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De las encuestas y sus resultados

En los procesos electorales las encuestas son el canal de comunicación que tienen las personas con el candidato que les busca gobernar. | Guillermo Sesma

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Escrito en OPINIÓN el

Hablar de encuestas es hablar de toma de decisiones. Si lo pensamos bien, teóricamente los sondeos sirven para describir una sociedad, detectar cambios sociales, planificar estrategias de acción, legitimar decisiones, pero sobre todo para generar participación ciudadana. 

En el caso específico de los procesos electorales, es imposible pensar en una contienda sin encuestas, ya que son el canal de comunicación que tienen las personas con el candidato que les busca gobernar. Sin embargo, el amor de cada político hacia ellas depende si los resultados los favorecen o no. 

Las encuestas no necesariamente nos reflejan la totalidad del panorama político y social, basta con observar lo que acaba de suceder de manera reciente en Estados Unidos, aunque Joe Biden ganó, se subestimaron las capacidades electorales y apoyo con el que cuenta el hoy expresidente Donald Trump. ¿Es un error de las encuestas? No necesariamente, la interpretación de dichas mediciones, así como lectura de los hallazgos que de ellas resulta, es solo una fotografía instantánea del momento, pero no de una generalidad; vaya, hay cosas que no es posible ver con el simple ejercicio de preguntar a mil personas. 

No todas las casas encuestadoras tienen el mismo prestigio, metodología o confiabilidad, eso es un hecho, pero la realidad es que todos los que nos involucramos en este tipo de procesos nos es cada vez más difícil efectuar una lectura clara del descontento social, preferencia electoral o tendencia política con los resultados que arrojan.

En México, las encuestas aparecieron por primera vez en 1988 como un recurso propagandístico que pudiera contener la avanzada electoral que las alianzas de opción de la época tenían ante un priismo desgastado y dividido. Con el tiempo, se convirtieron en indicador persuasivo e instrumento de confianza en las contiendas electorales. Este último aspecto, frente al alto consumo y uso por parte de los candidatos políticos, asumió un costo particular: la escasa credibilidad de las encuestas, provengan de donde provengan, en pocas palabras, partidos y candidatos se sobregiraron en la utilización de encuestas y hoy en día todo el mundo duda de veracidad.

Hemos iniciado ya un gigantesco proceso electoral en México. Será una contienda diferente por los cambios que la pandemia ha provocado. Prácticamente ningún partido o candidato sabe cómo hacer campaña bajo esta modalidad. Las encuestas reflejarán un determinado y momentáneo ánimo social que puede cambiar con rapidez, y que no necesariamente revela la realidad. Los resultados del pequeño proceso electoral de 2020 han impulsado a unos y decepcionado a otros, es decir, ni el priismo debería confiarse de poder llevarse el “carro completo” como sucedió en Coahuila, ni MORENA resultará vencedor en todo el país. El presidente continúa con gran aceptación dentro del electorado, con la salvedad de que en esta ocasión él no está en la boleta. 

¿Debemos confiar en las encuestas? ¿son un reflejo de la realidad nacional? Si y no. Sin duda alguna son una herramienta útil para tener un acercamiento al panorama político, pero tampoco son la panacea electoral. Lo que construye candidatos ganadores no es una encuesta ni la aceptación presidencial, sino el trabajo arduo, el buen nombre y las estrategias bien hechas y ejecutadas, no hay que olvidar que la verdadera encuesta será el próximo 6 de junio directamente en las urnas.