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OPINIÓN

Democracia o no democracia

Exijamos al poder público el cumplimiento de sus obligaciones constitucionales y apostemos por una mayor participación ciudadana. | Fernando Díaz Naranjo

Escrito en OPINIÓN el

En nuestro país esta instituido un sistema democrático que se caracteriza, entre otros factores, porque la ciudadanía (hombres y mujeres inscritos en un registro de electores), pueden votar en elecciones libres, plurales y con normas que permiten una participación y contienda electoral equitativa, y quienes logren el poder público por el voto mayoritario se erigen como representantes populares para velar por los intereses de esa ciudadanía.

Asimismo, nuestro país a través de su Constitución Política establece una serie de garantías para sus habitantes, que constituyen derechos fundamentales que permiten una sana convivencia en libertad, con obligaciones y derechos que el Estado esta obligado a proteger.

En nuestro sistema democrático hay apertura ideológica, es decir, no se impone alguna en particular y la población tiene toda la libertad de adherirse, si así lo desea, con la que más se identifique.

Es característico en una democracia que la norma Constitucional integre diversos mecanismos denominados de “democracia directa”, es decir, en donde la ciudadanía pueda participar en las propias decisiones de gobierno, o bien, en evaluar a sus representados como el ejercicio que probablemente tendremos en el mes de marzo de 2022 de Revocación de Mandato donde la población participante podrá expresarse sobre la permanencia o no del Presidente de la República.

No obstante, existen otros sistemas que pueden considerarse no democráticos como los regímenes autoritarios o los totalitarios. En el primer caso, si bien al menos en el aspecto formal, la ciudadanía es el ente soberano, su característica es que el grupo gobernante controla el acceso al poder y, por ende, la toma de decisiones.

En un régimen autoritario, entre otros aspectos, si bien hay libertades, éstas prevalecen en tanto no pongan en riesgo a quienes encabecen la dirección de gobierno o grupo de poder.  De igual forma, quien ostenta el poder no permite que la sociedad se involucre o en el mejor de los casos la hace medianamente sin que la opinión sea determinante para la decisión final.

En los regímenes totalitarios entre varias características, destaca que existe un solo partido o grupo con el poder con facultades prácticamente ilimitadas y, por lo mismo, toma las decisiones de gobierno sin tomar en cuenta la opinión o voluntad de la sociedad.

Sin profundizar más en las características tanto de los regímenes autoritarios y totalitarios, vale la pena señalar que en el Informe 2021 de Latinobarómetro, que mide diversos indicadores sobre regímenes democráticos y no democráticos en 17 países de Latinoamérica.  En él se hace énfasis que el 49% de los latinoamericanos apoya la democracia, un 13% el autoritarismo y un 27% manifestó su indiferencia por un régimen en particular.

Para el caso de México, en una medición elaborada por Latinobarómetro entre 1995 a 2020, se observan datos por demás interesantes.  En 1995 el apoyo a la democracia se registro en un 53% de la población, alcanzando su nivel máximo en el año 2001, con un apoyo del 63%; para 2020 dicha participación se registra en un 43%.  A esta información habría que agregar que en el periodo referido la media de indiferencia mostrado por la población en nuestro país se ubica en un 26%.

Estos resultados hacen visible que la mayoría de la ciudadanía en nuestro país prefiere un régimen democrático con las características apuntadas, es decir, un sistema basado en libertades, en donde el Estado genere las garantías para el goce de nuestros derechos y obligue a la población, de igual forma, con nuestras obligaciones.

Cualquier desviación a las características de una democracia debe preocuparnos como nación toda vez que es la ciudadanía quien debe definir el régimen y rumbo del país.

Sigamos apostando por nuestra democracia; sigámosla defendiendo; valoremos a nuestras instituciones en su justa dimensión; exijamos al poder público el cumplimiento de sus obligaciones constitucionales y apostemos por una mayor participación que consolide nuestras libertades y obligaciones.