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De 'El Chapo' a Moreira

La caída de Moreira es un anuncio de la futura caída del PRI.

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Escrito en OPINIÓN el

No hay mucho trecho entre uno y otro. De Joaquín El Chapo Guzmán a Humberto Moreira no hay gran diferencia. Uno montó una poderosa e inexpugnable industria desde las canteras del narcotráfico y, el otro armó, desde el tinglado del poder, una mafia para blanquear dinero de procedencia oscura.

 

Uno se hizo poderoso caballero gracias a “don” dinero y el otro, llegó a ser gobernador de Coahuila de Zaragoza desde donde tejió un gran entramado que le permitió encumbrarse en el poder al amparo del cual se enriqueció. La captura de Moreira, en España, revela que en México no hubo, nunca, voluntad para meterlo preso a pesar de los aparatos de inteligencia sabían cómo se movía en terrenos poco estables de la delincuencia organizada, de cuello y corbata.

 

Aflora, de esta forma, uno de los peores pasajes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) bajo cuyo cobijo, el ex gobernador se aprovechó para agenciarse recursos que luego pretendió “lavar” en España, como si las autoridades de aquel país fueran tontas o similares a las de México.

 

Su captura, que dio la vuelta al mundo, golpean al maltrecho PRI, que no se limpia de las secuelas pasadas de corrupción, sino que más bien, en los tiempos actuales, revelan lo que siempre se supo: que es una cueva de pilluelos.

 

Duro golpe, sin duda, para el maltrecho gobierno de Enrique Peña Nieto que no da una. Hay denuncias en su contra de violaciones a los derechos humanos, enriquecimiento inexplicable, ineficacia en la administración y un deficiente manejo en la lucha contra el narcotráfico y la huida del Chapo fue la cereza del pastel que lo puso en el papel de ineficiente e idiota.

 

No han olvidado los viejos y nuevos priistas las prácticas pasadas de corrupción, autoritarismo, salvajismo político y hoy Humberto Moreira encarna el peor de los ejemplos de lo que no se debe hacer en política.

 

El moreirazo para el PRI constituye un severo golpe que le pasará la factura en las elecciones del 2018 al actual partido en el poder. Cada vez son más los mexicanos que se sienten desencantados no sólo de ese partido, sino del PAN y otros que no cumplen con las expectativas ciudadanas.

 

La caída de Moreira es un anuncio de la futura caída del PRI. Sus actos ilícitos constituyen un desastre para uno de los partidos más viejos de México. Algunos hasta pensaron que todo forma parte de una cortina de humo para que la sociedad no siga con sus críticas al errático gobierno de Peña Nieto.

 

Moreira se sumó a la lista de indeseables. Otros exgobernadores, al igual que él, están en la mira: Tomás Yarrington, de Tamaulipas, y Jorge Torres López, de Coahuila. Si hubiera realmente justicia en México otro que debiera ser procesado es el ex gobernador de Chiapas y actual cónsul de México en Orlando, Juan Sabines Guerrero por el desorden financiero en que dejó a ese empobrecido estado.

 

México tiene un grave problema: la corrupción a todos los niveles. No hay un solo estamento de la administración que esté limpio. Compras infladas, facturas elaboradas a modo y conveniencia de funcionarios para justificar gastos que no hacen, entre otras forman parte del esquema administrativo actual.

 

Lo de El Chapo Guzmán y su fuga es parte del circuito de la corrupción. El Chapo con sus drogas mata a muchos mexicanos, destruye hogares y los políticos como Moreira le restan oportunidades de crecimiento a los ciudadanos. No hay mucha diferencia entre uno y otro. Cada uno mata a su manera.

 

México está para más, para salir adelante sin estos canallas. Bien que El Chapo esté preso y muy bien que Moreira comience a pagar por lo que ha hecho, pero y los demás corruptos? Dónde está la justicia contra los saqueadores de Pemex, de la CFE, de los estados, ayuntamientos, organismos públicos, programas sociales?

 

De El Chapo a Moreira, sin duda, no hay ninguna diferencia.

 

Todos los sabemos.

 

joseluiscastillejos@gmail.com

 

@jlcastillejos