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¿Días de guardar?

Este es el proceso electoral más sucio. Sí los ha habido, pero no cuando uno suponía que se iba adquiriendo madurez y fortaleza democrática | Joel Hernández

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Escrito en OPINIÓN el

Antes se decía que, “por estos días, ni las gallinas ponen”. A lo largo de la Semana Santa todo se aquietaba y la gente, o acudía al tema religioso, o “hartos de estar hartos” se iban de vacaciones, o de plano a echar “la Bartola” en la casa: no hacer nada, no preocuparse y estarse quietecitos porque se ven más bonitos; todo lo externo les es ajeno en días de guardar.   

En política ya no vale

No por lo menos entre los políticos mexicanos, que dicen ser políticos pero que han pasado al gremio de los guerreros por el poder; porque, como se ve hasta ahora, luego de meses de pre-campaña e intercampaña costosísimas para todos, pues nada, que no hay programas de gobierno, proyectos de nación, estado, municipio, legislativos… Nada. Los grandes problemas nacionales no están en sus agendas y todo parece remitirse a sus guerras, a sus dimes y diretes, directos o indirectos.

Y en esos lodos navegan los candidatos a ser los mandamases del poder público en México en sus diferentes advocaciones. Y de paso nos salpican. Y de paso nos miran a distancia pero no dejan de mandarnos mensajes asimismo enlodados. Este es el proceso electoral mexicano más sucio y abyecto en muchos años. Sí los ha habido antes, pero no cuando uno suponía que se iba adquiriendo madurez y fortaleza democrática.

El NAICM

A todo esto viene, por ejemplo, la famosa discusión de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México –que por sorpresa ahora se convierte en eje central del debate electoral–. La decisión del gobierno de la República es la de su construcción en un terreno federal a 14 kilómetros de la ciudad de México, en Texcoco.

Andrés Manuel López Obrador ha dicho que no, que debe mantenerse el actual aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México para vuelos nacionales y para los internacionales se construiría uno nuevo en la base aérea de Santa Lucía.

De pronto los empresarios y medios electrónicos de comunicación han puesto el grito en el cielo. Y en esas están cuando AMLO ha sugerido una reunión de evaluación técnica con representantes del gobierno, representantes de los empresarios (en este caso, el Consejo Coordinador Empresarial) y del partido Morena.

El tema es que al promover esta reunión y al sugerir que se podría llevar a cabo solo con Morena —aunque los empresarios también dicen que esto ya se ha discutido por meses y años hasta el cansancio y que han participado distintos especialistas en la materia—, los empresarios dan por hecho que quien ganará las elecciones es AMLO y es a su propuesta a la que encaran.

Y sí, es cierto que es un tema que hay que discutir mucho todavía porque tiene que ver con una inversión millonaria en la que participan los empresarios privados, pero también hay una larga inversión de recursos públicos que son NUESTROS.

El argumento central es el de que con la construcción del aeropuerto en Texcoco se generarán 70 mil empleos además de que se facilitará la movilidad aérea de nuestro país con el exterior y con el interior aportando todas las facilidades de acceso y operación.

Pero nosotros pagamos el pato

El tema ya se convierte en político y, por lo mismo, los otros actores políticos-guerreros-partidos, tienen voz en el tema: quieren la construcción. Habría que escuchar a todos en sus argumentos y llegar a conclusiones más universales y certeras, siempre con la garantía de la transparencia absoluta y que a los mexicanos no nos metan en problemas como ya ocurrió en la construcción de obras costosas, deficientes y dañadas: la Ruta 12 del Metro, por ejemplo.

Don Luis González y González, el gran historiador decía:

Uno puede comenzar un proyecto con una hipótesis, pero uno debe corregir esa hipótesis si la realidad nos demuestra que no es probable

Cualquiera de las dos partes tiene que demostrar que su hipótesis de la construcción del aeropuerto es válida, y si se demuestra que no, pues no. Pero esto de cara a todos nosotros, los que pagamos el pato y los recursos.  

Ya hablaremos aquí mismo de lo importante que es la experiencia de este proceso electoral para exigir, como ciudadanos, un replanteamiento del sistema de partidos en México; un replanteamiento de la participación ciudadana en los procesos electorales y en los puestos de función pública.

Mejor placebo democrático, votar por un independiente

Así como también urge que se revise con lupa la existencia del Instituto Nacional Electoral (INE) que nos es tan oneroso y que ya genera tanta suspicacia y desconfianza entre los ciudadanos mexicanos: los partidos políticos se han adueñado de toda institución “democrática” y esto ya ha causado una tragedia política.

Por lo demás, estamos en plena semana de la “abstinencia y el ayuno”. La semana de lo religioso o lo lúdico: es así. Y mientras los mexicanos intentan recuperarse del cansancio laboral, si se tiene la suerte de contar con un trabajo y con un sistema métrico quincenal, pues eso, ahora son los días de reflexionar en silencio y con toda discreción cuál será nuestro futuro político en México y quién sí y quién no debe participar en la construcción de nuestro futuro como nación. Una reflexión que nos obliga a todos en México. Ni más, ni menos.

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@joelhsantiago | @OpinionLSR | @lasillarota