Main logo

Disturbios

El racismo y la discriminación siguen estando a la puerta de todos; no necesariamente las cosas son como hace 40 años, pero queda muy claro que unos desconfían de otros, y como tal, actúan en consecuencia.

Por
Escrito en OPINIÓN el

El día de hoy quiero hablar de un tema importante y que ha resonado en todos los medios de comunicación en los Estados Unidos, y también en diversos noticieros del mundo. Me refiero al incidente sucedido con la policía de Nueva York, en la que fuimos testigos de cómo elementos de dicha corporación, en una detención arbitraria, acabó por matar a una persona de origen afroamericano (un negro, como se diría coloquialmente). Lo digo tal cual, porque después que uno puede ver el video, claramente es un crimen racial, y simplemente la diferenciación del color de piel no alcanza a describir lo sucedido.

 

A grandes rasgos, en un video se puede observar a la policía que le ordena a esta persona que se detenga, y el “negro” se rinde y levanta los brazos; no obstante lo anterior, la policía lo derriba y le aplica una maniobra que está prohibida en estos casos (en donde lo toma del cuello y aprieta a tal grado que termina por asfixiarlo).

 

Lo dramático del asunto es que precisamente la persona en cuestión ya se había rendido y le pide al policía que deje de ahogarlo, porque no puede respirar. Después de varios intentos fallidos por librarse de sus captores, el hombre se queda sin aire y muere, inclusive después de haberse rendido. Lo que resultó aún más indignante fue que el policía que mató a este personaje salió libre y sin culpa alguna. Esto generó una inmensa ola de protestas en las calles de Nueva York y en todo Estados Unidos, lo cual no fue para menos.

 

Pero lo que llama más la atención es la suposición que todos nos hacemos que, de haber tenido otro origen racial, el policía no lo hubiera ahorcado (y todo mundo se refiere a la raza blanca, por supuesto).

 

Así las cosas, y lo que resulta todavía más complicado de entender es cómo este tipo de acontecimientos siguen repitiéndose en Estados Unidos, catalogando a las personas entre buenas y malas según la raza. Veamos otro ejemplo: en Ferguson, en el Estado de Misuri (en los suburbios de San Luis), un policía salió libre de todo cargo después de haber matado a un “negro” en dicho lugar, porque le pareció que estaba actuando de forma sospechosa y “como que parecía” que tenía un arma que iba a accionar en su contra.

 

La versión de este policía quedó francamente en duda, pero lo que resulta evidente es que el crimen fue racial también; y el policía no fue acusado de nada. Y si nos remitimos todavía más atrás, en Florida, el caso de un guardia comunitario (llamados aquí “vigilantes”), disparó contra un joven de origen afroamericano porque “se acercó hacia él de forma sospecha” y portaba una “hoodie” (sudadera con capucha). ¿Y qué sucedió? Tampoco nada.

 

Creo que Estados Unidos en este tema, tiene importantes pendientes que tiene que resolver cuanto antes. En primer lugar, antes de opinar si el problema es racial o no, hay que resolver el asunto de las armas. Por supuesto que es algo que no tiene visos de cambiar pronto en la Unión Americana, pero sí existe la sospecha que los delincuentes (o los ciudadanos) puedan estar fácilmente armados, seguramente lo estarán porque es un derecho constitucional. Y nadie controla quién y cómo se venden esas armas, porque la industria que las fabrica tiene operadores políticos sumamente hábiles y su dinero financia campañas políticas por igual.

 

En segundo lugar, y como ya lo habíamos dicho antes, Estados Unidos sigue teniendo un grave problema de división por raza. El racismo y la discriminación siguen estando a la puerta de todos; no necesariamente las cosas son como hace 40 años, pero queda muy claro que unos desconfían de otros, y como tal, actúan en consecuencia. El grupo de los “blancos” (o una inmensa mayoría) cree que todos los negros son delincuentes y viceversa, los “negros” creen que todo lo que les sucede, pasa por su color de piel. Y no. Las cosas no son así. Pero parece que esta división cultural es mucho más honda que lo que uno se imagina. Y no intento justificar ninguna posición, pero creo que cuando se combina el problema del racismo con el problema de las armas, tenemos resultados desafortunados.

 

¿A qué viene esto? A los disturbios. Estaba viendo un noticiero mexicano y observé los terribles destrozos que los anarquistas dejaron en el Paseo de la Reforma y pensé: ¿será que en Estados Unidos no sucede lo mismo? Por supuesto que sí. Basta asomarse a Ferguson para ver carros incendiados y comercios saqueados, precisamente por una causa que se piensa buena. Las cosas no necesariamente son tan diferentes al norte del Río Bravo. Habrá que ver si la naturaleza del problema en ambos lados de la frontera lo es. Por lo pronto no estoy de acuerdo con ningún tipo de violencia, de ningún país o de ningún motivo, pues lejos de resolver las cosas, solamente se empeoran más.

 

@fedeling