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Donald Trump en Phoenix: déjà vu

Exactamente en el mismo lugar – y quizá con la misma gente – de aquel gran mitin sobre inmigración, representativo de toda su campaña presidencial

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Escrito en OPINIÓN el

 

El martes 22 de agosto el presidente Donald Trump regresó a la frontera con México; llegó primero a Yuma donde se reunió con soldados del centro de operaciones de la Patrulla Fronteriza; allí inspeccionó el equipo usado para defender la frontera y cerró más tarde con un mitin de campaña en el Centro de Convenciones de Phoenix, la capital del Estado. 

Exactamente en el mismo lugar – y quizá con la misma gente – de aquel gran mitin sobre inmigración, representativo de toda su campaña presidencial, realizado apenas unas horas después de haber sido recibido por el presidente Enrique Peña Nieto en Los Pinos, Ciudad de México.

Ahí fue donde dijo que México pagaría por el muro “aunque todavía no lo saben”. ¡Recordemos bien!

La visita del martes fue la primera visita a Arizona desde que llegó a la Casa Blanca.

En Phoenix el presidente se dejó querer por miles de seguidores y durante poco más de una hora habló de varios temas. Traía la espada desenvainada y se comportó como si estuviera en campaña; de entrada atacó a la prensa, a demócratas e incluso republicanos y alabó a sus amigos como el sheriff Joe Arpaio.

Lo primero que hizo fue atacar a la prensa de manera impetuosa, incluso los hizo responsables de la polémica por su reacción a los disturbios de Charlottesville, Virginia, entre neonazis y manifestantes liberales. 

Los llamó deshonestos e incluso los trató de malas personas, para disfrute de sus miles de seguidores – quienes gritaban a periodistas en lugar reservado para ellos en el evento –. 

Ante el público candente el presidente leyó uno detrás de otro los tres comunicados que emitió entre el sábado y el lunes pasados y acusó a los medios de no ser objetivos.

“Les di a los neonazis. Les di con todo. Cité a los supremacistas blancos, a los neonazis. Los cité a todos, veamos. El Ku Klux Klan, tenemos al Ku Klux Klan”, recordó Trump, que acusó a los medios de comunicación de ignorar estas condenas y de citar comentarios selectivos para hacerle quedar mal y ahondar en la división del país.

Trump, sin embargo, no replicó sus comentarios más polémicos, en los que acusó por igual a “los dos bandos” – antifascistas y neonazis – de la violencia que terminó con la muerte de la mujer.

En el mismo acto en el que se defendía de las acusaciones de racismo, dejó claro que piensa otorgar un indulto al sheriff Joe Arpaio, quien ha personificado la persecución racista contra los inmigrantes irregulares en el condado de Maricopa en Arizona. Un personaje sacados de un filme holywoodense.

“¿A quién le gusta el sheriff  Arpaio?”, preguntó el presidente en el mitin y sus seguidores gritaron vivas a su favor.

Agregó defendiéndolo: “le condenaron por hacer su trabajo. Pero creo que le va a ir bien. No lo puedo decir esta noche (el indulto) porque no quiero crear polémica”, dijo.

Y eso no ayuda, ya que el presidente reavivó la polémica al reiterar – como lo hizo días atrás – su intención de indultar al controvertido ex alguacil condenado por violar una sentencia federal al perseguir sistemáticamente a los indocumentados. Trump dejó claro que piensa indultarlo.

Recientemente este personaje fue condenado por desacato por una juez federal, declarándose incluso en rebeldía y negándose a cumplir una sentencia en la que otro juez le obligaba a dejar de detener personas por el color de su piel para ver si son inmigrantes irregulares. 

Arpaio enfrenta una posible sentencia de seis meses de cárcel, y debe cumplirla... la ley es la ley.

El indulto, de producirse, sería un insulto grave, ya que entre los grupos de defensa de los inmigrantes no hay persona más odiada que él.

Incluso una reciente encuesta reveló que la mitad de los habitantes de Arizona no están de acuerdo que se le otorgue el perdón, ya que es un violador de la ley al desafiar a un juez y realizar patrullajes en contra de inmigrantes.

El alcalde de Phoenix, Greg Stanton, pidió antes de la visita de Trump a Arizona que no lo indulte: "Si el presidente Trump viene a Phoenix a anunciar el perdón del ex sheriff Arpaio, entonces será claro que su verdadera intención es avivar las emociones y dividir aún más a nuestro país", dijo Stanton en una declaración.

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¿Cómo fue el mitin?

El primero en hablar fue Ben Carson, el secretario de Vivienda y única afrodescendiente en el Gabinete de Trump. Después intervino Alveda King, sobrina de Martin Luther King, nada que ver con su tío.

Llamó la atención que como parte de un escenario armado para la TV, posó justo detrás de Trump un hombre afroamericano (uno solo, no más), con una camiseta diseñada de manera especial que decía: “Trump y los republicanos no son racistas”.

Eso fue nota en los medios, ya que dicho personaje fue ubicado estratégicamente para salir en todas las fotos; además nunca paró de saltar y de gritar durante todo el tiempo que duró el discurso. ¿Quién es él? Se trata de Michael Symonette, quien se hace llamar a sí mismo “The Black Man", pero se trata de una fichita que tiene un negro historial ya que forma parte de un violento grupo racista de La Florida y que en los años 90 fue investigado por asesinato. 

No es una persona común y corriente, ya que se sabe que en alguna ocasión llamó "La Bestia" al presidente Obama y señaló a Hillary Clinton como un miembro del Ku Klux Klan, además calificó a Oprah Winfrey como el diablo, entre otras barbaridades.

