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Día Mundial de los Cuidados Paliativos

Podríamos decir que los cuidados paliativos representan la reconciliación de la medicina moderna con la práctica médica antigua.

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Escrito en OPINIÓN el

Este próximo 8 de octubre se conmemora el día mundial de los cuidados paliativos. El lema elegido en esta ocasión es Nadie tiene porqué vivir o morir con dolor. Y es que resulta inverosímil pensar que en pleno siglo XXI alrededor del 75% de quienes viven con algún tipo de dolor no tienen el acceso adecuado a los medicamentos necesarios.

 

Los cuidados paliativos surgen a mediados del siglo XX en Inglaterra en respuesta a los grandes avances científicos y tecnológicos que hicieron posible que la expectativa de vida casi se duplicara en unas cuantas décadas y que las causas de muerte hasta entonces comunes se erradicaran o fueran curables. Por otro lado, la adopción de un estilo de vida donde la dieta, el tabaquismo, el consumo elevado de alcohol, el sedentarismo y los contaminantes ambientales han contribuido  al desarrollo de padecimientos crónicos  como  diabetes,  cáncer, enfermedades cerebrovasculares, hepáticas, renales y neurológicas, que se han convertido en los principales problemas de salud a nivel mundial.

 

Gracias también a los grandes avances médicos hoy es posible vivir con estos padecimientos durante mucho tiempo, pero lo deseable es que la calidad de vida –como cada quien la defina– esté presente durante todo el proceso de enfermedad y que cada persona afectada reciba la atención integral que requiera para continuar viviendo una vida plena, a pesar de los límites que la propia enfermedad le imponga.

 

Es aquí precisamente donde entran a cuadro los cuidados paliativos, ya que estos atienden no sólo los síntomas físicos (dolor, fatiga, náusea, disnea, depresión, entre muchos otros), sino también los emocionales, espirituales y sociales e incluyen a la familia, formando así la unidad a tratar por un equipo multidisciplinario que, de acuerdo a los deseos y necesidades de cada paciente, trazará un plan terapéutico individualizado y orientado a los fines propuestos.

 

Podríamos decir que los cuidados paliativos representan la reconciliación de la medicina moderna con la práctica médica antigua, donde ciencia y arte se entrelazan para que junto con el toque humano del médico y del resto del equipo de salud acompañen tanto al paciente como a su familia en el trayecto de cualquier enfermedad crónico degenerativa. Inicialmente se les confinó a la atención que se brinda al final de la vida; sin embargo, hoy contamos con la suficiente evidencia para asegurar que se obtienen mejores resultados cuando se integran en forma temprana y acompañan al tratamiento con fines curativos o de control de cualquiera de los padecimientos mencionados. Ciertamente, su interacción se irá incrementando en la medida que el padecimiento avance o cuando los síntomas propios de la enfermedad y los tratamientos lo hagan necesario. Entre los beneficios reportados se encuentran: menores ingresos hospitalarios, menos dolor, mejor control de síntomas, reducción en los niveles de ansiedad y depresión, mejor calidad de vida y mayor satisfacción por parte del paciente, familia y equipo de salud.

 

Asimismo, la filosofía que acompaña a los cuidados paliativos se opone al encarnizamiento terapéutico; es decir, a prolongar la vida a toda costa –lo que puede llevar a mayor sufrimiento físico y emocional– y en ocasiones a cualquier costo, aun cuando los tratamientos resulten ya inútiles o desproporcionados. La finalidad será siempre el respeto a la vida con calidad, tomando en cuenta los deseos del paciente, ayudándolo a priorizar sus necesidades y a tomar decisiones suficientemente informadas.

 

Su importancia es de tal magnitud que la Organización Mundial de la Salud ha hecho un llamado para que todos los países los incluyan en sus sistemas de salud. En México hemos avanzado, pero aún queda mucho camino por andar. La Academia está cada vez más comprometida en diseñar y ofrecer programas de pre y posgrado para formar profesionales de la salud en esta materia. Asimismo, contamos ya con la Norma Oficial Mexicana, una reforma a la Ley General de Salud y con la Ley de Voluntad Anticipada (en algunas entidades de la República Mexicana).

 

Finalmente, como sociedad nos corresponde conocer, comprender y difundir su importancia. Comunicarnos en familia sobre estos temas, que nuestros seres queridos sepan cómo quisiéramos ser tratados en caso de una enfermedad crónica, una crisis médica o un accidente. Prever para el futuro y vivir el presente sabiendo que aquello que está en nuestras manos, lo hemos ya tomado en cuenta. El primer paso quizá sea el reconocer que la enfermedad y la muerte no son fracasos, sino hechos naturales e ineludibles a los cuales podemos dotar de sentido si nos hacemos responsables de la actitud con la que decidimos afrontarlas.

 

@Gtarditi

@OpinionLSR

 

*Gina Tarditi

Psicoterapeuta del Centro de Apoyo para la Atención Integral, del Instituto Nacional de Cancerología. Coautora junto con la Dra. Mariana Navarro del libro CUIDADOS PALIATIVOS. Medicina que apuesta por la calidad de vida. Editorial Fontamara, 2016.

 

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