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Día Mundial de la Salud: un momento de reflexión obligado

La medicina preventiva resulta un elemento indispensable para eficientar la carga en los sistemas de salud nacionales y en sus presupuestos. | Blanca Lilia Ibarra

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Escrito en OPINIÓN el

Este 7 de abril se conmemorará el Día Mundial de la Salud, una jornada que busca crear conciencia sobre el valor de la salud y su impacto en la vida económica y social de todos los países. El Informe “Panorama de la Salud 2019” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) encontró que en los próximos 15 años el gasto en salud superará el crecimiento PIB en casi todos los países de la organización, para alcanzar un 10.2% del PIB. Esta organización sugiere que para eficientar el gasto en salud, los países deberán garantizar mayores niveles de seguridad de los pacientes, aumentar el uso de medicamentos genéricos y posibilitar que otros profesionales de la salud alivien la carga laboral de los médicos.

Ante esto, la medicina preventiva resulta un elemento indispensable para eficientar la carga en los sistemas de salud nacionales y en los presupuestos en la materia. Contar con medidas de detección oportuna de enfermedades o que disminuyan la posibilidad de un padecimiento en el futuro tiene un alto impacto en los escenarios presupuestarios sanitarios a mediano y largo plazo. Y en ese sentido, es importante reflexionar el valor de la salud y las acciones que podemos tomar para mantener un estilo de vida saludable, que ayude tanto para los Estados como a  las personas, al constituirse como un elemento prioritario e indispensable que potencializa el desarrollo y el bienestar. 

Este Día Mundial de la Salud lo vivimos en el contexto de una pandemia que ha alcanzado a 205 países y que según el Reporte de la Situación número 74 emitido el 3 de abril por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha alcanzado la cifra de 972 mil 303 casos confirmados. Este organismo internacional ha registrado que países como Alemania con 79 mil 696 y Corea con 10 mil 062 casos confirmados muestran las tasas de mortalidad más bajas con un total de 1 mil 017 y 174 muertes respectivamente, lo que ha levantado entre los expertos y analistas las siguientes interrogantes:¿Qué están haciendo estas naciones para contener al virus? y ¿qué podemos aprender de ellos? 

En el caso alemán, además de considerar su fuerte sistema de salud, uno de los elementos claves fue la coordinación de las autoridades sanitarias de los tres niveles de gobierno para la implementación de un proceso sistematizado de identificación, prueba, monitoreo, rastreo y cuarentena de los individuos expuestos al virus. Asimismo, otro elemento importante para la contención del virus consistió en la protección del 27% de la población alemana, es decir, de los adultos mayores. Para ello, los gobiernos estatales instaron a limitar el contacto con las personas adultas mayores, así como prohibir las visitas a éstos en algunos de los estados, con ello lograron que los pacientes mayores de 80 años representarán sólo el 3% de los pacientes tratados por el covid-19. 

En el caso coreano se encontró que una de las buenas prácticas realizadas para contener el virus consistió en la realización masiva de pruebas desde la aparición de los primeros casos detectados, mediante esta estrategia se logró identificar y contener a los pacientes infectados aún con síntomas leves, evitando así que sus estados de salud emperoraran, y con ello reducir las posibilidades caer en estados críticos.  

En ambas naciones, la coordinación entre autoridades, la implementación de políticas para la identificación y monitoreo de los casos, así como la participación social ha sido crucial para mantener sus tasas de mortalidad en índices muy bajos. En ello reside el aprendizaje, en la importancia de la suma de todos para mantener la salud. Todos sumamos, las acciones colaborativas son fundamentales para reducir la velocidad de contagio del covid-19 y para minimizar el impacto de este virus en el Sistema Nacional de Salud. Al quedarnos en casa y respetar las recomendaciones de las instancias sanitarias no sólo nos mantiene a salvo, sino también al hacerlo somos partícipes de una solución colectiva que demuestra corresponsabilidad y solidaridad con los grupos poblacionales que se encuentran más vulnerables ante esta pandemia.