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Diseño urbano, táctica y estrategia

En mi opinión, el “urbanismo táctico” impulsado por los ciudadanos es una muestra de lo mejor que puede ofrecer la sociedad.

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Escrito en OPINIÓN el

Casi todos los días tengo que pasar caminando por el cruce que se forma entre Jalapa, Coahuila y Michoacán. Es el camino más fácil para llegar de mi casa al Metro Hospital General, desde donde normalmente llego a mi oficina. El espacio no tiene carriles delineados, mucho menos pasos de cebra que indiquen los puntos de cruce para los peatones. Más de una vez he estado al borde de ser arrollado por algún automóvil. La única manera de cruzar es rápido, muy cuidadosamente y con un cierta dosis de fe.

 

Obviamente, cruzar por ese peligroso punto es imposible para un discapacitado y un reto mayúsculo para un adulto mayor o una familia con niños pequeños. Paradójicamente, la colonia Roma está llena de gente que –como yo– camina y otros más que andan en bicicleta, aunque el pésimo diseño de ese crucero pone en riesgo también a los automovilistas, que comúnmente no saben hacia donde avanzar o de dónde vendrán otros conductores.

 

Por si eso fuera poco, la intersección representa un enorme espacio desperdiciado. El lugar tiene la amplitud suficiente para conservar carriles para los autos que vienen en las distintas direcciones, agregar un crucero ciclista, andadores peatonales y aún así acomodar un pequeño parque y banquetas considerablemente más grandes. Yo me mudé a esa zona recientemente desde otro punto de la Roma pero sospecho (con cierta dosis de obviedad) que el cruce lleva así años. A la Delegación Cuauhtémoc y a sus últimos jefes les ha importado un comino. Los riesgos y el costo de oportunidad me parecen algo escandaloso.

 

El jueves pasado, algunas organizaciones, con ITDP a la cabeza, hicieron una intervención urbana efímera, colocando conos y algunas macetas. El espacio se transformó de inmediato: Al menos por un día, muchos pudimos cruzar por ahí con tranquilidad, el espacio vacío mejoró su aspecto (aún y cuando se trata de unos cuantos conos naranjas) y no se afectó el tránsito en la zona.

 

La primera reflexión que me vino a la mente: ¡Qué manera de pendejear (ni modo) al delegado! Lo que por años no han podido resolver varias administraciones, tiene una solución muy sencilla y se la pusieron en la cara al actual gobierno de la Cuauhtémoc. 

 

Se trata “urbanismo táctico”, nadie descubrió el hilo negro ese día, pero sí pusieron en evidencia la viabilidad de una intervención en un crucero peligroso, lo hicieron con un mínimo costo y con una pequeña pero eficiente participación ciudadana. Nada que una administración con todo tipo de recursos no hubiera podido hacer, pero no lo hizo.

 

La segunda reflexión me llenó de angustia. Recordé el caso de la “Wikibanqueta” en la Supervía. Pocas cosas me han llenado de tanta admiración como cuando Alberto Serdán encabezó a un grupo de ciudadanos que decidió hacer esa intervención en la Avenida de los Poetas. Se trataba de una sencilla línea de pintura, que puso en el ojo de la atención pública lo que era un escándalo: La inseguridad que vivían los peatones en esa vía. Más de uno han perdido la vida ahí. A la intervención de Serdán (y muchos que lo ayudaron) le siguió una torpe intervención del gobierno. Colocaron una serie de bolardos a medias, una simulación de espacio para caminar y después de un tiempo abandonaron el proyecto. Peor aún, con el tiempo han ido colocando dispositivos para evitar el tránsito peatonal en la avenida. Ahí mandan los automovilistas, los demás que se vayan (o se mueran). Ese es el mensaje de fondo.

 

Este último caso pone en evidencia algunos de los peores aspectos del Gobierno del Distrito Federal, que casi veinte años de administraciones perredistas no han podido solucionar: La primacía de un enfoque de políticas urbanas que privilegian al automóvil y la falta de capacidad de respuesta a la ciudadanía, cuando no se trata de los esquemas clientelares impulsados desde el propio gobierno.

 

No puedo afirmar que la intervención de Jalapa, Coahuila y Yucatán tendrá el mismo destino pero los antecedentes indican que así será. ¿Cómo pasar entonces de la táctica a la estrategia? Las críticas a la participación ciudadana “táctica” son múltiples. Por ejemplo, que la disponibilidad de información no es suficiente para impulsar un cambio; también, que la vigilancia ciudadana no es suficiente para evitar la ineficiencia y la corrupción.

 

En mi opinión, el “urbanismo táctico” impulsado por los ciudadanos es una muestra de lo mejor que puede ofrecer la sociedad: Acción colectiva inteligente, con resultados tangibles e inmediatos y un espacio para el aprendizaje a partir de la acción. Su principal riesgo está únicamente en no encontrar eco alguno en las autoridades, en no ser detonante de un cambio efectivo. Por eso, es indispensable también impulsar cambios en las estructuras de gobierno que permitan que los cambios sucedan con mayor facilidad.

 

Naturalmente, existen grandes cambios pendientes en la Ciudad. Por ejemplo, la reforma política, que democratice las delegaciones o que permita tener un Poder Legislativo que sea un contrapeso mínimamente serio a las decisiones administrativas del gobierno central y los gobiernos delegacionales. Sin embargo, existen también otras pequeñas trabas que no permiten avanzar hacia modelos más eficientes.

 

Como ejemplo de lo anterior, me vienen a la mente los estudios de movilidad requeridos por ley para hacer intervenciones (leer a Roberto Remes en Arquine). También, la falta de participación ciudadana en intervenciones que impulsa el gobierno como los “parques de bolsillo”. De los actores que tienen voluntad para cambiar las cosas (que los hay) lo mínimo que debemos esperar es que se enfoquen a detonar estos cambios. Desaprovechar las capacidades de la ciudadanía es un error imperdonable.

 

@r_velascoa