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Dos formas de oposición

Tenemos dos opciones visibles: por un lado la resistencia plantada en la Avenida Juárez, y por otro, la acción democrática racional, firme y de frente. | Ivonne Ortega

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Escrito en OPINIÓN el

Dos expresiones de oposición al régimen que gobierna el país, tan diferentes en su naturaleza y formas que se distinguen a simple vista, llaman la atención en el horizonte político.

Por una parte, el plantón que mantiene en la Avenida Juárez de la capital del país el colectivo llamado Frente Nacional Anti-AMLO (FRENA), que empezó como una marcha cuyo objetivo era acampar en el Zócalo capitalino, pero fue frenada por las autoridades y “encapsulada” en un campamento que ciega una de las principales avenidas de la Ciudad de México.

¿A quién estorbaba la permanencia de los integrantes del FRENA en la plancha central, frente al Palacio Nacional? De primera impresión pareciera que no se permitió a los manifestantes perturbar la quietud del edificio y su principal inquilino, el presidente Andrés Manuel López Obrador.

La movilización social y los plantones, por cierto, han sido dos de los elementos más utilizados en la carrera política de quien hoy es el primer mandatario mexicano. Nadie como él entiende, valora y conoce para qué sirve una manifestación y los alcances que puede tener; también cómo capitalizarla.

Precisamente esto último hemos visto: antes que huir del tema, el presidente López Obrador lo ha abordado con todo el ánimo de quien se mueve en su elemento.

En cuanto a resistencia civil, en cuanto a plantones, es un pez en el agua. Más aún si la autoridad capitalina y algunos de los asiduos asistentes a las conferencias mañaneras se dan a la tarea de acosar y exhibir los aspectos menos favorables del plantón.

Pero ese es el riesgo y la característica principal de la manifestación social radical: debe estar preparada para la respuesta y contrarréplica del gobierno, incluso con el uso de la fuerza pública. Solo esperemos que el titular del Ejecutivo Federal y sus aliados, así como los manifestantes, no acudan a la violencia para dirimir sus diferencias.

Por otro lado, está la oposición racional clara, firme y pública dentro del marco democrático. Y cito la Tercera Carta Pública al Presidente López Obrador, que firma el senador Dante Delgado Rannauro, coordinador de la bancada senatorial de Movimiento Ciudadano y titular de la Comisión Operativa Nacional del mismo partido.

En síntesis, la carta del senador Delgado Rannauro le dice de frente y públicamente al presidente de la República que deje a un lado las simulaciones y haga cumplir la ley, en el caso de los expresidentes y la consulta que promueve el titular del Ejecutivo Federal para decidir si se les investiga o no por presuntos delitos.

La justicia no está sujeta a consultas. Si alguien incurrió en un delito, que se le juzgue, y si resulta culpable que se le castigue. Pero que no se hagan simulaciones para ganar puntos electorales, indica la carta.

Esta misiva del senador y dirigente de MC hay que leerla en el contexto de una tarea opositora racional y estructurada, ejercida además por quien ostenta la calidad moral de haber acompañado a López Obrador en anteriores batallas democráticas y hoy puede expresarle de frente: “Andrés, hoy representas el pasado que prometimos acabar”.

Nuestro México vive momentos inéditos en el devenir político, la mayoría de los partidos tiene una calificación negativa ante la población, y por eso precisamente hay que cambiar las formas y la manera de participar y hacer política: cada vez más gente, los ciudadanos de a pie, se interesan, se informan y se expresan, sobre todo a través de las redes sociales.

El reto de nuestros tiempos es que esas expresiones no se queden encerradas en las redes o en los grupos, sino que trasciendan a todo el quehacer social, que incidan en la toma de decisiones. De hecho, una expresión social fue la que llevó al presidente López Obrador al poder, ante el hartazgo por el viejo régimen.

Sin embargo, lo que vemos del "nuevo" régimen es precisamente un retorno a prácticas que creíamos rebasadas, más propias del antiguo sistema que del reclamo social de transparencia y honestidad.

Crecen pues las expresiones sociales, y hay dos opciones visibles: el enfrentamiento en la arena de la resistencia plantada en la Avenida Juárez, o la acción democrática racional, firme y de frente.