. Galvani aseguraba que los músculos de un cuerpo inerte, de un cuerpo sin vida, podían recobrar sus funciones si se les aplicaba descargas eléctricas. Se trataba de la posibilidad de infundir vida a la materia inerte.

Mary Shelley, comenzó a trabajar sobre las teorías de los científicos para escribir una obra que más que provocar el miedo en el lector, debía inducirle a la reflexión sobre la eterna pretensión humana a través de sus prácticas científicas de igualarse a Dios, por ejemplo, la de reanimar un cadáver.

Esa misma noche, y mucho antes que el “Drácula” de Stoker se publicara en 1897, John W. Polidori se inspiró creando un texto que tenía como figura o eje temático al vampiro que se alimenta de sangre humana: “El Vampiro”, fue el primer trabajo al respecto, posteriormente se publicaron otros como “La novia de corinto” de Goethe, “Vampirismo” de Hoffmann, “Berenice” de Poe, “Manuscrito encontrado en Zaragoza” de Potoki y “Carmilla” de Sheridan Le Fanu, pero Polidori ya lo había concebido previamente.

Y es precisamente en esa anécdota, en la que el verano europeo de 1816 se vio fuertemente castigado por la tremenda erupción de un volcán en Indonesia convirtiendo ese periodo en uno de los más fríos y desapacibles de los que se tenga noticia, en que surgen dos figuras emblemáticas de la literatura considerada de terror.

Una inmensa nube de azufre, ceniza y cristales en polvo cubrió los cielos del hemisferio norte, hasta el punto de provocar una larga noche de tres días de duración, por lo que estas personalidades se reunieron en la mansión de Villa Diodati, en los márgenes del Lago de Ginebra.

El encuentro ha pasado a la historia: de él surgieron algunas de las pesadillas más recordadas de los tiempos modernos, como Frankenstein y el vampiro, y se ha convertido en un episodio emocionante para lectores, escritores y estudiosos.

William Ospina se ha sumado a esta obsesión. Con miras a descubrir qué pasó en esa larga noche de tres días, se sumerge en esta apasionante historia en su obra “El año del verano que nunca llegó” (Literatura Random House) logrando explorar no solo esa reunión, sino la vida de cada uno de sus renombrados participantes (Byron, los Shelley, Polidori) y, sobre todo, de la edad del romanticismo, con todos sus fascinantes protagonistas, sus preguntas, sus creaciones y sus atrevimientos.

Sumérgete en el verano más frío y oscuro que sirvió de inspiración para concebir a Frankenstein y el mítico vampiro chupa sangre.