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¿De dónde vienen los políticos?

Hegel solía decir que el estado es un reflejo de la sociedad. Los pueblos tienen el gobierno que se merecen y la clase política no puede ser ni mucho peor ni mucho mejor que la sociedad que la constituye.

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Escrito en OPINIÓN el

La semana pasada escribí un poco sobre la nueva embajadora que el presidente Barack Obama pretende nombrar para nuestro país (María Echaveste) y lo que ello implica. La hipótesis central de mi colaboración fue que no importan tanto las personas, sino los asuntos. Es decir, es más relevante que pongamos atención a los temas que se están discutiendo en el ámbito institucional y de la relación bilateral entre México y Estados Unidos, más que a la personalidad del embajador en turno.

 

Por supuesto que influyen y juegan un papel relevante en la relación, pero me queda claro que no habrá un cambio sustancial en temas como la política migratoria solamente porque el embajador o embajadora en turno sugiera lo contrario.

 

Pues bien, en ese sentido, me quedé pensando en qué otros temas de ese calibre existen y recordé una discusión muy vieja que tuve cuando recién llegamos a vivir a la ciudad de Washington DC. Y este asunto fue una discusión con un mexicano que estudia su maestría en esta ciudad, la cuestión versaba sobre la política exterior de los Estados Unidos, pues un día, en una de sus materias tuvo que hacer una investigación y presentar un escrito en el que, hipotéticamente, si el alumno fuera asesor presidencial, tenía que responder a la pregunta de qué hacer con el conflicto Rusia-Ucrania y cuál debería ser el papel de Estados Unidos en dicho asunto.

 

El estudiante respondió, hipotéticamente, que Estados Unidos tendría que permanecer neutral al conflicto y no hacer nada, porque no era un asunto suyo, pero su maestra afirmó que esa no era una postura válida y tuvo que reescribir la tarea.

 

Yo me quedé pensando, tratando de descubrir el origen de ello, porque en lo personal creo que la política exterior de “no intervencionismo” es una acción de política exterior por sí misma.

 

Me viene esto a la mente porque precisamente esta semana se llevó a cabo la Asamblea General de Naciones Unidas y una gran cantidad de presidentes y mandatarios asistieron a la misma, entre ellos, el presidente Peña Nieto y el presidente Barack Obama. Inclusive se les puede ver sonrientes, uno al lado del otro.

 

Y después de ver esa imagen, cada cual con su agenda propia, y una vez hecho el análisis de los discursos y de lo que significa una organización como Naciones Unidas, me vino a la mente la discusión con el amigo mexicano, en el que para su maestra, la posición neutral no es una posición de política exterior. Y traté de pensar entonces, ¿de dónde vienen los políticos? Y me parece que la respuesta se encuentra un poco escondida, pero en realidad, no es tan complicado descubrirlo.

 

De hecho, la semana anterior estuve hablando de ello cuando describí la labor que realizan los “thinks tanks” en Estados Unidos. Lo que estas organizaciones pretenden es influir el ambiente de la opinión pública, para que entonces, cuando ésta cambie de rumbo, también lo haga la clase política. Ellos creen que se logra más modificando el sentido de la opinión pública que cabildeando con los políticos directamente.

 

En lo personal estoy totalmente de acuerdo y esto me recuerda lo que una senadora demócrata afirmó cuando votó en contra de la regulación de las armas: Dijo que en lo personal estaba en desacuerdo con que la gente pudiera comprar y portar armas en los Estados Unidos, pero que más del 98% de su distrito pensaba diferente, y que por tal razón, ella votaría de acuerdo con la opinión de sus votantes.

 

Y pasa exactamente lo mismo con el tema de la política exterior, pues especialmente para los republicanos que tienen un afán de mucho mayor intervencionismo que los demócratas, todo aquel que quiera ser candidato de dicho partido a la presidencia, no podría permanecer neutral en estos temas. Luego entonces, para ganar el voto de sus correligionarios o de los ciudadanos, lo que tiene que hacer es manifestar su postura abiertamente respecto a los conflictos mundiales, para que entonces la gente juzgue si es suficiente o si se queda corto.

 

En realidad no es que los personajes determinen por ellos mismos sus políticas y sus acciones de poder, sino que para resolver el misterio y la pregunta acerca de dónde vienen los políticos, hay que mirar a la ciudadanía.

 

Hegel solía decir que el estado es un reflejo de la sociedad. Y no le falta razón, puesto que, dicho de otra manera más coloquial, los pueblos tienen el gobierno que se merecen y la clase política no puede ser, en general, ni mucho peor ni mucho mejor que la sociedad que la constituye. Quizá los “thinks tanks” no están tan equivocados después de todo. 

 

@fedeling