Además Symonette ya había aparecido detrás de Trump a finales de 2016, durante una manifestación de campaña en Florida. O sea fue llevado como escenario para realizar un comercial: “Miren los signos detrás de mí... Negros por Trump. Me gustan esas señales”.

Y en el mitin de Phoenix, Trump no dejó pasar nada, también se fue contra demócratas e incluso contra senadores republicanos. “¡Un voto!”, decía una y otra vez Trump, relata El País, subrayando que “Me han dicho que no diga nombres y no los diré”

No había necesidad, todos sabemos que se refiere al senador de Arizona John McCain, quien sepultó su proyecto con un dramático voto negativo en el último momento.

Y el otro tema en Phoenix fue México, el muro y por último el TLC (Nafta): “Incluso si tenemos que cerrar nuestro Gobierno, vamos a construir ese muro”, dijo Trump y agregó “De una forma u otra, vamos a conseguir ese muro”.

Asimismo, citó en su discurso que han comenzado las negociaciones para modificar el acuerdo de libre comercio con México y Canadá, pero dijo que no tenía futuro, textual:

“Debo ser honesto (…) personalmente no creo que podamos alcanzar un acuerdo, porque se han aprovechado de nosotros de mala manera. Ellos han hecho grandes negocios, los dos países pero especialmente México, que no creo que podamos alcanzar un acuerdo”.

Obviamente las palabras cayeron como una bomba en México, pero muchos ya no lo toman en serio; es una trumpada más, pero la declaración sí movió nuestra moneda.

Lo de anteayer en Phoenix fue un intento de regreso al pasado de Trump.

Aquel miércoles negro del 31 de agosto ocurrieron muchas cosas. Por la mañana Trump, entonces candidato republicano, llegó a tierra Mexicana en un viaje relámpago y sorprendente. Fue recibido en la casa oficial de Los Pinos como si fuera jefe de Estado, estuvo allí 45 largos minutos en una reunión privada. 

Algunos mexicanos pensaron – ilusos – que Trump vendría a pedir perdón por  los insultos que nos había hecho durante mucho tiempo. Pero después nos enteramos que el viaje lo hizo horas antes de su esperado discurso sobre la inmigración en Phoenix, Arizona, dijo textual: "Romperemos el ciclo de la amnistía y la inmigración ilegal. No habrá amnistía", y ello generó el grito que todos conocimos de sus miles de simpatizantes.

Y precisó para que no quedará duda: “Número uno: vamos a construir un muro (…)  Será impenetrable y maravilloso”. Y agregó... “Y lo va a pagar México”, y en tono de burla señaló: “Aún no lo saben”, haciendo alusión a la charla que tuvo horas antes con EPN.

En agosto de 2017 las cosas no son las mismas, Trump está en su peor momento de popularidad y llegó a una ciudad candente: Phoenix.

Además, fue el primer evento con público después de haberse echado encima a gran parte del país por sus comentarios desafortunados sobre la violencia en Charlottesville. (Véase: ¿Qué pasó en Charlottesville?/Fred Alvarez https://lasillarota.com/opinion/columnas/que-paso-en-charlottesville/170624)

Por eso el alcalde de Phoenix había pedido al presidente que retrasara la visita hasta que las cosas estén más calmadas, no le hicieron caso.

Trump llegó también al Estado donde están siendo más evidentes sus tensiones con su partido. 

De los dos senadores republicanos de Arizona, uno, John McCain, fue el que destruyó con su voto la propuesta para eliminar el sistema sanitario – Obamacare – del presidente Obama; el Segundo, es Jeff Flake, amigo de México, quien está a favor del TLC y publicó un libro "En La consciencia del conservadurismo", donde critica duramente a Trump y dice que su partido ha hecho un pacto con el diablo que no merece la pena. En su libro el senador hace un reconocimiento a la capacidad de trabajo y honradez de los trabajadores migrantes procedentes de México.

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Las manifestaciones en Phoenix

Afortunadamente no hubo sangre pero sí forcejeos menores, además de muchos gritos entre manifestantes y seguidores del presidente Trump, basta ver los carteles que se diseñaron.

Fue de llamar la atención a un grupo de personas que se presentaron afuera del Centro de Convenciones de Phoenix portando rifles de alto poder y uniformes de estilo militar.

Nos enteramos que son miembros del grupo Redneck Revolt y se describieron como antifascistas, que se sienten ofendidos con las políticas racistas del presidente Trump y por sus comentarios vertidos después de los acontecimientos lamentables que se desencadenaron en Charlottesville, Virginia.

Un hombre que se identificó a sí mismo como “John Brown” portaba una AK-47 y dijo que estaba allí para proteger a los manifestantes opositores de Trump. Tiene lógica. Arizona permite a la gente portar armas libremente.

¿Se imaginan esa imagen en un mitin del Presidente de México? ¡Imposible!

Por cierto, fue de llamar la atención las declaraciones a la cadena CNN del ex director de Inteligencia Nacional James Clapper, quien calificó el discurso del presidente como “francamente aterrador y perturbador” y puso en duda que Trump esté capacitado para dirigir la Casa Blanca.

Preguntado por el mitin, el ex director de la inteligencia criticó con dureza las palabras del mandatario: “Trabajé en una u otra forma para cada presidente, desde e incluyendo a John F. Kennedy, hasta el presidente Obama. No sé si he escuchado y visto algo como esto viniendo de un presidente que sea más inquietante”, aseveró.

@fredalvarez

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