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Cuidado con la incitación al odio y a la violencia

No por apoyar un proyecto político distinto somos corruptos o miembros de una mafia | Agustín Castilla

Por
Escrito en OPINIÓN el

La publicación que hiciera el periodista Ricardo Alemán de un tuiter el pasado domingo por el que se le acusa de incitar a la violencia contra Andrés Manuel López Obrador -e incluso a atentar contra el candidato presidencial-, provocó un rechazo contundente no sólo por los seguidores del candidato de la coalición “Juntos Haremos Historia”, sino también por periodistas, intelectuales, líderes políticos, sociales y en general por la opinión pública. De hecho, el hashtag #NoAlPeriodismoSicario se convirtió en unas cuantas horas en trending topic a nivel mundial.

En su defensa, Ricardo Alemán ha argumentado que la imagen en que se hacía referencia a personalidades que han sido asesinadas por sus propios fanáticos no fue de su autoría y que se trató de un retuit a través del cual únicamente buscaba alertar de esta posibilidad, pero que fue aprovechado por los “matones” al servicio de Morena con sus millones de bots para lincharlo en redes sociales a lo que calificó de fascismo. Además cuestionó que esto haya tenido como consecuencia su despido de Televisa y Canal Once puesto que el tuit se lanzó desde su cuenta personal, y en un duro artículo anunció que también daba por terminada su colaboración diaria con Milenio pues su permanencia podía resultar dañina para el periódico.

Es difícil saber cuál fue la intención del periodista -de quien por cierto son muy conocidas sus filias y fobias- y se puede discutir si la reacción y consecuencias ante su gran error fueron excesivas o no, pero me parece que este caso, que cobró mucho mayor relevancia por tratarse una figura pública, representa una buena oportunidad para llamar la atención de un tema de suma importancia para nuestra democracia e incluso para la estabilidad del país sobre el que debemos reflexionar.

Por un lado, de acuerdo a un informe sobre violencia política en México 2018 publicado por la revista Expansión, desde el 8 de septiembre en que inició formalmente el proceso electoral, se han registrado 173 agresiones a políticos de las cuales 79 derivaron en asesinatos tanto en precampaña como en campaña principalmente en los estados de Guerrero, Oaxaca, Puebla, Veracruz y el Estado de México. La mayoría de estos casos se han dado en el ámbito municipal, presumiblemente por parte de la delincuencia organizada que buscan mantener el control de sus territorios.

Pero a estos preocupantes hechos, hay que sumarle que conforme transcurre la campaña, se ha ido incubando un clima de cada vez mayor confrontación entre los simpatizantes de las distintas opciones políticas y, hay que decirlo, los candidatos y dirigentes partidistas no son ajenos a ello olvidándose de la gran responsabilidad que tienen así como de la prudencia y respeto con que se deben conducir.

Al respecto, el Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos advirtió del riesgo de que se sigan manteniendo los niveles de violencia, polarización e incertidumbre que hemos visto a lo largo de este proceso electoral, e hizo un llamado a que cerremos el paso al discurso de odio puesto que los ejercicios democráticos deben ser ocasión para encontrar vías de solución a los problemas y no “rutas rumbo a callejones sin salida de violencia, intolerancia y división”.

Debemos entender que pensar distinto no nos convierte en enemigos, que no por apoyar un proyecto político distinto somos corruptos o miembros de una mafia -como irresponsablemente lo ha sostenido López Obrador-, y que la fortaleza de nuestro país radica precisamente en su pluralidad. Evitemos que el justificado hartazgo social, se transforme en un riesgo para la convivencia social. Aquí seguiremos después del 1º de julio.

Penoso cierre de Legislatura

@agus_castilla | @OpinionLSR | @lasillarota