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Debatir o no debatir, he ahí el dilema

A José Antonio Meade y Ricardo Anaya ya se les queman las habas por debatir con Andrés Manuel López Obrador | Joel Hernández

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Escrito en OPINIÓN el

A José Antonio Meade y Ricardo Anaya ya se les queman las habas por debatir con Andrés Manuel López Obrador. Y lo invocan y lo provocan y le reclaman. Todo en nombre –dicen ellos– de la democracia y de la libertad de expresión.

De hecho, a la prohibición del Instituto Nacional Electoral (INE) que organiza unas elecciones sui géneris con eso de la pre-campaña-intercampaña-campaña, para encubrir los muchos meses que antes se ocupaban en estos menesteres –y que se siguen ocupando– decidió que en la inter-campaña que concluye el 29 de marzo, los candidatos no deberían llevar a cabo debates ni pedir el voto ni hablar de proyectos de gobierno y todo eso que, de todos modos hacen.

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Pues resulta que por unanimidad, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) revocó el acuerdo por el que el Consejo General del INE limitaba la realización de debates y mesas de análisis con la participación de más de un candidato.

Esta decisión fue tomada a partir de que José Antonio Meade, el candidato de la coalición Todos por México (Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Partido Nueva Alianza (PANAL)), solicitó la revocación de dicha restricción.

Así que una vez que fue revocada, ni tardos ni perezosos los candidatos opositores a AMLO —Movimiento de Reconstrucción Nacional, Morena— dijeron que ya, que estaban más que listos para debatir, debatir y debatir, esto es: ¡ya! Porque los tiempos se agotan, aunque falten meses para el día de la elección, y porque necesitan bajar del primerísimo lugar al adversario político mejor colocado en el ánimo ciudadano: López Obrador.

Las retas a AMLO

De inmediato, el domingo 11 de marzo, Ricardo Anaya, luego de registrarse como candidato de Por México al Frente (Partido Acción Nacional (PAN)-Partido de la Revolución Democrática (PRD-Movimiento Ciudadano (MC)), retó a AMLO “a un debate de ideas”.

¡A ver si tiene las ideas, el valor y los pantalones para enfrentar un debate!

Al día siguiente, el lunes 12 de marzo, José Antonio Meade le espetó a López Obrador vía twitter: “¡Ya no hay pretextos: Éntrale!”

A estas urgencias, López Obrador contesta que no, que no debatirá por ahora porque “me quieren echar montón” y que participará solo de acuerdo con el calendario establecido por el INE para los debates por la presidencia de México. Y sale con gracejos. Sabe moverse en aguas políticas desde hace muchos años.

Esto es, según el calendario del INE los debates se llevarán a cabo el 22 de abril en la Ciudad de México, el 20 de mayo en Tijuana y el 12 de junio en Mérida: tres-debates-tres. Y ahí sí tendrá que acudir. No podrá mandar ni a Tatiana Clouthier ni a Yeidckol Polevnsky en su lugar.

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A AMLO no le conviene

En realidad AMLO sabe que no le conviene debatir por ahora, por dos sencillas razones:

La primera de ellas tiene que ver con el desgaste político que esto representa y la posibilidad de que, por ahora, un debate abierto con los otros dos candidatos reduciría su nivel de aceptación, en tanto que sus márgenes con los otros dos candidatos pudieran verse dañados.

Y por otro lado, lo que todo mundo sabe:

AMLO no es un buen polemista. No es un hombre de debates en corto. Debates de ideas. Le cuesta trabajo estructurar las ideas de forma inmediata. Esto lo sabe él y lo saben sus “asesores-analistas”. AMLO es carismático, es atractivo para las masas, tiene poder de convocatoria, pero tiene dificultades para dar respuestas de contenido y no generalidades. Respuestas que pudieran dañar a sus contendientes y que le acumularan aún más aceptación ciudadana.

López Obrador lo sabe. Sabe que frente a Anaya, que tiene un “rollo interminable” saldría perdiendo; en tanto que Meade trae clavado entre pecho y espalda su tercer lugar y va dispuesto a todo para exponer a AMLO y sumar algunas preferencias, las que el presidente Peña Nieto le está urgiendo para que levante su campaña y su presencia, porque de lo contrario esto será una catástrofe para su gobierno y para su futuro como ex presidente. (De hecho ya se dice por ahí que en vista del lamentable estado de la situación priista, Peña Nieto está dispuesto a negociar con el más visible ganador de las elecciones presidenciales, a fin de que al término de su mandato tuviera la garantía de que no será perseguido, ni él ni su gente).

Y sin embargo será difícil hacer que AMLO acuda al llamado de las provocaciones por estos días. No irá por todo esto y porque simple y sencillamente está en posición de no acudir pues su fortaleza hasta ahora le da para tomar estas decisiones políticas sin mengua de su estatus primero.

Y sin embargo las campañas comenzarán el día 30, y será a partir de entonces cuando la guerra que ya está declarada entre los tres candidatos principales —independiente de los independientes que consigan registro— comenzará sus más cruentas batallas por filtraciones, por dimes y diretes y porque sabremos cosas innombrables de cada uno de los actores políticos en la lisa. Ya veremos.

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