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El activismo social

El activismo social en consecuencia, se integra como un nuevo componente social que tiene diversos significados.

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Escrito en OPINIÓN el

Nuestra sociedad cambia día con día y evoluciona de acuerdo con las exigencias de su entorno. Así, los ciudadanos buscan desenvolverse en sociedad y esperar del Estado que les dé las garantías para actuar bajo ciertos principios y con normas de convivencia. El Estado en consecuencia a través de su norma suprema, su Constitución, establece leyes secundarias y con ello funda entes obligados llamados Instituciones que buscan un equilibrio social a través del respeto de normas que, en al menos en apariencia, son aceptados por los miembros de una sociedad.

 

En nuestro país, el Estado busca a través de sus Instituciones generar la estructura organizacional adecuada para que su sociedad fluyan en ella de manera armónica y, en caso de conflicto, sean las propias instituciones las que definan, con base en las leyes, el mejor cause a seguir; esto daría en apariencia una especie de contrato social que, como lo establecía Jean-Jacques Rousseau, constituye un acuerdo entre un Estado con relación a sus derechos y deberes y los de sus ciudadanos. Así, este “pacto social” daría forma a la autoridad política y al orden social.[1]

 

En consecuencia, es el Estado quien debe darnos las garantías de estabilidad social. Nuestra carta magna establece nuestros derechos y obligaciones, pero también puntualiza las funciones y obligaciones de las instituciones mexicanas.  Pero ¿qué sucede cuando no se cumple ese patrón de convivencia social?

 

Los efectos son muchos y la respuesta de la sociedad se hace cada vez más patente a través de lo que teóricamente se conoce como “activismo social”. Este concepto de entrada es el equivalente a una definición de “acción social”; que va referida a una causa social común o más aún, a una exigencia social que muchas veces genera presión al Estado para que éste establezca causes diferentes de comunicación y acercamiento con la sociedad de forma diferente a como lo ha venido realizando en el pasado.

 

El activismo social en consecuencia, se integra como un nuevo componente social que tiene diversos significados. Primero, puede ser causa de un descontento de la sociedad misma por la aplicación de alguna política pública, ley o norma contraria al sentir de la población en alguna comunidad, ciudad, Estado o hasta de un país.  Cuántas veces no hemos visto, por ejemplo, “obras” que la sociedad termina rechazando lo que hace evidente que no se le consultó y con ello se pierde esa especie de “contrato social”. México no es la excepción.  Otro significado, puede derivar de la deficiente estructura del Estado que por conducto de alguna Institución, no esté generando los resultados esperados por la sociedad, de tal forma que los individuos generan un colectivo que, por una causa común exigen y demandan atención para llevar a cabo diversas acciones o soluciones palpables.

 

El activismo social bien entendido, trata de encontrar causes y respuestas a través de las Instituciones de nuestro país y muchas de ellas se constituyen como Organizaciones No Gubernamentales y otras más son causas comunes que en ocasiones, generan una gran movilización que ya quisieran algunas instancias de interés público como lo son los propios Partidos Políticos que han ido perdiendo su razón de ser; en parte, ser una de las vías de acceso al poder para elevar determinadas demandas de la población y convertirlas en obras, servicios, espacios, planes, programas, proyectos, etcétera

 

Sin embargo, existen posiciones que señalan al activista como sinónimo de vándalo, de generador de violencia o bien, de “infiltrado” en movimientos legítimos que generan acciones contrarias a un determinado grupo que reclama solución a ciertas demandas.  Éstos personajes no es lo que define a un Activista Social, en su sentido puro, en todo caso actúan fuera del margen de la ley y deben de asumir las consecuencias de ello.

 

El activista social es aquél que persigue una causa justa no sólo personal sino colectiva.  Ante ello, el activismo social adquiere una dimensión de simpatía, de atracción por fines o ideales en común.

 

En consecuencia, el activismo social es hoy un motivo, una causa que va generalmente acompañada de objetivos y acciones de bienestar social.  Hoy forman parte de nuestra sociedad misma y forman, desde mi punto de vista, parte de la fuerza que trata de equilibrar a nuestra sociedad.

 

@fdodiaznaranjo

 

[1]  Thomas Hobbes en su magnífica obra Leviatán, entre otros aspectos, establecía la necesidad de crear un “contrato social” para establecer la paz entre los miembros de una comunidad.