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¿Cumplirán sus promesas?

¿En dónde están los personajes que lograrán recuperar la confianza perdida?

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Escrito en OPINIÓN el

Las campañas son para prometer y los gobiernos para cumplir e informar sobre los resultados de la gestión. Este principio básico de la #ComunicaciónPolítica será puesto a prueba —como nunca antes— durante los siguientes tres años.

 

El incumplimiento y la mentira generan molestia.

 

Y explican, al menos en parte, los motivos por los que la #ImagenPública de los políticos y los partidos atraviesa uno de sus peores momentos en la historia del país.

 

"Prometer no empobrece".

 

Sin embargo, existen evidencias de sobra para asegurar que hay hartazgo, desilusión, molestia y rechazo al sistema de partidos, al modelo de #ComunicaciónPolítica y la gestión gubernamental en sus tres niveles.

 

La abstención y el voto de castigo así lo corroboran.

 

La pluralidad y la llegada al poder de algunos candidatos independientes se convirtieron en otra expresión ciudadana que debe ser analizada con gran detalle.

 

La desconfianza es generalizada.

 

De acuerdo con encuestas recientes ha causado estragos en el #INE y en el concepto de democracia. Con excepción de las universidades, todas las instituciones públicas muestran una tendencia a la baja.

 

Si no hay ajustes de fondo, habrá más crisis.

 

El problema es que un alto porcentaje de las promesas de estas #Elecciones2015 no se cumplirán. ¿Quién no recuerda, por ejemplo, el costo en imagen que tuvo para Vicente Fox no haber resuelto el conflicto de Chiapas "en 15 minutos" o el de crear una Comisión de la Verdad?

 

Es cierto que muchas promesas se olvidan.

 

Más aún con la saturación comunicacional y de spots que hemos experimentado durante los años recientes. De poco servirán también las iniciativas como la de "tres de tres" y #VotoInformado para conocer mejor a nuestros candidatos.

 

El listado de propuestas y compromisos es impresionante.

 

Va desde meter a la cárcel a algunos gobernadores hasta lograr un salario digno para todos. Cómo olvidar las promesas de desaparecer el fuero, acabar con la corrupción, que el PRI deje de controlar a la policía o que le suban el sueldo a los policías municipales.

 

También nos ofrecieron la ratificación de mandato.

 

Y qué decir del gobierno itinerante, bajar impuestos, mejorar la economía familiar, un gobierno de ciudadanos, obligar a todos los hospitales a que atiendan urgencias o agua siempre en nuestras casas.

 

La cantidad y diversidad complican la sistematización.

 

En la ruta política del 2018 ya veremos cómo opera el escrutinio ciudadano. De la misma manera podremos comprobar hasta dónde se exigirá la transparencia y la rendición de cuentas.

 

Es posible que la sociedad endurezca su postura.

 

Más aún con el avance y consolidación que tendrán las #RedesSociales. Con las lecciones aprendidas en el proceso electoral en el que aún estamos inmersos, la incertidumbre es lo único de lo que podemos estar seguros.

 

Los cambios en la geografía electoral son la punta del iceberg.

 

De lo que suceda en el Congreso surgirán nuevos conflictos y áreas de oportunidad para quienes ya tienen cifradas sus esperanzas en las elecciones estatales de los próximos dos años.

 

La apuesta mayor será en la presidencial del 2018.

 

Hace unos días se apuntó Margarita Zavala. Miguel Ángel Mancera también dijo que sí le interesa. La lista crecerá en un nivel sin precedente.

 

Lo que no se ven son los cambios de fondo.

 

Muchos dicen entender el mensaje que envió la ciudadanía el pasado 7 de junio. Sin embargo, nadie está marcando las nuevas rutas que se requieren. Los conflictos siguen latentes y sin vías de solución. Todos se comunican igual que siempre.

 

La crisis de liderazgos se agrava.

 

¿Cambiará en este plazo la opinión prevaleciente en políticos, partidos e instituciones? ¿Quién o quiénes romperán el paradigma del sistema político anquilosado? ¿En dónde están los personajes que lograrán recuperar la confianza perdida?

 

La alternancia avanza a paso acelerado.

 

Pero la transición enfrenta ahora nuevos obstáculos. Para bien del país, lo deseable es que exista mayor competencia en la gestión legislativa y de gobierno entre los ganadores de esta elección. La palabra cumplida y los resultados obtenidos serán el mejor pasaporte.

 

Si así sucede, ¿lo comunicarán en forma eficaz?

 

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