Hemos estado hablando de las tareas encargadas a la autoridad electoral federal para las elecciones próximas a celebrarse en la República. Hoy, me referiré a algo que desde mi punto de vista resultará trascendente para la consecución del proceso electoral 2015, porque se desarrolla de forma paralela a sus tareas constitucionales y legales.
De no hacer algo los partidos políticos para revertir el desprestigio con el que cuentan, se corre el riesgo de que suceda lo que se ha repetido en los recientes procesos, es decir, que los electores se nieguen acudir a las urnas, provocando el abstencionismo que tanto daño hace a nuestra democracia, sumando además el aumento en el índice de anulación de votos con la consecuente baja de porcentaje de participación del electorado, impidiendo el cambio que todos los ciudadanos pudiéramos desear.
Los partidos políticos tienen la responsabilidad de escoger a sus candidatos de entre los más capaces y preparados para el papel que les sea asignado, lo que podría determinar que los partidos políticos sigan siendo el principal instrumento de los ciudadanos para acceder al ejercicio del poder.
Lo mismo ocurre con los que aspiren a ser candidatos independientes, deberán ser totalmente transparentes en cada una de sus acciones al momento de jugar su papel, de lo contrario, no veo, en mi opinión que tenga futuro largo esa nueva figura electoral.
Los partidos políticos deberán salir del marasmo en el que se encuentran, es decir, con acciones positivas deberán acreditar a la ciudadanía que se encuentran a la altura de la vida política que la ciudadanía les exige y no demostrar como hasta ahora, su compromiso para con ellos mismos y sus intereses particulares o de partido.
Algo importante y notorio es que, desde los acontecimientos de Ayotzinapa, los partidos políticos han estado prácticamente paralizados sin salir adelante con propuestas constructivas para la vida pública y reclamando a la autoridad electoral, situaciones que no son eminentemente electorales, aunque pudieran tener impacto en ellas.
Ante la grave crisis de credibilidad de los partidos políticos y el cuestionamiento del Estado de Derecho, es necesario que esos institutos políticos hagan una selección de propuestas y plataformas políticas trascendentes y que se apeguen a las nuevas leyes electorales. De esto dependerá que recuperen esa credibilidad hasta hoy ausente.
Además, se necesita responsabilidad de los medios de comunicación para equilibrar las notas y que la sociedad visualice con claridad que las dificultades políticas no abarcan a todas las Instituciones ni a todos los ámbitos de la vida pública.
Los medios de comunicación jugarán un papel importante para que los ciudadanos participen en el proceso electoral y para que también acudan a las urnas, dependiendo del matiz de sus notas, si las que predominen son las de violencia, incertidumbre política e inseguridad (sin negar que sí existen), los ciudadanos podrían cuestionarse la exigencia de indicaciones para ejercer sus derechos políticos durante el proceso electoral y en la misma jornada electoral.
Es necesario el equilibrio informativo para que la ciudadanía pueda contrastar los claroscuros de la vida nacional.
Es determinante también, que los partidos políticos y los candidatos independientes no rebasen el financiamiento en el tope de gastos fijado por la autoridad electoral, porque recordemos que en 2012, aproximadamente el 40% de las candidaturas rebasaron ese tope y, de repetirse esa situación, se estarían anulando una gran cantidad de candidaturas y se contribuiría otra vez, al desprestigio de las instituciones en un momento muy delicado para el país.
Dese mi punto de vista, éstos son los desafíos que más podrían afectar el proceso electoral de este año y el cumplimiento firme y razonado de la reciente reforma electoral, superándolos, se contribuirá al desarrollo tanto de la vida democrática como al desarrollo del país.