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¿Dónde quedaron los muertitos de la contaminación atmosférica?

Las muertes provocadas por la contaminación atmosférica están allí, y no hay que buscar mucho para encontrarlas.

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Escrito en OPINIÓN el

La desinformación acerca de los efectos de la contaminación atmosférica sobre la salud se ha visto, sin duda, reforzada por las malas estrategias de comunicación y la recurrencia de mensajes asincrónicos y fallidos tanto de los gobiernos involucrados como de algunos actores en los medios y en las redes sociales. A pesar de todo lo que se ha dicho, la sociedad megalopolitana permanece en un estado de confusión en lo que se refiere a las formas y la severidad con la que los diferentes contaminantes atmosféricos afectan la salud de la población. Después de algunas de las declaraciones gubernamentales difundidas al calor de las contingencias ambientales de las últimas semanas, y su repetición por comentaristas y medios, mucha gente realmente esperaba ver cómo las personas en la calle empezarían a desplomarse súbitamente, como insectos fumigados, al pasar a formar parte de la cuenta de los miles de decesos al año asociados a la contaminación atmosférica. Pero a pesar de las contingencias, eso no se vio.

 

El punto aquí no es por supuesto cuestionar la validez de los resultados presentados por una muy larga lista de estudios dirigidos a probar los efectos de la contaminación atmosférica sobre la salud de la población, sino tratar de aclarar un poco la confusión sobre la forma de interpretarlos. Empecemos por mencionar que existe un enorme cuerpo de evidencia científica sobre los efectos negativos de la contaminación atmosférica sobre la salud humana. Si bien la gran mayoría de los estudios se ha enfocado a estudiar los padecimientos relacionados con los sistemas respiratorios y cardiovasculares, hay otros que han empezado a estudiar los efectos sobre otro tipo de padecimientos y es importante considerarlos.    

 

Por ejemplo, un artículo publicado hace unos días por cinco investigadores de la Universidad de Umea, Suecia, presenta los resultados de un estudio dirigido a descubrir los efectos de la contaminación atmosférica sobre el sistema nervioso central de la población menor de 18 años. Éste trabajo se suma a otros que han tratado de encontrar alguna relación entre los niveles de ciertos contaminantes y el agravamiento de la salud mental, específicamente, padecimientos como ansiedad, depresión, autismo, suicidios y llamadas de emergencia.

 

El nuevo estudio publicado por los investigadores suecos midió la relación entre las concentraciones de tres tipos de contaminantes (el dióxido de nitrógeno y las partículas menores a 10 micras (PM10) y a 2.5 micras (PM2.5)) y las cantidades recetadas, a jóvenes menores de 18 años, de medicamentos para tratar padecimientos psiquiátricos (como calmantes, pastillas para dormir y antisicóticos).

 

El estudio, que contó con datos para aproximadamente medio millón de jóvenes en cuatro estados suecos, encontró una relación positiva entre las concentraciones de dióxido de nitrógeno y la cantidad de este tipo de medicamentos. Los investigadores pudieron comprobar que la exposición continua, aún a niveles menores a 15 micras/m3, que es una concentración menor a los límites propuestos por las normas internacionales  de salud y muchísimo menor a lo establecido por la norma mexicana, provoca incrementos en el número de medicamentos que el sistema de salud sueco receta para tratar problemas de salud  mental en jóvenes menores de 18 años. Estos resultados se suman a otros estudios que han demostrado que vivir en lugares con altos niveles de contaminación atmosférica afecta las funciones cognitivas de los niños e inhibe el desarrollo neuropsicológico de los menores de 4 años de edad.

 

Volviendo al punto inicial, y ante el hecho incontrovertible de que la contaminación atmosférica sí tiene efectos reales y negativos sobre la salud de la población, vale la pena hacer un esfuerzo por comunicar y transmitir mejor estos temas a la sociedad.

 

Por ejemplo, ¿cómo  deben interpretarse los resultados que dicen que la contaminación atmosférica causa miles de muertes al año? Una forma sencilla de hacerlo es considerar el caso de una persona que está muy enferma de un padecimiento cardiovascular. La exposición a ciertos contaminantes hace que la enfermedad se agrave y eso provoca que la persona muera antes de tiempo, es decir, la persona habría vivido más de no haber estado expuesta a esos contaminantes atmosféricos. Cuando en una ciudad hay miles de enfermos en situaciones similares, la contaminación provoca que sus enfermedades se agraven y muchos morirán antes de tiempo. Si para registrar estos decesos utilizamos periodos anuales, entonces podremos decir sin ambages que en un año específico la contaminación atmosférica provocó la muerte de, por ejemplo, 20 mil personas.

 

Generalmente esos enfermos graves no están caminando en la calle y por eso no vemos que la gente se caiga como insectos fumigados, pero todos tenemos o hemos tenido familiares, amigos o conocidos que padecen enfermedades que pueden ser agravadas por la exposición a contaminantes atmosféricos. Desafortunadamente la conexión no se evidencia y por lo tanto nos suele parecer como algo ajeno a nuestro círculo cercano. No obstante, me parece que la pérdida de algunos meses o años de vida de todas esas personas debería  ser  razón suficiente para considerar los niveles que tenemos de contaminación atmosférica como un problema grave de salud pública.

 

Por último, hay todavía otro aspecto que vale la pena comentar. Los resultados obtenidos por los estudios científicos corresponden a los casos que han sido estudiados, pero visto en perspectiva, estos representan sin duda una ínfima parte de lo que todavía no sabemos acerca de los efectos de los contaminantes atmosféricos sobre la salud. En otras palabras, hablamos de miles de muertes asociadas a causas que se han estudiado, pero seguramente hay otras miles de muertes que también pueden estar asociadas a los mismos u otros contaminantes y que todavía no forman parte de nuestras estadísticas porque no hemos descubierto la asociación.

 

El panorama no puede ser más claro: las muertes provocadas por la contaminación atmosférica están allí, y no hay que buscar mucho para encontrarlas.

 

@lmf_Aequum

@OpinionLSR