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Día Internacional de la Mujer

En la década de los setenta hubo dos mujeres en el Senado, la Legislatura actual se encuentra integrada por 44 mujeres.

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Escrito en OPINIÓN el

El próximo domingo 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer. Sin lugar a dudas, es un momento propicio para reflexionar sobre este tema, particularmente en relación con el papel de las mujeres en el contexto político electoral de nuestro país.  

 

México ha avanzado en el tema de equidad de género, pero aún queda mucho por hacer. En el marco de la conmemoración del 104 aniversario del Día de la Mujer es necesario señalar que, es posible identificar logros en este tema, pero los cambios a nivel mundial en relación con lo que sucedía hace 104 años, no han modificado sustancialmente la condición de las mujeres en el mundo.

 

Seguimos celebrando este día, precisamente, porque no se han garantizado condiciones de equidad y mucho menos, de paridad en el mundo. Las cosas no cambiarán si la lucha por los derechos de las mujeres se ve de forma aislada y no como una lucha por la defensa y garantía de los derechos humanos.

 

En este contexto, nuestro país ha suscrito y ratificado tres importantes documentos que avalan el compromiso con los derechos humanos de las mujeres: La convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, CEDAW por sus siglas en inglés, ratificado por México el 23 de marzo de 1981; la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, Convención Belém de Pará, ratificada por México el 18 de junio y 1988 y la Declaración y Plataforma de acción de Beijing de 1995.

 

Estos tres documentos, junto con la reforma Constitucional al artículo 1, obligan a todas las autoridades y funcionarios públicos de nuestro país a interpretar y aplicar las leyes en defensa de los derechos humanos, esto es, a procurar la protección más amplia a las personas y en este marco, hacerlo con perspectiva de género.

 

Desde la primera elección en la que las mujeres participaron activa y pasivamente con su voto y además con la posibilidad de resultar electas para un cargo de elección popular, han pasado muchas cosas. En aquella primera ocasión en que participaron mujeres como candidatas, solamente 4 resultaron electas como diputadas, hoy ocupan el 37% de las curules en la cámara baja.

 

En la década de los setenta, por primera ocasión, hubo dos mujeres en el Senado. La actual Legislatura en el Senado de la República se encuentra integrada por 44 mujeres.

 

En México, la Constitución y, en materia político electoral, la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales y la Ley General de Partidos Políticos, protegen los derechos humanos de las mujeres. El problema radica en garantizar que la ley se cumpla. Desafortunadamente, con mucha frecuencia podemos atestiguar diversas formas por las que los sujetos obligados en esta materia utilizan los mecanismos a su alcance para no cumplir la ley.

 

Antes, utilizaban como pretexto los procesos de selección democrática de sus candidatos; vimos ante nuestros ojos el penoso surgimiento de las juanitas; las sustituciones de integrantes de una fórmula ya registrada por un hombre o las listas de relleno conformadas por mujeres en lugares de las listas en los que no llegarían a ocupar un cargo público.

 

Las recientes reformas legales y constitucionales han puesto las reglas claras en materia de paridad. Casos como los señalados son impedidos desde la norma. La parte que ahora debe seguir construyéndose para que la paridad sea una realidad, es hacer que la ley se cumpla.

 

Las autoridades electorales tanto administrativas como jurisdiccionales deben velar, en el ámbito de su competencia, por la protección de los derechos humanos de la mayor parte de la población de este país. La forma de resolver y de juzgar debe incorporar la perspectiva de género. Para ello, deben formarse y capacitarse a los funcionarios públicos con la finalidad de que cuenten con herramientas para aplicarla en sus resoluciones y sentencias. La violencia política contra las mujeres debe ser identificada y combatida por el Estado.

 

El derecho electoral, se construye todos los días con base en interpretaciones, criterios, sentencias y resoluciones. A partir de esta convicción es que en esta materia se han logrado avances en materia de equidad de género. Son muchas las formas en que administrativa y jurisdiccionalmente se han garantizado y protegido los derechos políticos de las mujeres.

 

Ahora, a la mitad del proceso electoral cobra mayor relevancia la vigilancia del cumplimiento de estas obligaciones a las que se encuentran sujetos los partidos políticos. El Consejo General del Instituto Nacional Electoral revisó y aprobó en meses pasados los criterios que los partidos políticos debían adoptar, de conformidad con un mandato legal, para cumplir con la paridad en el registro de sus candidaturas. Vendrá el tiempo de corroborar estos registros y de que éstos se traduzcan en curules y en espacios en órganos administrativos.

 

México es clara muestra de que lo que se dice en materia de equidad de género no se lleva a la práctica. La ley se reforma, pero las acciones para incorporar a más mujeres en los ámbitos de decisión pública con frecuencia no acompañan estos esfuerzos. La conformación de una terna integrada únicamente por hombres para nombrar al ministro faltante a causa del fallecimiento del ministro Valls, es clara muestro de ello.

 

El compromiso se reduce a declaraciones públicas que no se ven concretadas con hechos. La integración de la Corte en la que solamente hay dos mujeres, no deja lugar a dudas. Las reglas se aprueban en materias diversas, pero el poder judicial sigue intocado.

 

El Día Internacional de la Mujer debe servir para redoblar esfuerzos en materia de equidad de género. La paridad establecida en la Constitución en materia político electoral debe cumplirse en este proceso electoral. El INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación deben vigilar de cerca el cumplimiento de este principio.

 

Una sociedad que incorpore y promueva la participación de las mujeres en todos los ámbitos es una sociedad más equitativa y con mejores oportunidades de combatir la pobreza, la violencia y la desigualdad en todos los campos.

 

@C_Humphrey_J