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Del “Chapo” al topo

I.- El “Chapo”.- La caída del barón mexicano de la droga marca un antes y un después en la lucha contra la narcoactividad en México. Nadie había tenido tanta “importancia” para los jefes policiales, mandos militares y el gobierno, tanto de este país como de los Estados Unidos. Su precio: cinco millones de dólares por su cabeza

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Escrito en OPINIÓN el

En una supuesta operación “quirúrgica”, de la que se tienen pocos elementos para el análisis, Joaquín Guzmán fue recapturado 13 años después tras su fuga de un penal mexicano donde existió la complicidad de malas autoridades. Hoy su captura deja muchas dudas. Se habla de una entrega negociada tras la presencia en México, en los últimos días, del presidente de los Estados Unidos,  Barack Obama, que deslizó la urgencia de parar la sangría que genera el narcotráfico en este país con una serie de daños colaterales.

El Cártel de Sinaloa, el más poderoso imperio del narcotráfico en el mundo, podría comenzar su debacle o, en su defecto, un proceso de rearticulación, con disputas de mandos y enfrentamientos de otras organizaciones que querrán ocupar los espacios tras la salida de circulación de “El Chapo” un hombre de 56 años de edad, que en su niñez fue golpeado no sólo por su padre, sino por algo que aún lacera a los mexicanos: la pobreza.

Este hombre de un metro con sesenta centímetros de altura, bigote espeso y modales campesinos nunca se tocó el alma para hacerse del poder en el mundo de las drogas, pero a diferencia del colombiano Pablo Escobar Gaviria no se cruzó por su mente la ambición de ser presidente de la República y enrolarse en las filas de la política, como sí sucedió con el sudamericano, que marcó su caída y liquidación.

"El Chapo" Guzmán, según sus biógrafos, pudo haber sido un exitoso gerente de alguna empresa multinacional. Era una especie de “CEO” (director general) en el mundo de las drogas y movía millonarias fortunas al grado que la revista Forbes lo incluyó entre los hombres más ricos del mundo, en tanto la DEA y la Interpol encendían sus alertas y colocaban también por todo el orbe fotos del sinaloense que tenía una organización que dominaba el comercio de cocaína, heroína, marihuana y anfetaminas.

Su poderío, basado en ingresos anuales del orden de los mil millones de dólares, era tal que logró corromper a altos mandos policiales, militares, judiciales, gobernadores, alcaldes, periodistas y permeó con unos 120 túneles a la frontera de Estados Unidos, la más vigilada del mundo.

¿Qué pasará tras la caída del Chapo? Nada! Las organizaciones del narcotráfico se rearticularán y las zonas donde opera las otras bandas del crimen generarán un impacto negativo en el aspecto social y, depresivo, en lo económico, ya que las inversiones hacia las zonas donde funcionan los criminales de la droga se mantendrán a la espera de mejores vientos de cambio.

II.- El topo.- Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, torpedea desde esa posición a la democracia no sólo de su país sino del resto del continente. Con medidas retrógradas intenta frenar las protestas, encarcelar a sus opositores y socavar todo atisbo de protesta. Este topo político tiene en su contra a una masa social indignada, pero él responde con represión e infiltración de sus grupos afines y pagados para poner a su nación al borde del caos. Sólo Maduro no se da cuenta de la indignación colectiva que se concreta diariamente con protestas a los que él responde con represión. La inmadura posición de Nicolás Maduro raya en la locura –tras afirmar haber visto al fallecido gobernante Hugo Chávez, encarnado en un pajarito-.

Algo no anda bien en la cabeza de Maduro cuando asegura que Chávez suele "aparecerse" en las montañas que dominan el paisaje de Caracas. "Cada vez que veo la montaña, veo a Chávez aparecerse en la montaña, Chávez nuestro de todos los días, Chávez nuestro de todas las luchas, Chávez nuestro de todas… todas las historias, de todos los días, de todos los momentos".

Un buen día, soleado, Nicolás Maduro estaba en un estadio de béisbol de Caracas, en una de sus jornadas de "gobierno en la calle" escuchando distintas propuestas y, de pronto, calló por un momento y observó el paisaje caraqueño, en el que domina el cerro del Avila, símbolo de la capital venezolana. Volteó hacia arriba y exclamó: “Mira, mira, mira. Me está buscando el pajarito, mira, pasó por aquí. Después dicen que yo invento. Y pasó cantando. Ese pajarito está feliz porque yo estoy trabajando y hablando de estos temas".

Con un iluminado así pobre pueblo venezolano. Maduro encarna la anti-política y quiere mantener la tendencia de Hugo Chávez -quien sí leía y estaba preparado para gobernar- la ideología dominante y busca, con las alforjas llenas de dinero, neutralizar a las fuerzas opositoras y persiste en su eterno cantar en contra del sistema capitalista.

Pero hay gente que tiene el cerebro fundido como el ex astro mundial del fútbol, Diego Armando Maradona, quien dijo estar dispuesto a defender la revolución bolivariana que primero lideró su comandante Hugo Chávez y ahora Maduro. Desde Dubai le mandó su apoyo a Maduro y el pueblo venezolano, al que le pidió que "aguante" porque Chávez los acompañaba desde el cielo.

"Estamos viendo todas las mentiras que están diciendo y creando los imperialistas. Estoy dispuesto a ser un soldado de Venezuela para lo que mande, porque la verdad es que estos señores, si se les puede decir señores, dan asco", dijo Maradona hablándole a Maduro.

Así o más locos.

Twitter: @jlcastillejos